El acercamiento alternativo a la erótica, al sexo, y al porno han convertido a Noel en un referente para muchos. Y para Cachorro y Alejandría, el ideal. “Hace tiempo que conocemos el trabajo de Noel como consumidores. Siempre nos han interesado los distintos enfoques que se le pueden dar al sexo explícito, y la sutileza pero la contundencia con la que Noel trata sus imágenes nos sedujo desde el principio”, confiesan. “Queríamos que nuestra primera experiencia de este tipo fuera hecha a medida, algo que haga que echemos la vista atrás y lo recordemos como un momento cumbre en nuestra relación”, afirman.
La verdad es que cuando miren al pasado y se vean en Serodiscordantes, tendrán mucho de lo que enorgullecerse: su debut en el mundo de la interpretación es bueno, la valentía que demuestran al hacerlo (no por el sexo en sí, sino por la franqueza que destila) es admirable, y el vídeo que ha resultado de todo este proceso es sensible, romántico, y profundo. Para Cachorro y Alejandría, además de una experiencia nueva que les ha empujado fuera de su zona de confort (aunque, como afirman, ambos tienen “un background bastante exhibicionista” y “utilizar nuestra sexualidad como canal para mandar nuestro mensaje siempre ha sido fundamental” en su obra artística), les ha servido para “reenamorarse” y, sobre todo, “sentirnos orgullosos de cómo hemos avanzado y crecido juntos”.
Porque no siempre ha sido así. El secretismo es algo que impera alrededor del virus –tanto en la ficción como en el mundo fuera de la pantalla. Y viene causado, en gran parte, por la ignorancia, que empuja a las personas con VIH a ocultarse en las sombras, donde nadie pueda verlos ni juzgarlos, pero tampoco entenderlos ni protegerlos. Es un armario que Alejandría describe como “más oscuro y húmedo si cabe” que el de la homosexualidad. Pero como de todos los armarios, hay que salir en algún momento. “Ahora sí siento que el VIH forma parte de mi identidad y creo necesario reivindicarme como seropositivo. Creo que es importante que personas con visibilidad proclamemos nuevos lugares comunes en los que otras personas se puedan identificar y sentirse apoyadas”, dice.