La cosa se empezó a caldear el viernes alrededor de las diez y media: Bad Gyal e Izal coincidían en horario. Los últimos actuaron en el escenario principal, el Sol House, donde presentaron Autoterapia, su último trabajo. Fue bastante multitudinario pese a las dudas después de todo lo acaecido en los últimos días: la polémica en la que se vio envuelto el líder del grupo por supuesto acoso en redes. A pesar de todo, los fans no decepcionaron y estuvieron allí.
Sin embargo, para mí la cita con Bad Gyal era ineludible: está en todos los festivales del país (o en la mayoría); por algo será. Con ella todos bailamos hasta sudar. Ritmo, baile, pasión: el público y sobre todo, ella. Lo vive de manera especial y se deja la piel en los directos. Abrió como ya es tradición en sus últimos conciertos con Tu moto, presentando así algunos de los nuevos temas de la última mixtape, para seguir con algunos de sus ya clásicos: Fiebre, Mercadona o Jacaranda. Y así se presentó: “Venimos de Barcelona, pero nos podéis ver en cualquier parte del mundo ahora mismo”. Y es que ya lo dice su canción, “Cada finde un bolo…”. Eso, y la reacción del público, no hace más que confirmar que Bad Gyal llegó, hace ya más de un año, para quedarse.
Tras la considerada 'reina del trap' siguió Cancha Via Circuito. El argentino ofreció una sesión experimental en el mismo escenario. Nos descubrió nuevos sonidos y formas de entender la electrónica mezclándola con cumbia y demás ritmos tropicales. Poco después, empezó en paralelo el concierto de uno de los cabezas de cartel, los escoceses Primal Scream. Un público no demasiado entregado y un concierto que parece que dejó indiferente: quizás no fue una de las mejores elecciones del festival.