De Marina Abramovic a Isabelle Huppert pasando por Gaspar Noé, Omar Ayuso, Amaia y Rojuu. Lo mejor de cada casa, vamos. Del 24 al 31 de julio algunos de los artistas más destacados se han desplazado a Palma de Mallorca para celebrar la 12a edición del Atlàntida Mallorca Film Fest, es organizado por Filmin. Así ha sido y así te lo contamos.
Antes que nada, buenas noticias: el festival se ha celebrado físicamente durante 8 días, sí, pero la selección de setenta películas estará disponible online en Filmin hasta el próximo 24 de agosto, así que no hay excusa para perdérselas. Y hay varias joyitas, desde films sobre otros mundos, sueños de juventud, cantantes de trap, skaters o relaciones turbulentas o incluso incestuosas, hasta documentales que retratan la experiencia trans, la búsqueda de asilo, los trastornos alimentarios, o la vida de un falsificador de arte.
Y es que el AMFF no para de crecer y cosechar éxitos. Jaume Ripoll, director del festival, comenta que este “es el primer año con una intención muy clara de posicionarnos en el territorio nacional. La idea de que inaugure con el estreno de una peli española como Ramona, clausure con la película de Kike Maíllo, y en medio tengamos el estreno en España de Pacifiction, de Albert Serra” hacen que el Atlàntida sea, cada vez más, “un espacio donde el cine español puede darse a conocer”. “No olvidemos que el listón de los festivales, de alguna manera, y a ojos de otros festivales y cierta crítica o audiencia, depende de la cantidad de estrenos exclusivos que uno pueda tener.”
Estos tres films, por supuesto, son algunos de los platos fuertes del Atlàntida. Por un lado, Ramona, la ópera prima de Andrea Bagney protagonizada por Lourdes Hernández (algunos la recordaréis por su faceta musical como Russian Red), que retrata a una chica millennial a quien “la vida se le queda grande”, como nos decía Lourdes en una entrevista (pronto online). Está perdida y acongojada por los males de su generación, como la ansiedad que despierta un mundo hiperacelerado, la incertidumbre del futuro, o la importancia de la salud mental, pero el film los trata de una manera liviana y digerible (pero no por ella menos acertada, profunda y reflexiva).
Más difícil de digerir es Pacifiction, el nuevo largometraje de Albert Serra que llegará a las pantallas españolas en septiembre. A lo largo de sus casi 3 horas de duración, el catalán nos transporta hasta la Polinesia Francesa para adentrarnos en una historia de dejes lynchianos llena de misterios sin resolver, escenas ambiguas, y una dirección de fotografía hipnótica que hace que, a pesar de entender poco (o nada), el espectador se deleite visualmente con cada fotograma.
Otro film destacado de esta edición es Vortex, del siempre polémico Gaspar Noé, que esta vez presenta un retrato crudo y desgarrador sobre el Alzheimer, la enfermedad, la vejez y la decadencia a través de un matrimonio encarnado por el director italiano Dario Argento y la actriz francesa Françoise Lebrun. Es muy dura de ver, sí, pero de las más obligatorias.
En la otra cara de la moneda encontramos películas protagonizadas por niños y adolescentes. Pero cuán diferentes son entre todos… Ganadora del Premio a la Mejor Película de la sección oficial, Softie (título original Petite Nature) nos muestra la vida de un niño de 10 años muy espabilado: ayuda en casa, a su hermano pequeño, y entiende y sobrelleva la separación de sus padres. En cambio, en Bruno Reidal. Confesión de un asesino, ganadora del Premio de la Crítica, el protagonista de 17 años es todo lo contrario: un chico violento que lucha sin éxito por reprimir sus instintos más despiadados. Un estudio de carácter muy bien realizado sobre la violencia y la maldad (¿son innatas? Hagan sus apuestas).
A medio camino entre la adolescencia y la edad adulta también está Iván Pellicer, quien encarna a Noa en Matar a la madre, el debut como director del popular actor Omar Ayuso, que se estrena con un corto de 20 minutos. En su ópera prima detrás de las cámaras también lo acompaña La Bien Querida, ocupando el papel de señora madura en busca de encuentros sexuales con chicos jóvenes. Pero no todo es lo que parece… Dolor, arrepentimiento y culpa cierran la lista de elementos del corto.
Igual de joven es la protagonista de Coma, de Bertrand Bonello, quien dedica esta personalísima película a su hija –quien encarna a la protagonista–. Tras meses de confinamiento debido a la pandemia, Bonello hace un ejercicio de imaginación y a la vez empatía para meterse en la cabeza de una generación que, en el momento de abrir las alas, se ve encerrada por la coyuntura sanitaria mundial. ¿Cómo afectan las cuatro paredes a su propia hija? Eso intenta explorar, aunque sin llegar a ninguna conclusión definitiva, mediante una película a caballo entre lo experimental, lo documental y lo ficticio.
Para cerrar la lista de protagonistas adolescentes no podían faltar Gabriel y Joel, de Soul of a Beast, una película intensa y estremecedora galardonada con el Premio del Público, en la que los errores y secretos del pasado ven la luz del día por culpa de la traición, la desconfianza, y el desamor. También Elina, del film Heartbeast, una chica finlandesa aspirante a cantante que se ve obligada a mudarse a Francia cuando su madre decide irse con su nueva pareja. Y allí empieza todo: una historia de amor, obsesión, y un cóctel explosivo de sueños frustrados, drogas y alcohol.
Tampoco te vamos a explicar todas las pelis, no te preocupes. Pero sí remarcar una cosa: hay oferta para todos los gustos. Y la programación cuenta, además, con muchos documentales. Entre ellos, varios centrados en las vivencias de personas del colectivo LGTBIQ+. Por ejemplo, Hacia mi nombre, producido por Elliot Page, que muestra a cuatro jóvenes amigos italianos que reflexionan sobre sus transiciones de género, sus vidas, miedos y esperanzas; Mi vacío y yo, sobre el descubrimiento, desarrollo y exploración de la identidad de Rafi, la protagonista; o La guerra de Miguel, un recorrido por los traumas de Miguel Jelelaty, un hombre libanés que huyó de su país natal escapando de la persecución por ser homosexual.
Y aunque el cine sea el ingrediente principal del Atlàntida, no es el único. ¡Ojito a los conciertos! Por las tardes, en la intimidad del escenario de La Misericòrida, han pasado artistas punteras como Rita Payés, que se dio a conocer actuando con C. Tangana en la última gala de los Goya, y que trajo consigo su trombón, su madre guitarrista, y una mezcla armoniosa de jazz, fado y bossa difícil de clasificar. Y también Marina Herlop, quien abrió con una cover del opening de Ghost in the Shell, y siguió con una particular exploración de su amplio rango vocal mezclado con tecnología e instrumentos acústicos (hay quien la mete en el mismo saco de artistas como Maria Arnal, Arca o Holly Herndon, para que te hagas una idea).
Por las noches, en Ses Voltes, fueron varios artistas los que pusieron patas arriba el escenario ante un público entregado: desde el rock star Rojuu hasta el inclasificable Ortiga, pasando por el irreverente Cecilio G, Jimena Amarillo, Bejo, Meneo, Marcelo Criminal, Gala Nell, y la clausura apoteósica de Amaia. Un desfile de talento tan diverso como excepcional.
Y entre pelis y música también ha habido tiempo para charlas. En particular dos muy interesantes. Antes del documental Hacia mi nombre, un coloquio entre Pol Guasch, Març Llinàs, Miquel Missé y Mariona Borrull en el que se han discutido temas tan interesantes como el passing (de género pero también de raza, clase social u orientación sexual), la multiplicidad de realidades e identidades que engloba el paraguas de ‘lo trans’, el deseo, y la representación de las disidencias de género en el cine o la literatura, entre otros.
Para acabar, un diálogo entre Mariona Borrull y el comisario y crítico Jordi Costa antes de la proyección del documental Revelando a Muybridge, donde pusieron sobre la mesa temas como el pre-cine, la mistificación de la imagen en movimiento, la ambigüedad y el poder de la imagen, o la singularidad del propio cine como medio.
Y como anécdota final, también asistimos al último programa de la temporada de Ciberlocutorio, el podcast de Andrea Gumes y Anna Pacheco en Radio Primavera Sound en el que hablaron con Gaspar Noé, Omar Ayuso y La Bien Querida. Una hora de risas entre colegas en las que intentaron descifrar por qué Rosalía incluyó el nombre del director en la letra de TKN (“no tengo ni idea”, respondía visiblemente incrédulo Gaspar), por qué La Bien Querida no ve nunca sus propios videoclips o apariciones en series y pelis (lo odia, punto y final), o por qué Omar Ayuso ha dejado de pedir fotos a otros famosos cuando se los encuentra (resumen: Lorde lo traumatizó en el último Primavera Sound al rechazársela).
Con esta, ya van doce ediciones consecutivas de Atlàntida. Así como lo oyes. Ni la pandemia pudo frenar el tesón y esfuerzos de la organización del festival, algo de lo que el director del festival está “muy orgulloso”.
Y de cara al futuro, ¿qué podemos esperar? “Tenemos siempre los mismos miedos: la financiación y la coyuntura política” responde Jaume Ripoll. Pero también “reforzar ciertos elementos” del AMFF, como la recién estrenada sección oficial. “Creo que con los años, si persistimos en esa idea, será uno de los puntales del festival”. Pero sobre todo, un mensaje positivo hacia la industria: “Ahora mismo el cine necesita recuperar espectadores, no seguir perdiéndolos”. Y con festivales como el Atlàntida, seguro seguirá sumándolos.
El festival Atlàntida Mallorca Film Fest se puede ver online en Filmin hasta el 24 de agosto.