Un auténtico torbellino de energía. Además de artista, gestora cultural, modelo ocasional, docente y actriz, Alex de la Croix es vitalidad y puro nervio. “Soy una mujer de mi casa. Pero ante todo, una cómica”. Desde que se instaló en Madrid persiguiendo su sueño, la gaditana no ha dejado de crear y experimentar con todas las disciplinas artísticas habidas y por haber. Desde emprender desde cero un espacio de creación interdisciplinar, La Juan Gallery, junto a Juan Gómez Alemán, hasta revisitar géneros musicales patrios de la mano del director creativo Raúl Rosillo en su último trabajo.
Ahora, nos confiesa estar trabajando en su primer largometraje. “Me apasiona inventar a partir de situaciones reales donde me cuestiono el ‘qué habría pasado si…’”, comenta la polifacética creadora, quien encuentra en el cine de la primera década de los 2000 un hervidero de inspiración y referencias visuales.
Pero si hay algo que está presente en todos sus proyectos es la reafirmación de la propia identidad. Un profundo conocimiento del ser que adquiere forma de distintos personajes, creaciones y formatos. “Como persona trans, divago mucho en la idea de lo que el género significa y cómo lo expresamos”. Lejos de arrinconarla, las opiniones ajenas le valen para hacer autocrítica, cuestionándose el porqué de sus acciones. Una reflexión a la que invita a unirse a performers, diseñadores y amigas (entre las que encontramos a Samantha Hudson o La Dani) en su galería independiente, símbolo de una generación que busca indagar en su interior, desprendiéndose de arquetipos inamovibles y silencios molestos en torno a cuestiones controvertidas. “Somos muy afortunadas de vivir en una zona del planeta en la que no es delito expresarse como una quiere”.