Una de las cosas buenas y malas que tiene Barcelona es que la escena creativa es muy pequeña. Mala porque siempre nos encontramos a las mismas personas en todas partes, y buena porque de ella surgen colaboraciones exquisitas como la de Acción Diplomática entre Víctor M. Hidalgo y Alex Sardà. Del último escribíamos no hace mucho por el estreno de su película experimental en D'Aclip, donde además tocó con su grupo Heather. Víctor, además de haber tocado en Piñata y Ciudad Lineal antes de iniciar su proyecto en solitario con AD, es realizador y director de cine.
¿En que estáis trabajando?
Alex: Yo trabajo aquí y justo antes de que nos pusiéramos a hablar estaba contestando otra entrevista para el videoclip de Carla que hice hace a principios de año.
Víctor: Yo también soy realizador, pero no trabajo aquí. Ahora mismo he terminado el proceso de co-dirección de un documental con un compañero de la escuela de cine. Alex y yo nos conocimos allí.
Además de hacer música, los dos estáis bastante conectados al mundo del arte visual. ¿De qué manera creéis que influencian a vuestras canciones la fotografía o el cine?
Víctor: Supongo que tener tan integrada la narración audiovisual siempre condiciona la manera de hacer música, sobre todo a nivel de conceptos en los álbumes, en el ambiente o el tono de las canciones. Últimamente me gusta trabajar la intención desde la sensación y no tanto desde estructuras muy pensadas. Tanto en el cine como en la música me gusta dejarme llevar por una cierta sensación.
Alex: Estoy de acuerdo con Víctor, la narración audiovisual una vez adquirida acaba por reflejarse en la forma de contar las cosas, sea cual sea ese medio. En mi caso, tanto en la fotografía como en la música intento que lo que hago explique una idea.
¿Cómo pasasteis de ser compañeros de ESCAC a tocar juntos?
Víctor: ¿Cuándo nos conocimos, Alex? Nos habíamos visto por la escuela pero creo que fue cuando coincidimos en un concierto en la Sala Monasterio. De ahí surgió la idea de tocar juntos, ya que a Alex le ofrecieron un concierto ese día y era para tocar la semana siguiente. Formamos un grupo expresamente para ese concierto.
Alex: Sí, de ahí surgió Piñata, un inicio tan atropellado como el año y pico que duró el proyecto. Pero sin él no estaríamos donde estamos ahora.
¿Hacéis la música a partir de un concepto, o este surge a medida que empezáis a componer una canción?
Víctor: Al principio este era un proyecto en solitario, que se inició en paralelo a otra banda en la que tocaba, Ciudad Lineal. En ese momento el proceso era muy instintivo. Iba al local y jugaba con el concepto de la repetición para encontrar melodías de voz e incluso letras que surgían prácticamente automáticas. Confío bastante en eso. Esto surgió también en una gran época de cambio que auguraron diversas tiradas de cartas del tarot. Ahora que estamos juntos componiendo el LP, la cosa ha cambiado. La idea del disco surgió como concepto antes de componer una sola nota, pero las letras se compusieron improvisando. Creo que la clave es establecer un equilibrio entre razón y corazón.
Alex: Por mi parte, entré en Acción Diplomática cuando Víctor me pidió componer unas guitarras para el tema La Piedra Blanca. A partir de ahí empezamos a trabajar sobre los temas que ya tenía para preparar el directo. Fue un proceso muy interesante, porque supuso una reescritura en que los dos aportamos mucho. Fuimos conscientes de que, para que las guitarras encajaran, había que cambiar cosas y crear canciones en muchos casos prácticamente nuevas. Esto ha creado una buena sinergia a la hora de componer el disco y ver cómo trabajar juntos.
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¿Qué elementos del tarot tiene Acción Diplomática?
Víctor: La portada del primer cassette es una reinterpretación de La Torre, la carta que augura el cambio, ya sea positivo o negativo. En general me gusta jugar con símbolos para velar el significado de las letras, cuanto más amplio es el concepto más sugiere a quien lo escucha. Pero hay muchas influencias en las letras. Desde el mismo cine, como hablábamos antes, hasta la poesía de Vicente Aleixandre o experiencias vitales, pero eso sí, siempre teñidas de un tono simbólico.
Dicen que cuanto más personal es el disco, más universal se percibe.
Víctor: Sí, en este caso el disco partió como un análisis del papel de la imagen y la vanidad en la sociedad contemporánea, pero acabé viendo que hablaba de mi experiencia durante este año de cambios. Estamos acabándolo pero creo que va a ser una evolución bastante marcada con respecto al sonido del comienzo.
¿En qué va a ser diferente el sonido?
Víctor: Adiós a la oscuridad. Mucha más luz y brillo. Melodías claras, sonido cristalino.
Alex: El nuevo sonido es algo evolutivo, seguramente. Me gusta entender Acción Diplomática como el proyecto de Víctor en el que yo estoy colaborando, por lo que el sonido que estamos buscando es fruto de esta colaboración, y el espacio en el que nos entendemos los dos. Si en un futuro la cosa deriva hacia otro lado, será esa colaboración la que marque el sonido, siendo así un proyecto muy abierto y absorbente. Por eso me gusta lo que estamos haciendo.
¿Cómo fue abrir para First Hate y Lust For Youth?
Alex: Fue divertido, tocamos Imagen por primera vez, el primer tema compuesto ya por los dos. Y salimos contentos con la acogida tanto del publico como de las bandas.
Pronto empezaréis vuestro tour de diez días por Europa, ¿en qué ciudades vais a tocar? ¿Alguna que os haga especial ilusión?
Víctor: Tocamos en un festival en Alvesta (Suecia), luego en Copenhague, Varsovia, Kiev, Moscú y San Petersburgo. A mí me apetece mucho ir a Kiev, actualmente la escena electrónica de allí es bastante interesante, supongo que en parte fruto del cambio político que están viviendo. También hay una estatua enorme que quiero ver, se llama Madre Patria y representa la Unión Soviética. Mide 100 metros de alto y pesa 560 toneladas.
Alex: Creo que en lo único que estoy pensando es en cuántos carretes llevarme al viaje. Una vez ahí ya nos perderemos un poco.