Kamikazes, intuitivas, sensibles y pasionales. Así son la directora Andrea Bagney y la actriz Lourdes Hernández, quienes presentan el film Ramona en Filmin como parte de la programación del Atlàntida Mallorca Film Fest. Un reflejo muy certero de la generación millennial: la ansiedad en un mundo hiperacelerado, la incertidumbre constante, la obsesión por la juventud y la belleza, la importancia de la salud mental, o la vida nómada y espontánea.
Todo empieza con el famoso ‘chica conoce a chico’. Son Ramona y Bruno, aspirante a actriz y director de cine respectivamente. Lo que empieza como un encuentro casual en un bar cañí de Madrid se convierte en una historia candente, espontánea y fogosa pero a la vez incierta, llena de dudas y pasos en falso.

Homenajeando a algunos de sus directores y películas favoritas como Frances Ha, Billy Wilder o Woody Allen, la directora consigue contar en su ópera prima una historia donde la magia del cine y del amor se ven eclipsados por el miedo y la cobardía de la protagonista, una chica que sigue descubriéndose a sí misma y a sus deseos día a día. Genuina, simpática, compleja y, sobre todo, muy humana.
Andrea, descubriste a Lourdes un poco por casualidad, gracias a una recomendación de YouTube. ¿Qué viste en ella que la convirtió en la protagonista perfecta de Ramona?
Andrea: Le vi el duende en todo su esplendor, este es el resumen. Claro, me siento un poco culpable porque esto es robarle el alma a una persona, pero es lo que hay (risas). Quería que Ramona tuviera una mezcla de mucha personalidad y supiera pisar fuerte, pero al mismo tiempo fragilidad. Y Lourdes mezcla todas esas cosas de una manera muy difícil de encontrar.
Lourdes, por otro lado, tú recibiste el guion a través de una amiga en común y decidiste embarcarte en el proyecto. ¿Qué te llamó más la atención de ese texto y qué te empujó a aceptarlo?
Lourdes: Creo recordar que la escena que más me gustó fue… Bueno, tengo un déficit de atención brutal. Me leo el guion y me acuerdo de una escena solo (risas). O sea que no tengo muy claro si se me ha quedado la película o no, y esto me pasa mucho. De hecho, he empezado a pensar si ser actriz me va a venir bien para lo del déficit de atención porque hay que tomar mucha nota y trabajarse mucho el texto.
Andrea: Sí, pero te voy a dar un apunte de los que tenéis déficit de atención: cuando se os olvida el texto vais a instinto puro.
Lourdes: ¡Totalmente!
Andrea: Sé lidiar muy bien con eso porque mi marido también tiene un déficit de atención del copón. Sois más sinceros porque vais actuando con la intuición por delante, y esto me gusta mucho.
Lourdes: Mira, fenomenal, esa es la respuesta a la pregunta. En ese momento no había nada en concreto que me dijera que iba a hacer esa película, sino que intuitivamente pensé, ¿esta chica quién es? Empecé a buscar fotos de Andrea Bagney por internet y salía una de una chica guapísima con el pelo largo y yo pensando, ¿será esta? ¿Será esta otra?
Cuando quedamos y nos conocimos por primera vez, Andrea llegó con el pelo rapado. Llevaba toda la cabeza rapada al dos. ¡O sea no te puedo contar el crush! Estuvimos hablando con el que iba a ser el actor en ese momento y pensé que nos habíamos encontrado. Realmente sentí que Andrea era una artista en toda regla y que íbamos a embarcarnos en un viaje que nos iba a cambiar la vida a las dos. Lo supe desde el primer momento.
Andrea: Es un poco bruja ella…
Lourdes: (Risas) Sí que soy un poco bruja…
Andrea: Yo recuerdo la primera vez que hablamos, cuando ya te habías leído el guion, y me dijiste: es que cuando lo terminé de leer, lo cerré y me puse a llorar. Y entonces pensé, ¡la tengo!
O sea te tocó lo justo para engancharte.
Lourdes: Sí, sí, me tocó, por supuesto. 
Andrea, en una entrevista cuentas que la idea del film te vino a la cabeza y escribiste el guion rápidamente porque estabas empeñada en llevarla a la gran pantalla. ¿Cómo cambió ese guion cuando encontraste a Lourdes? Porque ella y Ramona se parecen en demasiadas cosas como para ser coincidencia…
Andrea: No cambió, no. Hay paralelismos entre Ramona y la vida de Lourdes pero muy poquitos…
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¿O sea que lo de la carrera de Traducción e Interpretación inacabada fue casualidad?
(hablan a la vez)
Lourdes: Bueno, ¡esto es muy, muy fuerte!
Andrea: Eso es una casualidad, ¡muy fuerte!
¿En serio?
Andrea: Eso salió en la primera conversación. Lourdes me dijo que cuando recibió el guion le habló mucho, y fue uno de los ejemplos que me puso.
Lourdes: Es que pensaba que podría haber sido una vida paralela mía si yo no hubiera sido Russian Red. Es decir, que a lo mejor me hubiese quedado en Madrid, habría tenido un novio chef, podría haber estado mirando qué hago con mi futuro… Evidentemente no habría sido huérfana porque no es mi contexto, pero lo demás sí. Y me atrajo la idea de vivir esa vertiente de una vida paralela en la que me pasaban otras cosas.
Andrea: De hecho, hay una escena en la que Ramona canta, y nosotras hablamos mucho acerca de eso. Incluso en un momento dado la eliminamos porque no queríamos el fantasma de Russian Red muy presente. Pero fue la propia Lourdes la que me dijo que no la elimináramos, que cante Ramona porque es lo guay.
Lourdes: Porque es Ramona la que canta, esta era la cosa. Si yo no hubiera sido Russian Red y de repente me conoces y me pones en esta película, pues canto la canción y nadie lo cuestiona ni lo espera. Sino que ves a Ramona cantar y dices, ah, mira, pues no canta mal, ¿sabes? (Risas) Pero claro, había este miedo y yo dije, no, si el personaje tiene que cantar en el karaoke, pues va a cantar. Y además va a cantar una canción que se le quede grande, ¿sabes? Porque a Ramona la vida se le queda grande.
Precisamente de eso quería hablar, de cuando Bruno le insiste a Ramona que suba al escenario a cantar. Lourdes, ¿cómo viviste ese momento?
Lourdes: Se establece un código tan distinto cuando actúas en una película interpretando a un personaje que para nada sentía ese fantasma. Yo me sentía Ramona subiendo a cantar. Al final, sobre todo, era muy importante para mí cómo se grababa esa escena a nivel sonido, que es un tema que hablé con Andrea desde el principio. Sentía que tenía que tener la crudeza de que alguien se suba a un karaoke y lo haga más o menos bien, tenga un momento más o menos iluminado, pero que esté cantando en directo. Yo me fijaba más en esas cosas.
Andrea: Sí, es un directo. Es un plano secuencia con ella cantando en directo.
Lourdes: A mí me preocupaba más eso que decir, ¿cantaré tan bien como debería y estaré a la altura de.…? No, cero. Ramona va a cantar esta canción, la va a cantar todo lo mejor que pueda y ya está. Creo que puede ser confuso para alguien que lo ve desde fuera porque bueno, a lo mejor no todo el mundo, pero hay gente que tiene una expectativa de que sea el momento musical de Russian Red, y no va de eso para nada.
Andrea: Para nada, de hecho es muy anticlimático.
Lourdes: Sí, es muy anticlimático.
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A ver, anticlimático tampoco porque es un temón (Como una ola, de Rocío Jurado)…
Lourdes: A ver, ¡a mí me gusta muchísimo! Porque me gustan las cosas que están como ‘casi’. Me gusta lo que está ‘casi’, me encanta.
Andrea: Vale, ‘anticlimático’ a lo mejor no es la palabra, pero no es una escena rodada para encumbrar a Ramona. De hecho, lo cortamos antes de que termine, o sea…
En eso tenéis razón. Lourdes, hay mucho de autobiográfico en Ramona. Esas semejanzas, ¿han hecho que el papel sea más fácil o más difícil de interpretar?
Lourdes: El personaje está escrito, y cuando alguien identifica que tu energía es la energía del personaje es muy fácil. Es más fácil de lo que pueda parecer. Simplemente tienes que show up.
Andrea: Es muy fácil para alguien como Lourdes, que tiene esa intuición y esa naturalidad a flor de piel. Para mucha gente es muy difícil.
Lourdes: Vale, sí, es verdad que ponerte delante de una cámara… Te sientes observado y te cuartas. Pero trabajando en un contexto tan guay donde el equipo era pequeño y Andrea es la directora, pues es muy fácil. Bueno, para mí. Aunque la última escena que rodamos no me resultó fácil, pero el resto del rodaje sí. Al final había identificado que estábamos rodando, que el personaje estaba escrito, que yo llegaba y si tenía que tener un momento íntimo con una persona pues lo tenía de verdad. Quizá con unas palabras que yo no diría o con una decisión que yo no tomaría, pero conectando con eso como si fuera mío. Por ejemplo, lo de Traducción e Interpretación no me interpela porque no me identifico nada con eso, pero que fuera cantante sí.
Claro, eso es más personal.
Lourdes: De hecho, sucede una cosa muy bonita en la escena de las pruebas de cámara que le hacen a Ramona. Cuando está hablando de que sus padres se han muerto, que es una cosa muy heavy, hace como que quiere pasar por encima. Y suelta como si nada, bueno es que hubo una época en que fui cantante. Y en ese momento yo lloraba porque pensaba que precisamente hubo una época en la que yo también fui cantante y ahora no sé muy bien quién soy. Y ahí había algo que me pertenecía a mí pero también a Ramona con su orfandad. Son cosas totalmente diferentes pero estoy llorando por una movida mía muchísimo menor. Pero me parecía que ahí los personajes se casaban, se convertían en uno. Bueno, no sé, es muy abstracto esto, ¿no? Me he ido.
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Al contrario, es lo que aprendes tú de tu personaje al vivirlo.
Lourdes: Pero desde la intuición, porque yo no pensé ‘voy a llorar ahora, cuando diga que fui cantante’. No sabía que me iba a emocionar, pero me emocioné. Era Ramona taking over con su trauma.
Andrea: ¿Sabes por qué?
Lourdes:¿Por qué?
Andrea: Aparte de todo tu talento, que lo tienes –igual que Bruno y Francesco, los tres protagonistas son increíbles–, creo que ayudaba muchísimo el hecho de que rodásemos en cine.
Lourdes: Ah sí, totalmente.
Contadme más sobre el rodaje, el ambiente, el aspecto más formal de hacer la película.
Andrea: Los actores se sentaban y cuando se daba el ‘acción’ no había otra opción que darse a la movida al cien por cien. Sin red, sin nada. Entonces salían unas cosas…
Lourdes:…tiradas pa’lante.
Andrea: Es que salían unas cosas que yo decía, ¿y esta magia? Es el cine.
Lourdes: Pero no solamente rodar en cine, porque cuando hay mucho presupuesto y hay película se hacen más tomas. Nosotros hacíamos dos tomas por plano. Tú sabías que tenías dos oportunidades para hacerlo y ya. Entonces se creaba un ambiente de concentración que cuando se daba el momento de acción era mágico, era una coreografía silenciosa en equipo.
Andrea: Esto es un apunte al talento de los actores.
Lourdes: Te coloca en una movida energética diferente. Y eso está ahí retratado, y es así.
Andrea: Sí porque, además, casi todas las escenas son la primera toma. La realidad sucediendo en vivo, fotografiada veinticuatro veces por segundo.
El amor como flechazo, como impacto. Una mirada, una conversación, o una experiencia pueden cambiarlo todo de un momento para otro, como le pasa a la protagonista. ¿Creéis en ese concepto de ‘amor a primera vista’?
Andrea: A ver, yo soy un tipo de persona intensa. Entonces, las veces que me he enamorado en la vida, probablemente he tardado 5 minutos (risas). Evidentemente las cosas evolucionan, cambian, etc. pero sí que creo que hay muchísima gente que cuando se encuentra, se encontró. Casi como el encuentro entre Lourdes y yo. Yo tengo un enamoramiento total de esta persona para haberla rodado de esta manera, y eso es instantáneo e instintivo, no es racional y no se trabaja. Eso son las pasiones humanas, y creo en eso muchísimo.
Creo que hay gente también que no es así, o que no lo necesita, o que no puede vivir con eso muy a flor de piel y necesita vivir de otra manera. Ramona tiene una relación con Nico muy bonita y con muchas cosas muy guays, pero cuando aparece Bruno le recuerda que en la vida hay otra manera de vivir y de sentir. Y esto ella no sabe cómo manejarlo. Son cosas que no le suceden a todo el mundo, pero a muchos de nosotros sí. Y a los que nos suceden no hay manera de negarlo. No puedes hacer como que no eres quien eres. Tú eres quien eres. Lo que le pasa a Ramona es que no es suficientemente valiente o suficientemente adulta como para estar en paz con quien es ella. Es un poco niña todavía.
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Con un tono natural, cercano e incluso humorístico, Ramona aborda temas tan profundos como la juventud, los sueños y aspiraciones, el amor, la ansiedad o la maternidad. Andrea, ¿como directora piensas que es más fácil hablar de ellos a través del desenfado y la ironía?
Andrea: Es de la manera en la que a mí me interesa hablar de ellos. No me interesa soltarle sermones a la gente ni decirle cómo tiene que pensar, ni cómo tiene que ser, ni lo que tiene que hacer. A mí me gusta explorar estas cuestiones desde mi sensibilidad. Para mí el cine, o el cine que a me gusta y me emociona de verdad, es el que además me hace soñar, me atrapa, y normalmente las películas que hacen eso lo consiguen con el humor, la música, el ritmo… Con muchos trucos de cineasta que a lo mejor un cine más moderno, más de autor, ha querido secar y los ha tachado de superficiales o comerciales, y yo no lo creo así. Me parece que hay que coger lo mejor de ambos mundos, y es lo que he intentado hacer.
De hecho, alguien me criticó la película diciendo que no era ni chicha ni limoná porque no era ni cine comercial ni cine de autor, y yo dije, pues es que es justo lo que yo quería ser. Quiero estar allí en medio. Quiero que la gente que busca en el cine un estímulo intelectual y una forma original le pueda interesar ver mi película, y quien quiera sentarse un rato y entretenerse y evadirse de su vida, aunque luego igual lloran, que también lo puedan hacer.
El miedo nos paraliza, y muchas veces hace que tomemos malas decisiones. ¿Cuál es la mejor decisión que habéis tomado en un acto de valentía y de impulso?
Lourdes: La verdad es que puedo pensar en muchas cosas porque yo me salto la valla todo el rato.
Andrea: Somos bastante kamikazes aquí, la verdad (risas).
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