Hermanos, manos, o hermanicos; da igual la nomenclatura, lo que importa es lo que sienten. Los filmmakers Rogelio González y Santos Bacana se conocieron en el aeropuerto de Las Vegas, y a las pocas horas, estaban entrando a la habitación de C. Tangana con algunas langostas y unas strippers para rodar un videoclip. El resultado, seguramente, ya lo habrás visto.
Pero los vídeos no lo son todo. Roge los describe como “una forma más de expresar nuestra creatividad”, que resulta ser la que mejor se les da “porque es la que más hemos explotado”. Solo hace falta ver algunos de sus éxitos, como Para repartir, el último videoclip de Pucho rodado en Cuba, y otros proyectos más personales, como Santos, un retrato íntimo de sus experiencias como filmmakers que van a la tierra prometida, los Estados Unidos, a seguir trabajando, creciendo, aprendiendo y, sobre todo, disfrutando.

Ahora mismo tienen varios proyectos entre manos, casi todos relacionados con el medio audiovisual pero no siempre detrás de una cámara dirigiendo. Uno de ellos es Little Spain LA, todavía rodeado de un secretismo férreo, que definen como ‘muvi’ (así, tal cual) porque quieren que “abarque más disciplinas y espacios que una productora”; tiempo al tiempo. Y de por medio, papeles como actor en un corto o el sueño de rodar una ficción. Entre risas y anécdotas conocemos a dos de los directores más prometedores del momento.
No sois hermanos biológicamente hablando, pero os llamáis ‘brother’ entre vosotros. ¿Cómo os conocisteis? ¿De dónde surge esta amistad?
Roge: Más que brother nos llamamos hermano, mano, hermanico. Pucho a veces dice ‘brojki’. Nos conocimos en el aeropuerto de Las Vegas.
Santos: Eso físicamente, pero nos conocimos unas semanas antes por Instagram. Entre todas mis fotos de Los Ángeles, Roge se fijó en una donde aparezco frente al edificio Intempo, en Benidorm. Me dijo, ‘tú, esa es mi zona, ¿que haces ahí?’ Se puede decir que nuestra amistad surgió gracias al burbujeo levantino.
Roge: Le imaginaba más alto antes de verle. 
De raíces españolas y, sin embargo, Estados Unidos os ha robado el corazón. ¿De qué manera ha influido la cultura de ese país en vuestras creaciones y en vosotros a nivel personal? ¿Qué os sugieren el ambiente, la cultura, el estilo de vida, etc.?
Santos: La cultura americana nos ha enseñado a pensar más en el $. Aquí vemos un lienzo, pero el arte y los pinceles los traemos todo de casa. Lo angelino es a día de hoy muy representativo de lo global y a nosotros nos gusta hacer converger este universo con el nuestro.
Vuestro trabajo se caracteriza también por seguir una estética vintage inspirada en los años 70. Pero vosotros no vivisteis esa década. ¿Qué relación tenéis con esa época? ¿Es nostalgia? ¿Cómo traéis la imagen y los valores de la década a lo contemporáneo, a lo que hacéis en 2019?
Roge: Yo no diría exactamente inspirada en los 70. Nos fijamos en lo clásico, como en los chascarrillos de las conversaciones de bar de pueblo. A la vez, a mí me inspiran mucho los 80 y los 90 españoles. En Santos vi una conexión instantánea en términos estéticos que no siempre podemos explotar, pero que muchas veces sale de una forma natural. Por ejemplo, cuando le retrato a él.
Santos: Todo el hervor español desde los 70 hasta la actualidad es una mina de inspiración. La esencia era más pura porque era menos internacional. Yo lo miro con nostalgia pero también con la idea de reutilizar y mezclar ideas y estéticas con elementos actuales.
Ambos sois filmmakers, pero aquí no acaba la cosa: os gusta también, en mayor o menor medida, la dirección de arte, escribir guiones, o incluso actuar. Habladnos un poco sobre vuestros gustos y talentos. ¿Con cuál de ellas os sentís más cómodos?
Roge: Creo que el video solo es una forma más de expresar nuestra creatividad. La que mejor se nos da porque es la que más hemos explotado. Yo he tirado mil fotos siempre, aunque bastante malas, pero he podido poner la cámara delante de mucha gente a la que a veces no es fácil conseguir. Creo que mi mayor talento sería ese, marear a la gente para que se sienta cómoda en situaciones varias.
Santos: Con el palique, ahí es donde se ganan todas las batalla (risas). En verdad el highlight del año ha sido ponerme delante de la cámara. Ahora me apetece actuar, pero donde más cómodo me siento es escribiendo –guiones, poemas o canciones. Me encanta cualquier cosa que sale de una cabeza, parece que no van a ningún lado y termina materializándose. Dirigir me flipa, cada vez lo hago más, pero siempre termina estresándome.
Roge, en la mayoría de tus proyectos predomina o incluso retratas el mundo skater. ¿Qué afinidad tienes con ese deporte? Imagino que patinas, ¿cuándo empezaste? ¿Y cómo consigues combinar el skate con la producción?
Roge: Más que un deporte, siempre lo he visto como una expresión artística, solo que para expresarla se necesita hacer un trabajo físico. Lo que yo llamo patinar es quedar con mis amigos e ir rulando con el skate por la ciudad, parar y patinar el mobiliario urbano que se te pone por el camino, haciendo de ello un parque. Es como si la ciudad entera fuera un playground para niños un poco mas mayores.
También el hecho de estar en la calle todo el día interactuando con todo tipo de gente (seguridad que te echa de propiedades privadas, niños que se quedan asombrados, señoras que te gritan al pasar a su lado, otras que te preguntan como se hace eso, etc.) hace que desarrolles una especie de don para tratar con cualquier tipo de persona, y no dejar que te afecte demasiado lo que los demás piensen de ti. Esto mola aplicarlo a la industria de la producción.
Formas parte del colectivo Sevenmad, formado principalmente por chavales skaters que se unen para hacer música, hablar, crear comunidad, y más. ¿Cómo surge este proyecto y en qué consiste exactamente? ¿Qué tiene de especial para ti este colectivo?
Roge: Llegué a Madrid después de cinco años en Londres para pasar un mes o así hasta decidir cuál era mi siguiente destino. La Sevenmad es la razón por la que me quedé allí atrapado otros cinco años (de momento). Por entonces era un grupo de skaters con mucho talento creativo pero sin una visión demasiado establecida. Yo traté de apretar y hacerles confiar en todo lo que podían dar, y tres años después estábamos haciendo exposiciones, fiestas, colaboraciones, videos, etc. Ahora algunos son directores de productoras muy prestigiosas, otros son DJs pinchando en los festivales de electrónica más pioneros, otros hacen fanzines brutales. Cada vez patinamos menos con tanto lío, pero seguimos tan unidos como siempre.
Por otra lado, vemos también que has realizado otro proyecto llamado To My Mum and Dad, una fusión de fotografía, moda y cultura urbana. En tu último vídeo aparece La Zowi, un gran ejemplo de la música urbana actual. ¿Qué opinas sobre las otras musas, del auge de la cultura urbana y la creciente presencia femenina sobre los escenarios?
Roge: Bueno, To My Mum And Dad es un proyecto que se basa desde el principio en el retrato de la figura femenina. Me parece la bomba que crezca la presencia femenina, por supuesto. La Zowi fue –y es– una musa para mí, y creo que una persona así hace mucho por cambiar el juego y darle la vuelta a la visión que tenemos sobre la sexualización de la mujer. Las Chica Gang hacen un push muy potente en la escena de Madrid, que está repercutiendo en el resto de España, y eso me inspira un montón. Se lo curran mucho por defender lo que es necesario. Hemos de abrir puertas que llevan cerradas desde siempre en el mundo creativo.
Habéis colaborado con e incluso dirigido algunos de los videoclips de C. Tangana. ¿Cómo empezó todo? Santos, en la entrevista que le acabamos de hacer por el lanzamiento de Para repartir, nos ha confesado que llegaste con dos platos de langostas y cuatro strippers a su habitación en Las Vegas presentándote como el amigo de Roge.
Santos: Eso fue a la mañana siguiente de conocer a Roge en persona. La noche anterior la pasamos agobiados en el Larry Flynt’s Hustler Club tratando de buscar chicas para el vídeo. Después de seis horas ahí metidos, la sesión de casting se pudo considerar un éxito. Las langostas las conseguimos a las 8 de la mañana, una gestión fácil porque estábamos en Las Vegas. Esos ingredientes dieron pie a más de una risa y de ahí nació nuestra amistad. Luego Pucho se fue a los Latin Grammys y nosotros nos comimos las langostas con las strippers.
Roge: Fue brutal trabajar con ellas, después de rodar se quedaron con nosotros en la habitación del hotel fumando porros y contándonos cómo se pagaban la carrera bailando de stripper. Eran chicas con una motivación increíble por la vida.
También en esa entrevista nos comenta, mientras habla de varios directores con los que ha trabajado, que él acostumbra a “tocar los huevos“, aunque ya cada vez menos. ¿Cómo fue rodar con él? ¿Os habéis encontrado con casos donde vuestra libertad creativa se ve diezmada por el/la cantante/músico en cuestión? ¿Cómo se gestiona y trabaja este punto intermedio entre director, productor, y cantante?
Santos: El primer clip que dirigí para Pucho ejemplifica muy bien lo que es currar con él. Fue la bomba, una locura desde el principio. Le había ayudado a escribir Un veneno y mientras se nos hacía de día escuchándola en el estudio pensamos que necesitaba un vídeo. El problema era que él se iba a Las Vegas en dos días. Se me ocurrió una idea y tiramos para delante, pero no hubo tiempo de pensar en todos los detalles. Una vez en rodaje descubrí al Pucho co-director. Yo le puse en la terraza, en su suite del Marmont, y él me dijo, lo más cabrón sería estar aquí, pero comiéndome un plato de boloñesa. Da mucha libertad pero hay cosas que tiene muy claras. Luego, cuanto más le conoces, más aprendes a venderle tu moto. Así terminamos en Cuba.
Roge: Trabajar con Pucho es como trabajar con un especialista de efectos especiales. Todo lo que le tires lo va a hacer, y darle una vuelta más. Los técnicos en los rodajes se suelen quedar bastante boquiabiertos, no solo por cómo lo hace delante de cámara sino por cómo analiza y aporta cuando mira el monitor. Nunca dirá que está cansado de hacer tal escena aunque le hayas tenido dos horas tumbado en un charco de agua pelándose del frío. También su actitud es la bomba; tal como entra en set saluda hasta al último mono, y vacilará con absolutamente todo el mundo en el rodaje.
Estáis involucrados con Little Spain LA, una nueva productora, creo –junto a C. Tangana también. De momento no hay mucha información al respecto, así que contadnos un poco en qué consiste este proyecto y cuándo verá la luz.
Roge: Lo de la productora no es real. Siempre que nos preguntan qué es Little Spain respondemos que es una ‘muvi’.
Santos: Es una ‘muvi’ porque queremos que abarque más disciplinas y espacios que una productora. Estamos dándole forma con calma, pero Little Spain es nuestro futuro.
Pasamos a proyectos más personales o íntimos. Santos parece uno de ellos, en el que habéis dedicado, ambos, horas de trabajo y pasión. Roge, has hecho un vídeo dedicado a tu ‘hermano’ en el que explica los retos de mudarse a otro país y enfrentarse a una cultura nueva. Y tú, Santos, pasas de estar detrás de la cámara a ser protagonista de un vídeo. Pero como conoces bien al que sí que estaba detrás, supongo que habrá sido una experiencia positiva. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar juntos, ‘el uno para el otro’, por decirlo así? Es un mano a mano audiovisual casi.
Roge: Esto surgió de una forma bastante orgánica. En los dos meses que pasé en Los Ángeles el año pasado, escribí tres videoclips que nunca pudimos grabar. Santos iba a hacer la dirección de fotografía. Una noche de pedo, ya pensando que me volvería a Europa sin haber rodado nada, me di cuenta de que tenía que hacer un documental sobre mi director de fotografía y musa en aquel momento. Y rodar esto fue, a parte de los vídeos de skate, lo más divertido que he rodado nunca.
Siempre de risas, mucha impro, y cero presión –tal y como se graban los videos de skate. Luego, gracias a su lírica y las conversaciones que tuvimos aquellos dos meses, salió un guión de VO que escribió Santos que no podia ser más preciso en relación a nuestras vidas. La búsqueda del equilibrio sobre la dicotomía de un director. Es el único de mis vídeos que puedo ver treinta veces seguidas sin cansarme.
Santos: Para mí al principio fue tenso porque nunca había estado delante de la cámara y porque a Roge le interesaba un mundo que yo no había enseñado a casi nadie. La experiencia fue brutal, fue un proceso. Yo iba con una idea de mi personaje y de lo que quería mostrar, pero cuando veo el edit me doy cuenta de que Roge ya había visto el final.
¿Habrá una segunda parte con cambio de papeles, Roge frente a la cámara y Santos dirigiendo?
Santos: Pues me acabas de dar la idea, gracias. La verdad que la vida de rockstar de Rogete da para un documental de los duros.
Roge: Lo dudo.
Santos: Sería difícil, la verdad. Es el mejor enchufando una cámara pero es un cagón cuando se la enchufan a él.
Santos, Tangana dice que para él eres “una musa”, “una joyita”, y “uno de los artistas más importantes de nuestra generación”. Ahí es nada. Y ya que te ha calificado así, me gustaría saber quiénes son para ti algunos de los artistas que más te inspiran actualmente, los que crees que están destinados a hacer grandes cosas en los próximos años, y que son también ‘joyitas’. Roge, esta va para ti también, claro.
Santos: Mi novia, la Mari. Cuando me miro con perspectiva veo claramente cómo me ha influido. Todo lo que soy ahora ha nacido de un feedback y de un lenguaje que hemos ido conformando entre los dos. Yo era un poco cheesy y ella me hizo más duro. Era un poco hortera también y ella me enseñó a ser un hortera elegante. Espero que sea una gran escritora porque escribe mucho mejor que yo.
Roge: Buf, son tantas cosas que es imposible. Me inspiran las conversaciones en los afters, por ejemplo. Ahí es donde sale la verdad. Me chifla ir a comer con mis abuelos también, siempre salgo de ahí con los pies bien bajaditos a la tierra y la cabeza llena de idas que se forman a partir de la melancolía que me provocan sus historias del pasado.
Además, nos da la sensación que tienes cierta conexión con Cuba. ¿Por qué es tan importante para ti? ¿Hay otras culturas o países por los que sientas tal atracción, o donde quieras hacer proyectos creativos que, además, cumplan también una función más personal?
Santos: Para mí, Cuba es el súmmum. Es donde converge todo lo que me gusta –música, arquitectura, buena gente y buen beber. Todos mis maestros han nacido o han pisado Cuba. Ahora quiero volver a hacer cosas en España porque lo miro con otros ojos desde que me fui.
Y por último, ¿qué otros proyectos tenéis en mente próximamente, a parte de Little Spain LA?
Santos: Primero las publis, que nos pagan las facturas y nos bajan a la tierra. Yo también tengo a la vista mi primer proyecto como actor en un cortometraje, donde interpretaré a un director español en el Hollywood de los 70. Y algunas cositas más.
Roge: Me molaría hacer ficción asap.
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