Raquel Quevedo lleva largos años investigando acerca de la realidad, la memoria, el gusto, el universo digital y el tiempo, abrazando la libertad expresiva, el gesto y la experimentación, sin miedo al error. Hoy presentamos su nueva exposición Fluid Crust Surgery, una instalación en streaming que presenta cien esculturas, además de un libro, y están disponibles en la web de la galería Etage Projects de Copenhague hasta mediados de junio. En ella se une lo matérico con escritos sobre el trabajo y el concepto del proyecto de la artista, donde convergen conversaciones con inteligencia artificial, ensayos y relatos de ciencia ficción.
El descubrimiento de una fusión planta-animal le abre un nuevo enfoque creativo. Se trata de una babosa verde llamada comúnmente esmeralda oriental, la Elysia chlorotica, que ha evolucionado hasta imitar la función, la forma y el color de una hoja para aprovechar la luz solar. Un híbrido que abre un nuevo camino para replantear la supervivencia del ser humano independientemente de la extracción, la depredación o la producción en masa. Estos animales verdes podrían propiciar revolucionarios pensamientos e ideas creativas hacia nuevas formas de relaciones simbióticas de los seres humanos con otras criaturas, pudiendo imaginar una no dependencia a la extracción de recursos limitados.
Fluid Crust Surgery utiliza la materia en una suerte de relación simbiótica entre el ser humano y el objeto, estirándola en sus múltiples formas, ideas, imágenes y renders. La materia consigue generar más en otros contextos de tiempo y espacio, y se multiplica. De esta manera consigue incluso presentarse como una construcción de lo natural, una fuente de energía y una imagen virtual. La artista ha construido la instalación extrayendo datos de sus dimensiones físicas y virtuales, trabajando desde una lógica de extracción anticapitalista, y los ha unido con otros datos generados por las tecnologías digitales, el lenguaje visual y la ciencia. Este proceso usa asociaciones ficticias y fantasía, mediante una desconexión físico-virtual en procedimientos y formas. Así, añade nuevas capas al conjunto escénico a través de palabras y elementos disyuntivos.
La exposición se materializa con la propuesta de un itinerario tentacular a través de paisajes extractivos. A través de estos escenarios híbridos es donde se crea una red de materia-datos, una malla de deformación a mediante la cual llegamos a experimentar la materia y su naturaleza, consiguiendo que las piezas hablen de crecimiento y fragilidad, así como de anclaje y flexibilidad o de la relación objeto-naturaleza/cultura-humano. Puede llegar a funcionar como metáfora del desarrollo. Podemos decir que las esculturas y elementos reales y corpóreos se encuentran en estado de emergencia, bajo los signos de transformación del paso del tiempo y del clima o de la acción humana.
Con una estética de ciencia ficción y horror vacui, las obras parecen emerger de un planeta vecino. La muestra enfatiza el impacto de las tecnologías digitales en los procesos de creación así como en su posterior percepción y anclaje en la memoria. Temas que la artista ya ha trabajado antes, como podemos ver en su exposición Money Makes me Ugly, Mickey Makes me Happy, donde trabajó los objetos a través de sus propias fotografías.
Vivir en las ruinas del capitalismo es lo que permite otra red cibernética, un simulacro de laboratorio o un entorno especulativo. Y en este entorno, Quevedo propone reconectar los conceptos de materia, organismo, ciencia, lo natural, naturaleza, ecosistema, paisaje, territorio, energía, subsistencia, extracción, datos y activos. A través de ellos, se dibujan nuevas narrativas a la luz de la interpelación de lo humano, lo objetual y lo natural en el contexto social y cultural actual.
Fluid Crust Surgery utiliza la materia en una suerte de relación simbiótica entre el ser humano y el objeto, estirándola en sus múltiples formas, ideas, imágenes y renders. La materia consigue generar más en otros contextos de tiempo y espacio, y se multiplica. De esta manera consigue incluso presentarse como una construcción de lo natural, una fuente de energía y una imagen virtual. La artista ha construido la instalación extrayendo datos de sus dimensiones físicas y virtuales, trabajando desde una lógica de extracción anticapitalista, y los ha unido con otros datos generados por las tecnologías digitales, el lenguaje visual y la ciencia. Este proceso usa asociaciones ficticias y fantasía, mediante una desconexión físico-virtual en procedimientos y formas. Así, añade nuevas capas al conjunto escénico a través de palabras y elementos disyuntivos.
La exposición se materializa con la propuesta de un itinerario tentacular a través de paisajes extractivos. A través de estos escenarios híbridos es donde se crea una red de materia-datos, una malla de deformación a mediante la cual llegamos a experimentar la materia y su naturaleza, consiguiendo que las piezas hablen de crecimiento y fragilidad, así como de anclaje y flexibilidad o de la relación objeto-naturaleza/cultura-humano. Puede llegar a funcionar como metáfora del desarrollo. Podemos decir que las esculturas y elementos reales y corpóreos se encuentran en estado de emergencia, bajo los signos de transformación del paso del tiempo y del clima o de la acción humana.
Con una estética de ciencia ficción y horror vacui, las obras parecen emerger de un planeta vecino. La muestra enfatiza el impacto de las tecnologías digitales en los procesos de creación así como en su posterior percepción y anclaje en la memoria. Temas que la artista ya ha trabajado antes, como podemos ver en su exposición Money Makes me Ugly, Mickey Makes me Happy, donde trabajó los objetos a través de sus propias fotografías.
Vivir en las ruinas del capitalismo es lo que permite otra red cibernética, un simulacro de laboratorio o un entorno especulativo. Y en este entorno, Quevedo propone reconectar los conceptos de materia, organismo, ciencia, lo natural, naturaleza, ecosistema, paisaje, territorio, energía, subsistencia, extracción, datos y activos. A través de ellos, se dibujan nuevas narrativas a la luz de la interpelación de lo humano, lo objetual y lo natural en el contexto social y cultural actual.