La nominación fue una gran oportunidad y era un premio al que le tenía especialmente ganas. Woolmark premia el diseño sobre lana y, sin duda, junto a la piel, es el tejido estrella de todas nuestras colecciones, por lo que fue un lujo poder desarrollar un proyecto así. Fue una experiencia muy positiva y la única vez que me he puesto algo nervioso ante un jurado. No era para menos, tienes un cara a cara con importantísimos miembros del sector, a los cuales, a muchos de ellos, siempre has admirado de algún modo. Algunos, lamentablemente, ya no se encuentran entre nosotros, pero me sentí especialmente orgulloso de haber podido conocer y charlar con personalidades como Franca Sozzani. Ver que ellos estaban juzgando, viendo y conociendo tu trabajo era todo un lujo.
Por otra parte, debo decir que no creo demasiado en los reconocimientos/premios (son demasiado subjetivos muchas veces), pues al fin y al cabo, el único que realmente vale es el de poder seguir trabajando día a día. Pero fue todo un chute de adrenalina que le dio más visibilidad y credibilidad a todo lo que llevamos haciendo con tantas ganas durante los últimos cinco años.