Madrid-Barcelona, Barcelona-Madrid. La escena creativa española parece apoyar todo su peso sobre dos vértebras que apenas dejan espacio para el desarrollo de otros epicentros artísticos. Marcas de moda que, tras intentarlo en sus ciudades de origen, se ven obligadas a migrar su incipiente negocio a la gran ciudad; creativos que, de no estar en una gran urbe, se sienten desconectados, o incluso olvidados. Pero este paradigma que parece mirar solo en dos direcciones está cambiando, y proyectos como DiseñaFest, que pudimos hemos podido en primera persona, lo demuestran.
Este festival de moda y diseño organizado por la Escuela Superior de Diseño de Aragón ejemplifica a la perfección la necesidad de deslocalizar el panorama artístico español y sacarlo de las dos principales ciudades que tienden a concentrarlo todo. Como si de un monopolio se tratara, la influencia del tándem Madrid-Barcelona ahoga, de alguna manera, todas aquellas iniciativas que surgen en otras rincones de nuestro país con el objetivo último de conectar a la industria, no solo a aquellos que ya están dentro sino también a todos aquellos que están deseando formar parte de ella, y reclamar el espacio que les pertenece.
Un espacio al que le acompañan muchas voces que tienen mucho que decir en la escena creativa del mañana. Estudiantes, profesores y una interesante selección de perfiles invitados por ESDA se dieron cita hace unos días en la segunda edición de este proyecto tan humilde como inteligente. Un cartel con algunos de los nombres más destacados en el diseño y la moda actual daban la bienvenida a un festival liderado por el propio equipo docente de la escuela y posible gracias a la implicación y el trabajo de muchos de sus alumnos, que durante dos días nos regaló no solo conocimiento sino también optimismo, consejos que poner en práctica y una enorme dosis de realidad.
A través de varias charlas, el salón de actos y las distintas instalaciones de la Escuela Superior de Diseño de Aragón se inundaron de una energía arrolladora, capaz de despertar el entusiasmo de cualquiera, con la que me atrevería a decir que a todos los presentes nos dieron ganas de emprender un nuevo proyecto. Los talleres y las ponencias mostraron la cara más amarga de esta industria a través de experiencias personales, reales, presentadas sin filtro; algo muy necesario en un sector que peca a veces de un exceso de edulcorante en la superficie. Pero también alentó a todos los jóvenes que escuchaban con atención a perseguir sus sueños y a no rendirse.
Casa Antillón abría la primera jornada con una charla de lo más inspiradora. El colectivo artístico madrileño (casi al completo) nos guiaba en una ponencia convertida en viaje sensorial estructurada en tres actos: misterio, evocación, diseño. Mientras reconocían que aprovechaban estas charlas para poner orden en su propio proyecto, con el que han llegado a firmar escaparates para marcas como Hermès, nosotros nos empapábamos de una forma única de ver el mundo. Haciendo de la casa el eje central de su trabajo, todavía recordamos sus primeros pasos en CasaBanchel, cuando sus proyectos novedosos, que acabarían posicionando a este grupo de profesionales y amigos en lo más alto del panorama creativo español, empezaban a hacer ruido.
En la segunda y última jornada del festival, teníamos apuntadas en la agenda dos paradas obligadas. Por un lado, la conferencia de Ernesto Naranjo, uno de los diseñadores españoles más brillantes de la actualidad cuyas palabras siempre inspiran a la vez que sacan alguna que otra sonrisa; por el otro, la masterclass de Pablo Erroz, en cuyo desfile, presentado en el marco de MBFWM, estuvimos hace apenas unas semanas. Dos de los diseñadores de moda con más discurso, al que acompaña un trabajo exquisito, reunidos en Zaragoza para compartir sus vivencias y contarnos cómo han llegado hasta donde están ahora.
Naranjo, quien se presenta como un andaluz un poco extraño, se remontó a sus inicios, a su etapa en Margiela, donde trabajó mano a mano con John Galliano )con quien todavía mantiene contacto y a quien le envía por mail aquellas colecciones, solo de las que se siente orgulloso, en búsqueda de su preciado feedback). De su amistad inquebrantable con la también diseñadora Paula Cánovas del Vas a su próxima presentación en la 080 Barcelona Fashion, el creativo dio una clase magistral, en mayúsculas, en la que aprovechó para reivindicar tres valores clave: la humildad, la constancia y el esfuerzo.
Erroz abría las conferencias de la tarde y ya nos avisaba de que él era de los que prefería la información concisa, sintetizada en pocas palabras con alto poder de impacto en la audiencia. Evitando irse por las ramas, el diseñador mallorquín, quien nos reveló que le encantaría vestir a C. Tangana, volvió a demostrar que si es capaz de resumir es porque conoce a la perfección su proyecto y no hay por donde pillarle. Ya lo decíamos en la crónica de su último desfile: Pablo encarna la mente del creativo transversal que, sin miedo al mundo de la empresa y los negocios, sabe a quién se dirige, cuáles son sus valores y, por lo tanto, cuál es el mensaje que quiere lanzar con su proyecto multidisciplinar. Pocas palabras, mucho efecto.
En DiseñaFest, donde nosotros también tuvimos la oportunidad de subirnos al escenario para hablar del panorama de la comunicación de moda y diseño actual, reivindicar el papel de las revistas independientes y celebrar todos aquellos formatos que han surgido en los últimos tiempos y que ayudan, de una forma dinámica y didáctica, a poner un poco de orden entre tanto ruido que inunda las redes sociales, nos encontramos con diseñadores como Iván Royo, experto en moda 3D e innovación tecnológica aplicada a moda, quien ofreció un estupendo workshop, y con perfiles destacados del mundo del diseño como Foster+Partners, Annamaria Anderloni o Clap Studio.
Todavía no sabemos quiénes serán los invitados en su próxima edición, pero DiseñaFest promete seguir poniendo a Zaragoza en el mapa.
