El cantante y cyborg Kai Landre ha abierto el desfile de Guillem Rodríguez; pero no como modelo, sino como DJ, poniendo música de fondo para la presentación del diseñador de moda, que ha acabado en una fiesta con los modelos bailando. La escena final es un buen resumen de lo que Guillem predica con Dreamboy, su colección Spring/Summer 2021: hedonismo, juventud, sexualidad, frenesí y el toque justo de narcisismo.
El punto de partida de la colección es la película de culto Pink Narcissus, de James Bidgood, una historia sobre un joven chapero que deja volar su imaginación sexual y divaga por varias fantasías sexuales durante más de una hora. En Dreamboy, Guillem Rodríguez traduce la impecable estética del film, que ha influenciado a artistas como David Lachapelle o Pierre et Gilles, en camisas pintadas a mano. De hecho, fue gracias al confinamiento que pudo reconectar con el proceso artesanal y volver a enamorarse de la moda. “Tuve la sensación de reconectar con esta parte del trabajo que normalmente se ve reducida a la fuerza por culpa de una fecha de entrega”, nos confesaba hace poco.
Además de las camisas y pañuelos pintados a mano en colores como el naranja, el morado, el amarillo, o el rosa, la colección de Guillem presenta ropa ajustadísima, realzando los cuerpos atléticos de los modelos y, muchas veces, enseñando la parte más baja del tórax (entre el ombligo y el pubis). Este sutil pero provocativo exhibicionismo se intensifica en algunos pantalones que, recordando los polémicos ‘bumsters’ de Alexander McQueen, enseñan parte del trasero. Pero como no todo es enseñar, la sensualidad de la colección Dreamboy también se extiende, por ejemplo, en la habilidad del diseñador de engañar al ojo humano con pantalones que simulan zahones (‘chaps’ en inglés), así como en la combinación de siluetas rígidas con tejidos brillantes, lo que plantea alternativas a lo que se ha considerado ‘sexy’ en chicos hasta ahora.
Además de las camisas y pañuelos pintados a mano en colores como el naranja, el morado, el amarillo, o el rosa, la colección de Guillem presenta ropa ajustadísima, realzando los cuerpos atléticos de los modelos y, muchas veces, enseñando la parte más baja del tórax (entre el ombligo y el pubis). Este sutil pero provocativo exhibicionismo se intensifica en algunos pantalones que, recordando los polémicos ‘bumsters’ de Alexander McQueen, enseñan parte del trasero. Pero como no todo es enseñar, la sensualidad de la colección Dreamboy también se extiende, por ejemplo, en la habilidad del diseñador de engañar al ojo humano con pantalones que simulan zahones (‘chaps’ en inglés), así como en la combinación de siluetas rígidas con tejidos brillantes, lo que plantea alternativas a lo que se ha considerado ‘sexy’ en chicos hasta ahora.