Nació en un pueblito de Cádiz, su padre es su oyente número uno en SoundCloud, pincha en tus salas favoritas y su último single, Verano en Barceloka, ha sido la BSO de las modernas que nos quedamos currando este agosto en la ciudad. Estoy hablando de TTRRAACCAA, nuestra Hannah Montana de la escena local.
Aclarado esto, empecemos por entender un poco cómo has llegado hasta aquí. He hecho un poco de research y me he enterado de que eres de un pequeño pueblo de la sierra de Cádiz, Ubrique. Me gustaría saber qué música escuchabais en casa, ¿erais más de Camarón o de las Spice Girls?
Todavía me acuerdo de la primera vez que vi el videoclip de Wannabe en la tele, así que las Spice Girls. Los gustos de mi padre siempre han mirado más hacia afuera que a lo español, y él es el principal culpable de mi melomanía y falta de prejuicios hacia la música. Siempre ha sido muy fan del jazz, la Motown y la música brasileña, pero también pasábamos findes en familia viendo los videoclips más nuevos en Viva TV y las actuaciones de Música Sí (el mejor programa que ha existido en la historia de la televisión española), constantemente atento a descubrir lo que estaba pasando en cada momento.
A día de hoy, es mi oyente número uno en SoundCloud y, cuando me llama, comenta mis DJ sets y me pregunta en qué estoy trabajando o si voy a sacar cosas nuevas pronto. Creo que ser heredero de esta curiosidad y la virtud de ser capaz de apreciar tantas cosas diferentes habla mucho sobre la música que hago.
En entrevistas anteriores, has mencionado que fuiste a clases de piano y violín, pero que tu salto a la producción musical ocurrió cuando comenzaste a utilizar GarageBand. ¿Crees que es necesaria una base en teoría musical de cara a crear un proyecto sólido?
Evidentemente, tener una base de teoría musical ayuda mucho, pero no es imprescindible. Yo pienso que, en cualquier práctica artística, hay que hacer caso a nuestra naturaleza y forma de ser. De lo contrario, puede acabar en frustración y abandono.
Como bien dices, intenté aproximarme a la música de muchas formas cuando era pequeño, pero la falta de paciencia para aprender a tocar un instrumento o de una buena voz me hizo creer durante mucho tiempo que no era lo mío. Recuerdo que en las clases de solfeo me costaba mucho entender la teoría pero, cuando el profesor lo ponía en práctica, lo captaba enseguida. Fue mucho tiempo después, en un workshop de Zora Jones en el que produjo un tema en treinta minutos sampleando sonidos con Ableton, cuando tuve claro que mi instrumento era un ordenador. La primera vez que abrí GarageBand (sin nunca antes haber tocado ningún software de música), en un lapso de dos horas, pude escuchar en mi móvil una canción que acababa de producir. Y aquí sigo cinco años después.
¿Crees que las herramientas digitales han cambiado la forma en que los músicos, especialmente los jóvenes, pueden experimentar y crear música sin las limitaciones tradicionales?
¡Totalmente! Especialmente porque con tener un ordenador y un software pirata de descarga gratuita puedes crear canciones sin tener ni idea. No es necesario pagar ningún curso carísimo en ninguna escuela o conservatorio, ni dejarte un pastizal en ningún instrumento o sintetizador para empezar a hacerlo. No obstante, conforme va pasando el tiempo, te das cuenta de tus limitaciones y, si tienes inquietudes y quieres perfeccionar, no está de más plantearse las clases.
En realidad, esto depende del gusto y de lo que quiera cada une. Con todos los tutoriales gratis que hay en YouTube cualquiera puede ser autodidacta. También he de decir que yo esperé a sacar mi primer álbum antes de invertir buena moneda en estudiar producción de música y sonido. Para mí, por ejemplo, dar el paso fue crucial para aprender a escuchar y para abrir el abanico de posibilidades a la hora de producir. Solo hay que ver la diferencia que hay entre el primer álbum y el segundo.
TTRRAACCAA aterrizó en la escena musical a comienzos de 2020 con Depressed 24/7 but Always Down to Party, un álbum lleno de letras existencialistas a ritmo de perreo que nos habla de tu despertar como artista. Paradójicamente, un par de meses después, la pandemia nos obligó a encerrarnos en casa ¿qué supuso para ti ese periodo de cuarentena?
Subí a las plataformas digitales mi primer álbum por mi cuenta, sin ningún sello ni discográfica y sin anunciarlo en ningún medio, y ese mismo mes me nominaron al concurso Bala Perduda que hacían en Apolo (cuyo premio era tocar en Primavera Sound), me contactaron de otros dos festivales y alguna que otra cosa más tocha que no recuerdo. Para mí fue muy fuerte porque no tenía ningún contacto dentro de la industria y no entendía cómo algo que se había gestado en mi cuarto durante los últimos dos años podría empezar a dar frutos tan pronto.
No obstante, justo el jueves que me tocaba hacer el directo en Apolo, se decretó el estado de alarma en todo el país, así que imagínate el chasco. Después de esto, entré en un bloqueo creativo de unos cuantos meses en los que era incapaz de hacer nada porque acababa de sacar un disco súper bailable que no iba a poder tocar en directo ni pinchar. Por otro lado, en la época pre-Covid llevaba un ritmo de vida en el que combinaba el trabajo de cuarenta horas con las clases de producción por las tardes y salir de fiesta los findes… Así que podría decir que el confinamiento me salvó la vida (risas).
En tu segundo trabajo, Party Monster, vemos una experimentación más encaminada hacia el eurodance, el house y otros subgéneros de la electrónica, ¿cuáles fueron tus referentes a la hora de crear el álbum?
Party Monster es un tributo a salir de fiesta que, irónicamente, fue creado durante el año y medio en el que permanecieron los clubs cerrados. En él quise fusionar un montón de géneros distintos y de diferentes épocas, intentando simular el único tipo de fiesta que se podía celebrar durante la pandemia: en casa, donde (por lo general) no había una persona que se encargara de la música, sino que todo el mundo quería ser DJ. De esta forma, la anarquía y la falta de coherencia estilística campaban a sus anchas.
Esta idea fue la excusa perfecta para poder hacer lo que me diera la gana de manera justificada. El álbum en general tiene una vibe muy noventera por los sintes y las melodías tranceras (siempre presentes), beats de techno y house, breaks, etc. Pero a la vez, también podemos encontrar guiños al jersey club, dembow, baile funk, post-punk o hyperpop, entre otras cosas. Si tuviera que enumerar a los referentes, no acabaría nunca.
Por cierto, Party Monster hace una clara alusión a la peli protagonizada por Macaulay Culkin. ¿Otras pelis favoritas que nos quieras recomendar?
Pues recomendaría El Club de la lucha, de David Fincher. Soy consciente de que esta peli es bastante controversial por el fan base que tiene pero, cuando la vi por primera vez, estaba trabajando en un call center y de verdad que no pude sentirme más identificado. De hecho, mi primer álbum está inspirado en esta peli y siempre cuento cómo TTRRAACCAA apareció en la vida gris y aburrida que tenía yo en ese entonces para ponerla patas arriba, como hace Tyler Durden con la del protagonista.
Al final, aunque uno se convierte en una estrella de la música y el otro acaba liderando una organización fascista, ambos tenemos el mismo objetivo: destruir el capitalismo (risas). Aparte de esta, sonará muy cliché, pero cualquiera de John Waters o Gregg Araki.
La dualidad entre el trabajo y la fiesta es muy importante en el disco, pero esa misma dualidad entre el trabajo y ser una estrella de la música es un concepto clave en toda tu obra, ¿has logrado conciliar ambas facetas de tu vida a día de hoy?
Por supuesto que no. Trabajar es horrible. Siento que es la mayor estafa con la que nos encontramos al llegar a la adultez. El pico de mi vida laboral fue cuando me despidieron del trabajo por mandar tres memes de mal gusto a un cliente (aclaro que fue sin querer) y tuve un año de paro en el que pude producir Party Monster. Como digo en LinkedIn, territorio hostil: “Desde que cobro el paro, todos mis problemas han acabado”, y es que literal. Llevar la doble vida de asalariado entre semana y estrella de la música los findes es agotador. Tengo muchas ganas de matar a Miley Stuart y ser Hannah Montana a tiempo completo.
Vamos a hablar de Verano en Barceloka, tu último single. En él haces alusión a las raves de Montjuic y a la escena icónica de las Cheetah Girls en el Parque Güell, pero también al turismo masivo y la especulación. ¿Cómo has vivido estas dos realidades coexistentes en la ciudad de Barcelona, y cómo crees que influyen en la escena musical local?
Últimamente pienso mucho en esto porque la ciudad se encuentra en un momento de efervescencia cultural y musical impresionante en torno al club y la música electrónica. O sea, casi cada mes aparece un colectivo o una fiesta nueva, y lo mejor de todo es que no están quedando relegados a pequeñas salas, sino que grandes discotecas y festivales parecen estar apostando por esta escena. Lo triste es el gran problema que sufrimos con el turismo y la masificación desde hace años.
Como pasa con muchas otras ciudades, Barcelona se está convirtiendo en un parque de atracciones capitalista donde todo está principalmente hecho por y para los turistas. Esto hace que, cada vez que salgo, me encuentro con mucha gente que viene aquí a volverse loca (Barceloka, guiño guiño), meterse de todo y desfasarse sin ningún tipo de respeto por nada ni por nadie. De esta forma, los clubs se llenan de gente que te empuja, te come la oreja, corea lolololos y se queda quieta delante de ti con la cara desencajada mientras bailas. Existen ciudades como Berlín, donde se toman la fiesta mucho más en serio, y estaría bien parecerse un poco más a ella en este aspecto. Puede sonar utópico, pero de verdad que no veo tan difícil que un club pueda ser un lugar donde salir de fiesta y, a su vez, una experiencia cultural donde disfrutar de la música bajo el respeto hacia los demás.
Y hablando de raves… ¿Dónde hay buena farra en Barcelona?
La verdad es que este último año he salido poquísimo con esto de ser pluriempleado, porque también necesito descansar. Sin embargo, creo que la clave está cada vez más en los pequeños colectivos que organizan fiestas en espacios alternativos que se salen de los circuitos de macrodiscotecas. Algunos de ellos nos hemos reunido en ocasiones para abrir el debate sobre la situación que comentaba con anterioridad e intentar buscar alternativas y/o soluciones a esta problemática.
Es una pena que estos lugares no tengan el mejor sonido, pero estoy en el punto de que soy incapaz de disfrutar de una fiesta si no hay un público respetuoso y de calidad. Para la gente que acaba de llegar a Barcelona, recomendaría estar atentes a la programación de salas como Upload, el Pumarejo, FOC, Meteoro, The Garage, la Infinita o Laut, por nombrar algunas.
La sátira y el sarcasmo son elementos recurrentes en tu trabajo artístico, desde tu estética hasta tus letras. En el videoclip podemos verte andar por el centro de Barcelona cantando “Paseando por las ramblas puedes comprar hasta coca”. ¿Consideras que esta elección artística representa una forma de desafiar la superficialidad y los convencionalismos de la industria pop en la actualidad?
Es mi forma de hacer punk. Quiero decir, el punk de gritar y romper guitarras está muy bien para quien le guste, pero no estamos en los setenta anymore. Citándome a mí mismo (otra vez) en Eterno moderno (post-punk version): “Hacer un estilo fuera de su tiempo es como parir un feto muerto”.
Empecé este proyecto como una reacción a la música urbana de ese momento (ahora pop) porque, a pesar de que la mayoría de letras son machistas, vacías o frívolas, todo el mundo se justifica en que no importa lo que estas digan mientras que sean bailables. Aclaro que no tengo nada en contra de esto. Al final, el pop siempre ha sido así.
No obstante, partiendo de esta premisa, me pregunté: ¿qué pasaría si utilizo un sonido y una estética totalmente mainstream, pero en lugar de hablar de sexo o desamor, hablo de que tengo ansiedad, de que me explotan en el trabajo o de cómo el capitalismo se está cargando la ciudad en la que vivo? ¿La gente seguiría bailando sin prestar atención a la letra? De esta forma, mi música es una especie de caballo de Troya que quiere cargarse el sistema desde dentro.
La primera vez que toqué en Madrid, catalogaron mi música como ‘pop alterado’ y, sinceramente, me siento muy cómodo con esa etiqueta. Por un lado, es pop por las letras repetitivas y pegadizas, las melodías emotivas y los ritmos bailables. Por otro, según la RAE, alterar significa cambiar la esencia o forma de algo, pero también estropear, descomponer, dañar, perturbar o trastornar, por lo que creo que la unión de ambos términos consiguen definir mi música a la perfección (una vez más, Prodigy y Sonia y Selena).
Siguiendo con el tema, esta última década estamos viendo cómo los límites entre géneros musicales se están desvaneciendo, tu discografía es un ejemplo de ello. ¿Cómo percibes esta mezcla y cómo crees que está afectando a la definición de lo que es el pop?
Como dije al principio, soy una persona de gustos muy diversos y, cuando empecé a producir y a pinchar, me frenaba mucho no tener claro qué quería hacer o qué camino elegir. Haciendo caso a mi intuición, decidí que la mejor idea era coger todos los caminos y meterlos en una batidora para hacer algo que fuera 100% yo. Al final, era lo que habían hecho la mayoría de artistas a los que admiro.
Me baso principalmente en mi experiencia vital y la de mis amigues a la hora de escribir las letras. Por ello, cuando tengo que imaginar cómo quiero que suenen las canciones, hago una búsqueda (consciente o inconsciente) en la banda sonora de mi vida: melodías, letras, álbumes, artistas o géneros que, de una manera u otra, hayan marcado un antes y un después en mí. De esta forma, mis temas están repletos de huevos de pascua y guiños a mis referentes para que, quien los pille, pueda entender un poco mejor mi historia y de dónde vengo.
Cuando terminé de producir Party Monster (como a mediados de 2021), me surgieron algunas inseguridades con respecto a no haber seguido una línea estilística en el álbum. Sin embargo, cuando Rosalía publicó Motomami en marzo de 2022 fue como… ¿Qué? ¿Que Rosalía ha hecho lo mismo que yo? (Salvando las distancias). Fue ahí cuando me di cuenta de que lo que había hecho tenía sentido y de que, en realidad, es el camino más lógico a tomar en el momento en el que nos encontramos. Incluso diría que se ha convertido en una tendencia.
Has colaborado con la DJ y productora Brava, formas parte de colectivos como Necro Records (junto con Rivers Z), Mareo o Neowarras, y te hemos visto pinchar en Antídoto, en Razzmatazz y un largo etcétera. ¿Cómo estás viviendo todo esto y dónde te gustaría verte en un futuro?
Mentiría si dijera que está siendo un camino de rosas, porque se parece más a una montaña rusa. Hay días en los que siento que nací para esto y otros en los que pienso en que debería mandar todo a la mierda y estudiar unas oposiciones. Pero bueno, así es la vida del artista cuando no tienes padres ricos. A pesar de ello, empecé este proyecto en un momento en el que no tenía motivación alguna. Después de terminar la uni, empecé a empalmar un trabajo precario tras otro y necesitaba encontrar algo que le diera sentido a mi existencia. Y lo encontré. Lo más fuerte es que siempre estuvo ahí, pero no fui capaz de verlo hasta que me vine a Barcelona y vi que todo el mundo hacía cosas. Ahí fue cuando dije, ¿ah, sí? ¡Pues yo también!
A veces me pasa que, en medio de un DJ set o concierto, hay como un momento de iluminación en el que, de pronto, soy consciente de dónde me encuentro y soy capaz de ver con perspectiva y valorar lo que he conseguido hasta ahora… He de reconocer que incluso se me escapa alguna lagrimilla. Parece que mi nombre se está haciendo hueco en una escena de música underground y, por primera vez en mi vida, siento que formo parte de algo (sin olvidarme de mencionar a toda la gente tan increíble a la que he conocido gracias a esto). Así que os advierto que queda traca para rato y esto no ha hecho más que empezar.
Por lo pronto, este mes de octubre nos vemos el 11 en Upload con Neowarras x Hoe__mies, el 14 en Latineo y el 20 en la Necro que haremos en Razz.
Trraaccaa 1.jpg