VVV [Trippin’ You], la banda compuesta por Elinor Almenara, Adrián Bremmer y Salvador Urbaneja Torres vuelve con su tercer LP Turboviolencia, que saldrá el 5 de noviembre, después de un año donde tuvieron que pausar la gira con el anterior largo, Escama. Ahora vienen dispuestos a asentar las bases de una banda ya asentada en el panorama underground español. Con el primer single, Odiar frontal, habiendo visto ya la luz y retomando los conciertos con el público en pie, el trío no hace más que esperar la salida del segundo sencillo de este nuevo álbum, compuesto por diez temas en total, y su recibimiento en directo.
VVV [Trippin’ You], el año pasado tuvimos la oportunidad de hablar con vosotros ya y, hablando sobre las perspectivas a futuro, comentasteis que esperabais que 2020 fuese una pausa y luego llegase el play. ¿Ha llegado?
Curiosamente, venimos de hacer una gira con muchas fechas en España desde finales de 2020, algo excepcional y muy afortunado viendo cómo han estado el resto de los grupos en el país. Así que más que una pausa ha sido ir con velocidad crucero para empezar el sprint ahora que las restricciones parecen haber quedado atrás en cuanto a aforos y sillas. Vale ya de dar conciertos para estatuas que no quieren serlo.
Porque claro, desde esa última entrevista, ha habido tiempo para todo. A principios de año sacasteis el álbum de remixes Los bailes perdidos junto a un libro de trescientas páginas donde se hace un viaje a la nostalgia por el mundo de las fiestas de barrio improvisadas y demás escenarios que no sucedieron debido al confinamiento. ¿Estaba dentro de vuestros planes crear esa combinación de LP, homenaje y libro?
Desde luego que no; los remixes sí es algo que podíamos tener más o menos en mente porque es algo bastante normal en la escena electrónica, pero el libro fue una idea de Xulian de Un Conjuro, para poder hacer un formato físico distinto y que recogiese el no-momento que estábamos viviendo. Sucedió por cómo sucedieron las cosas, seguro que sin Covid no hubiésemos tenido ni el tiempo ni la idea para llevar a cabo Los bailes perdidos.
A lo largo de vuestra carrera habéis ido tocando muchos palos sonoros y el último con el que os quedasteis fue el neo-bakala y el rollo postpunk. Ahora volvéis, consagrados, con un nuevo álbum que acoge todo aquello con lo que se os ha etiquetado. ¿Vosotros cómo lo veis?
Lo de Nno-bakala nos lo inventamos porque no sabíamos qué hacíamos exactamente, y porque es una música clave en nuestra vida, más allá de cuánto trascienda en la nuestra. Al principio sí estábamos más ligados al postpunk, entendido como en los ochenta, pero aquello quedó atrás prácticamente en el primer LP.
Al final, nuestra música es un batiburrillo de muchas cosas que, en principio, no tienen demasiado que ver, pero en la que puedes distinguir perfectamente todos esos elementos. Mientras, se nos cataloga dentro de la nueva ola oscura, que, al ser un término tan general e intangible, quizá sea acertado por vago. De forma personal: hacemos cosas y lo único que nos preguntamos es si nos gusta o no.
Turboviolencia se presenta como un LP donde se reconoce la madurez que vuestra música ha ido adquiriendo y que recoge los detalles que hicieron de Invierno nuclear y Fuego cruzado (con Depresión Sonora); éxitos rotundos. Habladnos de qué podemos esperar de este largo.
Pueden esperar una subida de BPM considerable, la integración de elementos del poky, el hardstyle, el dubstep o el drum and bass, más letras sufriditas e intensitas y cero intención de un disco conceptual. Cositas para romper la pista y el alma un poquito también.
“Hay que reivindicar que tu vida y la de tus seres queridos ha de ser defendida siempre, que Jesús nunca dijo que pusieras la otra mejilla, sino que cogieras la espada. Que a los nazis y a los fascistas hay que atacarlos con todo lo que puedas antes de que acaben contigo y con el amor.”
Hasta la fecha habéis lanzado Odiar frontal y, a mi parecer, tiene ese beat poky que tanto hemos echado en falta al irnos de fiesta. ¿De dónde nace la inspiración para componer este tema? Habéis comentado en alguna que otra entrevista que durante la pandemia no os salían letras.
Este disco se empezó a producir antes de que saliera Escama y la mayoría de las letras ya estaban perfiladas antes de la pandemia. Quizá Odiar frontal es de antes o de después, ni idea. Pero, por contenido, parece que de después, porque es una oda al odio como forma de defender el amor y, desde que estamos en la Tierra, no hemos vivido unos tiempos que requiriese más del odiar para defender lo que amamos. Así que la inspiración, como siempre, es la vida actual.
La canción trata sobre un desamor generalizado y está acompañada por un vídeo techno futurista que va cada vez a más desesperación y angustia. Dentro de todo ese imaginario donde una está encerrada y demacrada, dejáis caer una frase que me gusta mucho: “cuando algo está mal, es un derecho el deber odiar”, ¿de dónde viene la reivindicación del odio?
No trata sobre un desamor generalizado, sino sobre odiar a aquellas personas que deshumanizan el mundo y, precisamente, odian por odiar –no por defender la integridad e igualdad de las personas– el amor. Y no entendamos igualdad desde una perspectiva demócrata o socialdemócrata. Hay que reivindicar que tu vida y la de tus seres queridos ha de ser defendida siempre, que Jesús nunca dijo que pusieras la otra mejilla, sino que cogieras la espada. Que a los nazis y a los fascistas hay que atacarlos con todo lo que puedas antes de que acaben contigo y con el amor. Eso sí, política siempre, música panfletaria jamás.
Odiar frontal tiene una estética nueva en comparación con otros videoclips vuestros, ¿cómo ha sido trabajar con Tuica?
Tanto Tuica como Duelo son dos colectivos/productoras punteras en España, posiblemente la peña más en forma haciendo videoclips actualmente. Junto a la dirección artística de Un Conjuro, hicieron un trabajo formidable, y consiguieron plasmar una serie de conceptos en el vídeo y los diseños gráficos del disco que ni siquiera sabíamos que estaban ahí, pero estaban.
Estoy centrándome mucho en Turboviolencia y todo lo nuevo que está por venir, ¿y un nuevo single antes del 5 de noviembre, tal vez? Pero claro, seguís de tour con Escama, el anterior largo que no pudo disfrutarse en directo el año pasado. ¿Cuál es la sensación de tocar esos temas un año más tarde?
Quizá haya otra píldora un poquitín antes de Turboviolencia; vamos, sí.
Respecto a tocar Escama, parece que lo estamos tocando por primera vez ahora que la gente ya se está levantando de sus asientos y sudando en primera fila, aunque hayamos tocado trescientas veces el Invierno nuclear entre ensayos y bolos para gente sentada, así que no desaparecerá de nuestro setlist. Lo que tendremos que hacer será tocar más rápido para meter todo Turboviolencia y el máximo posible de canciones de Escama, porque, aunque haya pasado un año, queremos sentir que la gente ha podido vivir el disco como se merece.
Con los conciertos siendo como son para mantener ciertas medidas de seguridad por la Covid, ¿cambia la experiencia del directo al tocar este tipo de canciones con el panorama actual?
Hace dos semanas tocamos de nuevo para gente de pie y ya casi se nos ha olvidado lo raro que ha sido tocar para gente que cantaba bajo una mascarilla en la que no se podía leer nada y que no podía moverse de su asiento. En una música como la nuestra, penaliza bastante la experiencia. Al tercer o cuarto concierto con gente sentada, ya lo hicimos costumbre. Lo bonito ha sido el reencuentro con el público. Ojalá tardemos mucho en acostumbrarnos a esto.
Hace un tiempo Adri se explayó con veinte20 relatando con detalle todo aquello que engloba los sonidos que le definen a él, a Adri con Salvi y a Adri con Eli. ¿Qué canciones unen a Salvi y Eli y qué canciones os unen a los tres? No como VVV [Trippin’ You], sino como colegas.
A Eli y a mí (Salvi) nos une mucho el reggaeton, la bachata, el pop dosmilero, el dreampop rollo Alvvays, Beach Fossils, Fazerdaze… Solemos ser siempre los dos que se saben todos los temas de reggaeton cuando suenan en las fiestas.
En cuanto a los tres, tenemos mil grupos en común. Cosas que siempre cantaremos al unísono: Ella y yo de Aventura con Don Omar, Puxero de Plasaporros y, sobre todo, Mañaneo de Ben Yart.