Artistas de la talla de Nathy Peluso, La Zowi o Mafalda, se han visto seducidas por ese espíritu transgresor e irremediablemente sexy, que rebosa en cada uno de sus tops o vestidos. El reto de superar el primer año de vida en el mercado era complicado, pero ha sido logrado con éxito y Franco viene con los deberes bien hechos: “Con Destiny, la primera colección, he aprendido a ver las cosas de otra manera, a disfrutarlas y hacer lo que realmente me gusta. Y no seguir un patrón de lo que tengo que hacer. Con esta colección me he divertido más que con la anterior. Creo que el tener una marca es para disfrutarla y pasarlo bien creando la colección”.
Eso se nota, porque Franco parece haber alcanzado un nuevo nivel estético, marcado por unos looks más glamorosos y extremos, donde los tonos oscuros y las siluetas atrevidas son los principales protagonistas. Las encargadas de dar vida al prototipo de mujer de Crack Studio, que recuerdan a unas míticas Pamela Anderson o Juliette Lewis, han sido las modelos y artistas, Maddi Aguilar y Mimz Canela: “Decidí escoger de nuevo a Mimz Canela porque creo que representa bastante a la marca y la defiende por completo, mi idea es contar con ella siempre. Pero también andaba buscando a una segunda modelo e Isabella Ching, la maquilladora, me habló de Maddi y decidí optar por otro tipo de perfil y creo que el conjunto a quedado bastante potente”.
De eso no hay duda. Franco es ambicioso, tiene muy claro lo que quiere y cómo lo quiere conseguir: “Con este Drop2 lo que quiero es posicionar más la marca y poder ampliar el equipo. Mi intención es como para septiembre tener el Drop3 y una colección especial de venta”. Es un hecho, Crack Studio viene a por todas.