¿En qué se inspiran las nuevas generaciones de diseñadores de moda, de accesorios y estilistas? Desde la Antigua Grecia hasta el streetwear contemporáneo de Shanghai, pasando por las nuevas tecnologías, las tradiciones artesanales más arraigadas, las cicatrices o la naturaleza. Al menos estos han sido algunos de los puntos de partida de los estudiantes de Barreira Arte+Diseño, el Centro Oficial de Estudios Superiores en Valencia.
La semana pasada, tal como os contábamos, Barreira A+D decidió actualizar el formato de presentación de proyectos finales que hasta ahora era un tradicional desfile por una pieza audiovisual que se retransmitió en streaming por YouTube. En la presentación vimos las propuestas de alumnos que han cursado alguna de las estudios que el centro ofrece, entre otras opciones encontramos un ciclo formativo de grado medio en Sombrerería y Accesorios, un ciclo formativo de grado superior de Estilismo de Indumentaria, o estudios superiores de Diseño de Moda. Para los curiosos, tened en cuenta que también ofrecen cursos introductorios a la máquina de coser, al diseño de joyería, al marketing personal, así como diferentes másters en artesanía contemporánea, diseño de vestuario para TV, cine y teatro, o de comunicación y marketing de moda.
Todas las propuestas plantean nuevas revisiones sobre el concepto actual del diseño, y hemos hablado con Carmen Ruiz, del curso de estudios superiores de Diseño de Moda, que nos ha dado más detalles sobre su proyecto. . La estudiante se ha tomado la presentación de su proyecto, Caroru, como “el comienzo de mi futura carrera profesional”, y por esto, “la mejor manera de presentarme al mundo era con una primera colección en la cual dar a conocer la moral e ideología de la marca”. ¿Y qué valores defiende? “Plantear el upcycling y el reciclaje de telas y materiales como una de las bases principales. Al igual que las características atemporales y sin género que reflejan las prendas. Es el nacimiento de una marca, por lo tanto, desde el comienzo debe mostrar cuáles son sus creencias y bases a las cuales será fiel en sus futuros proyectos”.
Inspirada en el streetstyle de grandes ciudades asiáticas como Shanghai, Tokio o Seúl, así como en los documentales de historia, de tribus urbanas, o de época, Carmen Ruiz lanza Cororu basada “principalmente en el estilo callejero, en la gente atrevida que viste sin miedos”. Pero también plantea una dicotomía entre pasado y presente, comienzos y finales. “Es un todo. Causa y consecuencia. No sé es si no se ha sido. Quienes somos ahora, como mundo, como comunidad, lo somos por una herencia cultural, emocional, intelectual. Por lo tanto, no se puede ser una cosa sin la otra. Se abrazan los dos bordes de la historia y se disfruta del recorrido”, explica.
Sobre el proceso creativo de la colección, Carmen nos explica que el verano anterior ya empezó a recolectar telas y prendas para el proyecto. “Al haber comenzado la investigación con antelación, fui recuperando y rescatando prendas con anterioridad a la pandemia y el confinamiento, por lo que tuve la suerte de encontrarme encerrada en casa con todos los materiales a mi disposición para poder trabajar”. Nunca ha sido tan cierto lo de ‘mujer precavida vale por dos’. Entre todo el material que acumuló en casa, Carmen tenía “desde la funda de una hamaca, una cortina de un gran comedor, unas fundas de almohadas, fundas de colchones, pañuelos hasta camisas del ejército”, lo que también remite a ese pasado, a esa historia que la diseñadora quiere conectar con los tiempos de hoy. “Todos han sido rescatados y reutilizados para darles una segunda vida, en este caso, acompañados con un estilo alternativo y urbano”.
Esta es la primera colección que Carmen Ruiz ha tenido que plantear de pies a cabeza, producir, y luego presentar. Así que, ¿cómo ve el futuro del upcycling y la reutilización de tejidos y materiales? Ella lo tiene claro: “Como todo en la vida, esta técnica de trabajo tiene sus ventajas e inconvenientes. Pero el porcentaje de desventajas es notablemente menor”, afirma convencida. “Tejidos desechados siempre va a haber hasta que el fast-fashion se paralice y se hayan rescatado todas las telas y prendas que se encuentran en todo tipo de objetos y hogares.” Así que, larga vida al upcycling, y larga vida las jóvenes promesas del futuro que harán de la industira de la moda un lugar mejor.
Pero también hemos visto otras propuestas que merece la pena reseñar. El mundo hiperconectado, rápido, y cada vez más digital y virtual en el que vivimos hace que muchos de los estudiantes, casi nacidos con un smartphone bajo el brazo, quieran explorar el trabajo manual, la artesanía, y poner en valor la ropa hecha a medida o de manera más lenta, reflexionada. O como dice Carla Llovera, quien ha presentado la colección Sustainability Is the Way, “cambiar el sistema dejando de lado la inmediatez y apostar por las cosas hechas a fuego lento”. Por su lado, María Tarín dice que apoya su colección en “valores slow”, lo que resulta en un proceso de costura a medida, reforzando también la apuesta por el trabajo artesanal y sostenible.
También lo reivindica Lidia Rodrigo, quien para su colección de sombreros y accesorios ha encontrado la inspiración en los artesanos falleros. “Artesanos que dan forma y vida a un elemento básico, la madera. De ahí la elección de dicho material”, afirma. Valencia es fuente de inspiración también para Vera Rodríguez, quien a través del proyecto Nasti de plasti “idolatra a uno de los más importantes diseñadores de Valencia: Francis Montesinos”.
En contraposición a todo esto, también encontramos la propuesta de Lucía Andújar, The Onset of a Journey, que pretende usar las nuevas tecnologías y la sociedad hiperconectada a su favor. “Sumergida en una sociedad tecnológica y cada vez más superficial, la marca busca la reivindicación. Moda y tecnología se unifican con el fin de traspasar la superficialidad de las prendas. Solo bastará con descargar la aplicación genARate en un dispositivo móvil y enfocar la prenda: una capa de información virtual se superpondrá sobre nuestra visión de la realidad con el fin de crear una experiencia única y un engagement con el consumidor”, explica.
Las miradas de los estudiantes, por eso, no siempre van hacia fuera, sino que también usan la introspección. En Ana y Mía, la colección de Mirian Martínez, la diseñadora parte de “cómo afectan la moda y la publicidad en el desarrollo de los trastornos alimenticios y cual es la transición que se vive durante la enfermedad. Se divide en cuatro fases, las cuales reflejan las etapas de estas enfermedades: negación, aceptación, recuperación y liberación”. Por otro lado, Ana Pérez presenta Cicatrices, cuyo punto de partida son las “cicatrices físicas” y “la belleza de dichas imperfecciones con el objetivo de resaltar el valor de la imperfección”.