Hay marcas que trabajan incansablemente por exaltar una idea o defender una causa. En el caso de Emeerree, el reclamo surge de forma natural sin responder a un propósito concreto. Las personas inquietas ávidas de riesgo y unicidad constituyen el punto de partida. A partir de ahí, el proceso fluye orgánicamente desembocando en propuestas que apuestan por la sostenibilidad y la libertad más absoluta. Todas ellas abordadas desde un denominador común: el sentimiento.
¿Tiene sentido la dirección que ha tomado la moda en los últimos tiempos? Aarón Moreno, alma máter de Emeerree, tiene serias dudas al respecto. En un panorama definido por la rigidez de calendarios, el ritmo vertiginoso de presentaciones y el consumo masivo como respuesta a una sociedad que exige verse distinta cada día, esta joven firma madrileña pone los fallos del sistema sobre la mesa. Alargar la vida útil de las prendas, favorecer las sinergias entre compañeros de profesión o respetar los tiempos creativos y productivos son algunas de las soluciones que propone. Respuestas a un complejo interrogante que se vuelven tangibles a través de prendas deconstruidas, reflejo de una nueva generación que se cuestiona el régimen imperante.
Al escuchar ‘Emeerree’, lo primero que hice fue pensar en las iniciales M.R. Sin embargo, tu nombre es Aarón. ¿Quién se esconde detrás de Emeerree? ¿Qué te llevó a decantarte por este nombre?
El proceso de dar con el nombre no fue nada fácil y estuve mucho tiempo con la mosca detrás de la oreja una vez la colección estaba prácticamente terminada. Pero el nombre de la marca es eso, M.R, que son las iniciales de mis apellidos. Hice cien mil variaciones super complejas y al final la idea del nombre me la dieron mis amigos sin darse cuenta. Emeerree me sonaba directo y fluido, incluso pegadizo.
Remontémonos a noviembre de 2019. Emeerree se presenta en redes sociales, con una primera publicación en la que vemos a una modelo de aspecto andrógino luciendo una camiseta blanca de tirantes y un pantalón de flecos negro. ¿Por qué decidiste apostar por esta instantánea como carta de presentación?
Puesto que iba a ser el primer lookbook de Emeerree, quería que el carácter de la colección se mostrase a través de un perfil de modelo concreto. Un modelo que homogeneizase todo el concepto, creando un grupo de individuos con una estética marcada que pudieran evocar y sugerir una historia detrás ellos. Podríamos haber hecho la presentación con cualquiera de los que estuvieron ese día, puesto que la única premisa que di al hacer el casting era que buscábamos gente rapada. En cuanto a esa primera foto que mencionas, no se buscaba hacer una reivindicación como tal. Todos tenían libertad de posar de la manera que estuvieran cómodos, mostrando su físico de la manera que más les gustase.
La protagonista de esta imagen tiene vello en las axilas. Lejos de esconderlo o disimularlo, lo muestra sin ningún tipo de tapujos. Toda una declaración de intenciones, teniendo en cuenta que la depilación femenina sigue siendo una constante (o una imposición, según se mire) en el sector de la moda. ¿Sobre qué valores se sustenta tu firma?
No se presentó como forma de reclamo. Es algo que está completamente asimilado, tanto por mi parte como por mi círculo más cercano. Aún así, el hecho de que esté presente me parece una buena forma de contribuir a naturalizarlo.
El cuestionamiento de los cánones estéticos es una constante en tu trabajo ¿Qué valor concedes a las opiniones ajenas a la hora de crear? ¿Te guían en el desarrollo de tus propuestas, o emprendes un camino exento de cualquier tipo de sugerencia?
Soy un pesado, mis amigos tienen que estar cansadísimos de mí. Les cuento y les enseño todo siempre y me gusta mucho recibir su feedback. Al final, siento que son los representantes del público a quien me intento acercar, y saber su opinión siempre me ayuda mucho. Charlito, Luzia y Adri siempre están involucrados en todo el proceso de manera indirecta.
Imagino que tu trabajo, además de haber recibido muy buenas críticas, ha despertado opiniones negativas y reprobaciones. Todo aquello que conlleva una novedad y una ruptura de esquemas tiende a suscitar ambas reacciones.
De momento solo me han llegado comentarios positivos, pero entiendo que siempre habrá un sector en el que simplemente no encaje. Por ahora, creo que es algo a lo que no debo dar mayor importancia.
Presentaste tu candidatura a Samsung Ego de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid cuando tu marca aún no había cumplido un año de vida. ¿Sentías que había llegado el momento de desvelar públicamente tu proyecto?
Quizás no fuese la manera de hacerlo, pero era lo que me apetecía. Lo intenté y el proceso fue muy divertido. Gracias a esta experiencia pude enfocar la marca hasta llegar a lo que es ahora.
Uno de los requisitos para que la propuesta pase a ser valorada es incluir un mínimo de veinte o veinticinco looks en el dossier de candidatura. Todo un reto para una firma emergente. ¿Cómo afrontaste este desafío mayúsculo?
Era un proyecto muy grande. El hecho de llevar yo solo todo el proceso de producción es duro. Pero es cierto que, a su vez, estar en todas las fases de creación de una prenda me permite conocer desde dentro lo que hago, enriqueciendo así mis criterios y conocimientos a la hora de diseñar, del mismo modo que identifico las limitaciones a las que me enfrento.
El proyecto finalmente no resultó seleccionado. ¿Cómo recibiste la noticia?
Estaba abierto a que mi propuesta fuera aceptada o rechazada, y eso no me condicionaba a seguir con esto. No siento que sea algo negativo. Me presenté a un concurso y no fui seleccionado, da igual.
Muchos creadores españoles han visto cómo les cerraban las puertas de los grandes eventos de la moda nacional. Y son muchos los que han conseguido levantarse, ya sea insistiendo u optando por otras alternativas. ¿Decidiste optar por otros formatos o plataformas ante la negativa de la organización?
Después de Samsung Ego, y una vez había creado una identidad de marca, sentí que todo se había vuelto más tangible. Me puse en marcha con la colección Denim, la cual constituiría la primera imagen que la gente tendría de mi firma. Opté por presentar Emeerree en redes sociales, concretamente en Instagram. A raíz de esa primera cápsula, he seguido enfocado en crear contenido a través de campañas, editoriales y otras colaboraciones. Hoy en día hay una gran comunidad de creativos que nos valemos de las redes sociales para desarrollar nuestros proyectos, a la vez que intercambiamos y colaboramos entre nosotros.
Drops, colecciones cápsula, editoriales… Desde el lanzamiento de tu primera colección, has ido apostando por distintos conceptos a la hora de dar a conocer tus propuestas. ¿Responden a una estrategia global de marca? ¿Tiene sentido el calendario de temporadas establecido por la industria?
Organizo los lanzamientos ajeno a las temporadas, tanteando el ritmo que quiero dar a la marca –pero también condicionado por la duración del proceso creativo. Así que no, no estoy siguiendo ningún calendario, puesto que a día de hoy no tiene sentido llevar ese ritmo tan rápido. Menos aún en el contexto actual, que indiscutiblemente está cambiando el rumbo de la moda. Algo que es bastante necesario.
Háblanos de las colecciones que has presentado hasta la fecha. ¿Hay algo que tengan en común todas ellas?
Podría tratar al segundo lanzamiento como la evolución del primero. El principal hilo conductor ha sido el vaquero, pero también hay una serie de ideas que se ven reflejadas en ambas colecciones como el uso de formas orgánicas, la reutilización de materiales y la superposición de elementos. Siempre parto de prendas confeccionadas, y al fusionarlas surgen piezas totalmente nuevas.
ManéMané, María ke Fisherman, Chromosome Residence, o incluso la francesa Marine Serre. Percibo en tu trabajo muchos rasgos en común con estas firmas, todas ellas pertenecientes a la generación más transgresora de la última década. ¿En qué te inspiras a la hora de crear?
Es inevitable que compartamos similitudes. Son marcas pertenecientes a la actualidad y me interesan a nivel personal. Mi forma de trabajar hasta ahora ha sido generando un imaginario en base al público al que me dirijo. Siempre me imagino una persona que busca arriesgarse, inquieta, que quiere diferenciarse del resto. Cuando encuentro el concepto del que va a partir la colección, creo un universo alrededor de él y construyo un imaginario concreto, que es lo que va a diferenciar la propuesta. Esta última colección se llama The Butcher (El carnicero). Quería tratar la idea del despiece y enseñar a la gente, de una manera evidente, un sistema de producción sostenible a través de piezas creadas con prendas reutilizadas.
Además de la fluidez de género, los tejidos reciclados están muy presentes en tu obra. Materiales que, con toda probabilidad, seguirán ganando terreno en los próximos tiempos tal y como advierten los expertos. ¿Qué papel juegan la sostenibilidad y la reutilización en Emeerree?
Trato de producir todos los prototipos con retales que tengo por casa, excedentes de tejidos de algunas tiendas; pero casi siempre apuesto por reutilizar ropa de segunda mano. De esta manera siento que alargo la vida útil de una prenda de nuestro armario. Actualmente estoy tratando de buscar la forma de producir y ser sostenible a la vez, pero necesito encontrar la manera de obtener los materiales y ser fiel a la pieza inicial dentro de mis posibilidades. Creo que producir bajo la demanda de la gente y no crear excedentes es una de las maneras más viables.
Distintos cuerpos, razas, edades… tu casting de modelos es innegablemente inclusivo y plural. Si bien la moda ha avanzado positivamente en este sentido, aún existen detractores que miran con recelo esta tendencia. ¿Qué opinión tienes al respecto?
Es mi forma natural de trabajar, forma parte de mí. No intento reivindicar nada. Mis amigos y yo hacemos siempre el casting con gente que tenemos cerca y con la que nos apetece trabajar. He estado durante mucho tiempo trabajando en una tienda donde se limitaban a un perfil muy concreto de clienta. Quizás por esto es por lo que quiero apostar por perfiles sin tener en cuenta tantas tonterías.
La creatividad es un requisito imprescindible para todo joven diseñador. Al igual que lo es la comercialización y las ventas. ¿En qué punto se encuentra Emeerree? ¿Cuentas con una página web y un e-commerce?
Emeerree está madurando y aprendiendo poco a poco, y yo quiero disfrutar de todo esto sin perderme nada. Todavía no hay página web. Ahora mismo estoy pensando cómo desarrollarla y en todo el contenido que quiero que tenga, así que podría decir que está de camino. En cuanto a la venta, estoy seguro de que se producirá una vez dé con un producto final de calidad y que sea sostenible en su producción. No comenzará hasta que no sea el momento.
Y para acabar, ¿hacia dónde te gustaría dirigir tu proyecto en los próximos tiempos?
Me gustaría seguir dando pasos poco a poco, sobre seguro. Seguir creando todo el contenido para redes y editoriales, que para mí es la parte más divertida del proceso. Pero también acercar nuestro producto al público a través de la venta. Con empezar a vender en España de momento me conformo, pero me encantaría abrir tienda online y aproximarme al público internacional.