Manémané lo inventó mi hermano gemelo sin darse cuenta. Quiero que Manémané sea el nombre de una marca donde un equipo creativo trabaje por colecciones, y donde lo más importante sea la moda y no la persona.
En esta profesión nunca se termina de estudiar y evolucionar, por lo tanto es un honor para mí poder aprender de los mejores.
Empecé con ropa de mujer sin planteármelo, pero no cierro las puertas a diseñar hombre.
Tenemos la suerte de producir en Madrid y estar completamente pendientes de todo el proceso. Controlamos al mínimo detalle la producción de cada prenda. Para nosotros es muy importante que las prendas se hagan tal y como nosotros queremos.
Podríamos decir que la esencia de Manémané es hacer prendas que las mujeres pueden decidir utilizar por sí mismas, sin prejuicios ni condicionantes externos.
Siempre hay que tener los ojos bien abiertos, pero la creatividad llega cuando has echado muchas horas de trabajo.
Decidimos plantearla en torno a un escenario, el circo, que era la excusa perfecta para inventar personajes que pudieran vivir en él.
Suelo trabajar a través del estilismo porque es una parte de la moda que me interesa mucho y que disfruto al máximo.
Estoy encantado de poder colaborar con otros compañeros y otras disciplinas artísticas.
Podría decir que la música y la moda son mí día a día. Puedo perder muchas horas investigando música nueva, letras y melodía.
Me he traído las pilas cargadas para trabajar en moda al menos hasta mi siguiente viaje. Nueva York es una ciudad donde la energía fashion se vive en las calles, en las tiendas y esto da mucho ánimo.
Estamos hablando con algún punto de venta en Nueva York para introducir nuestras próximas colecciones.
Sólo puedo decir que será diferente, pero será Manémané.







