Perteneciente a la nueva hornada de ilustradoras feministas que han sabido hacer del lápiz un arma social y reivindicativa, ahora trabaja en el que será su primer libro infantil que saldrá el año que viene.
Después de haber encontrado en la sátira y el humor dos aliados con los que dar rienda suelta a su imaginación, Roberta comenzó a materializar su colorido universo creativo en forma de irreverentes personajes comestibles. ¡Socorro!, su primera novela gráfica –y a la que dedicó nada más y nada menos que cuatro años– acabó por convertirse en el punto de encuentro de todas sus criaturas. Entre ellas, Pepperoni Boy; una porción de pizza víctima de la precariedad. Inspirada por las series de animación de los noventa, la ilustradora criada entre pinceles y acuarelas se decanta por lo analógico, a la vez que confiesa pasar olímpicamente de los haters que deambulan por las redes sociales. “Yo si quiero rajar, rajo con mis amigos”.