Era primavera de 2015 y Palomo Spain nacía como marca. Desde entonces no le hemos quitado el ojo de encima al trabajo de Alejandro: desde cuando le entrevistamos en abril de 2016, justo cuando presentó su segunda colección y ya despuntaba como un talento al que no perder de pista, hasta cuando celebramos junto a él la apertura de la tienda Elevastor en París este pasado mes de marzo, o cuando le publicamos en el número METAL 36, centrado en la vorágine de inmediatez, novedad y cambios en la que estamos sumergidos.
La trayectoria de esta marca andaluza ha sido corta pero intensa. “El camino hasta aquí en estos pocos años ha sido muy fructífero y hemos podido construir una identidad de marca que refleja a la perfección el sueño que imaginé cuando decidí empezar Palomo Spain”, afirma Alejandro. Ese sueño comenzó en Posadas, un municipio de la provincia de Córdoba donde creció rodeado de tradición y el folclore del sur, y tomó forma en Londres, donde estudió diseño de moda. Las calles de la capital británica, su sinfín de variedad y diversidad, las posibilidades infinitas a nivel cultural y artístico, el estilo de la gente, y la mezcla de culturas, y su trabajo en Liberty tratando con piezas únicas le encauzaron hacia ese río que es la industria de la moda.