(Risas) Totalmente. De hecho, empecé reivindicando mucho desde el humor, y en círculos más cisheteronormativos siempre lo han infravalorado porque no saben la importancia de él en círculos disidentes. Siempre hemos utilizado y recurrido al humor para acercarnos a temas que nos duelen, y siempre ha sido un recurso que se ha usado en la historia.
Desde John Waters con la irreverencia de Pink Flamingos. Luego hay ejemplos de la comunidad drag queen y drag king, o comunidades racializadas como la figura de Margaret Cho o Baby Cobra, el monólogo de Ali Wong. Al final siempre hemos recurrido al humor para reivindicar, por eso siempre digo que el humor está muy asociado, no necesariamente pero sí, a nuestro lenguaje y nuestra forma de expresarnos. Es nuestra forma de contraatacar una sociedad que nos rechaza, por eso, de una forma u otra, estas canciones son una consecuencia de esta mirada. Yo tampoco quería hacer pedagogía con mis canciones, por eso tampoco quería llamar gente de mierda a, por ejemplo, el cisheteropatriarcado.
(Risas).
No tendría sentido y sería muy pretencioso. Así que de alguna forma u otra lo quise representar de una manera más cercana y hablar desde el costumbrismo. Bueno, no desde el costumbrismo, perdón, desde mis experiencias y utilizando un lenguaje cotidiano.