Camila Falquez conocía el trabajo de Emily Ritz, pero también admiraba el arte de Lobadys Pérez. Y como si de algo ya escrito se tratara, el destino puso la canción Take it Back (Emily Ritz) en el camino de estas tres artistas para que creasen un vídeo que sobrepasa las barreras del lenguaje y del movimiento; un videoclip que nos hace entender que la belleza no solamente se basa en encontrar y aceptar la imperfección, sino que es un lenguaje que hablamos todos los humanos.
Antes de empezar, ¿en qué se basa Take it Back?
Take it Back es una canción compuesta por Emily Ritz que habla sobre las relaciones y sobre todo lo que acabamos dando y necesitamos de vuelta. En la letra se habla del intercambio de energías, sobre una intimidad compartida y un amor que acaba muriendo. De eso trata el video: relaciones y cómo gravitamos los unos en torno a los otros, es una interpretación en movimiento de lo que Emily expresa con palabras.
Take it Back junta a tres personas totalmente distintas: una artista y cantante, un coreógrafo y una fotógrafa; pero cada una aporta su granito de arena. ¿Cómo ha surgido este proyecto? ¿Habías tenido en mente colaborar con Emily Ritz y/o Lobadys Pérez? ¿Surgió una chispa en el momento del rodaje?
Este video es la mejor colaboración que he hecho hasta el día de hoy. Poder juntar a Emily Ritz y a Lobadys Pérez en un mismo proyecto me parece casi un sueño. Intentaré ser breve.
Hace dos años viajé a Colombia para explorar mis raíces (mi familia es de ahí) y conocí a Lobadys y su compañía; nuestra química creativa fue inmediata. Ensaya todos los días en una casa antigua del barrio de Getsemaní en Cartagena de Indias con la compañía que él mismo fundó, formada por unos bailarines increíbles. Es un coreógrafo activista que intenta sobrevivir con su arte de denuncia en una sociedad aún marcada por la opresión colonialista y el racismo inherente en ella. Desde que lo conozco, respeto y admiro su arte profundamente, y considero que el movimiento que está creando es realmente nuevo y genuino. Fue imposible no ofrecerles colaborar segundos después de haber visto el ensayo. Tuvimos la oportunidad de codirigir un espectáculo de video arte y danza llamado Disección del mito, que se estrenó en el Festival de Cine de Cartagena en 2015, y que ellos aun presentan en diferentes ciudades del mundo.
Emily Ritz, por otro lado, apareció en mi vida cuando me mudé a Nueva York hace seis años, y nuestra amistad fue creciendo de forma orgánica. Siempre he admirado mucho su arte y, sobre todo, cómo lo ha utilizado para canalizar una enfermedad crónica que limita muchísimo su movilidad desde que tiene doce años. Es admirable la energía creativa que tiene: siempre está pintando, componiendo música o haciendo cerámicas. Creo que todo lo que sale de ella viene de una necesidad de trascender sus límites, cosa que admiro muchísimo. Empezamos a colaborar cuando me pidió que hiciese los visuales de su disco, también proponiéndome hacer un video juntas.
Me obsesioné con la idea de dar movimiento a la música de Emily como respuesta a su limitación física, y creo que era evidente que Lobadys era la persona con quien debía hacerlo. Siento que ambos producen arte desde dos ciudades muy diferentes, pero desde un mismo lugar emocional de supervivencia a sus condiciones, así que el intercambio creativo fue muy fácil y fluido, como si hubiésemos trabajado juntos desde siempre.
Hace dos años viajé a Colombia para explorar mis raíces (mi familia es de ahí) y conocí a Lobadys y su compañía; nuestra química creativa fue inmediata. Ensaya todos los días en una casa antigua del barrio de Getsemaní en Cartagena de Indias con la compañía que él mismo fundó, formada por unos bailarines increíbles. Es un coreógrafo activista que intenta sobrevivir con su arte de denuncia en una sociedad aún marcada por la opresión colonialista y el racismo inherente en ella. Desde que lo conozco, respeto y admiro su arte profundamente, y considero que el movimiento que está creando es realmente nuevo y genuino. Fue imposible no ofrecerles colaborar segundos después de haber visto el ensayo. Tuvimos la oportunidad de codirigir un espectáculo de video arte y danza llamado Disección del mito, que se estrenó en el Festival de Cine de Cartagena en 2015, y que ellos aun presentan en diferentes ciudades del mundo.
Emily Ritz, por otro lado, apareció en mi vida cuando me mudé a Nueva York hace seis años, y nuestra amistad fue creciendo de forma orgánica. Siempre he admirado mucho su arte y, sobre todo, cómo lo ha utilizado para canalizar una enfermedad crónica que limita muchísimo su movilidad desde que tiene doce años. Es admirable la energía creativa que tiene: siempre está pintando, componiendo música o haciendo cerámicas. Creo que todo lo que sale de ella viene de una necesidad de trascender sus límites, cosa que admiro muchísimo. Empezamos a colaborar cuando me pidió que hiciese los visuales de su disco, también proponiéndome hacer un video juntas.
Me obsesioné con la idea de dar movimiento a la música de Emily como respuesta a su limitación física, y creo que era evidente que Lobadys era la persona con quien debía hacerlo. Siento que ambos producen arte desde dos ciudades muy diferentes, pero desde un mismo lugar emocional de supervivencia a sus condiciones, así que el intercambio creativo fue muy fácil y fluido, como si hubiésemos trabajado juntos desde siempre.
De hecho, en la página web, una de las cosas que vemos primero es que el producto final es un diálogo de mentes, música y movimiento. ¿Pensabais abarcarlo así desde un principio, o ha sido algo que ha surgido mientras trabajabais en los primeros conceptos del vídeo?
Cuando llegué a Colombia y les puse por primera vez la canción de Emily a los bailarines, me di cuenta de que lo que estábamos a punto de crear iba a ser muy importante para todos nosotros. Empezaron a tener ideas, a bailar de forma improvisada y vi que el proceso en sí era parte de la obra colaborativa que creábamos.
Conseguí una handycam en un mercadillo de Cartagena y empecé a grabar todo el proceso. Le pedí a Emily que se grabara en su salón de Nueva York la noche antes de volar a Colombia y con ello cree el mini-documental que proyectamos en el estreno en Nueva York y que colgamos en la web antes de que se lanzase el video.
La obra de arte que hemos conseguido con este proyecto es precisamente el habernos juntado tres personas tan diferentes, con vidas tan distintas, pero con el mismo lenguaje visual, y haber creado una pieza que nos representa a los tres a la perfección. Sin duda, la belleza es una frecuencia en la que todos los seres humanos nos entendemos.
Conseguí una handycam en un mercadillo de Cartagena y empecé a grabar todo el proceso. Le pedí a Emily que se grabara en su salón de Nueva York la noche antes de volar a Colombia y con ello cree el mini-documental que proyectamos en el estreno en Nueva York y que colgamos en la web antes de que se lanzase el video.
La obra de arte que hemos conseguido con este proyecto es precisamente el habernos juntado tres personas tan diferentes, con vidas tan distintas, pero con el mismo lenguaje visual, y haber creado una pieza que nos representa a los tres a la perfección. Sin duda, la belleza es una frecuencia en la que todos los seres humanos nos entendemos.
Emily es americana y Lobadys es colombiano. Justamente, tú entiendes castellano e inglés, ¿fue un papel pivotal hacer de traductora entre la cantante y el coreógrafo? ¿Se entendían entre ellos incluso sin usar las palabras?
Fui la traductora oficial del proyecto, pero no fue difícil, puesto que ellos inventaron un lenguaje de símbolos propio y, porque al final, las disciplinas en las que se expresaba cada uno se descifraban con facilidad. Como te he dicho antes, conseguimos transcender las barreras del lenguaje hablado y nos comunicamos a través de nuestros diferentes lenguajes artísticos.
Seguramente, por los contextos que viven Emily (con una artritis que le causa mucho dolor) y Lobadys (sufre limitaciones en flexibilidad), ambos llegaron a entenderse muy bien, aunque la barrera del lenguaje fuese un problema, ¿fue el caso? ¿Ayudó eso a que el proyecto acabase tomando sentido?
Me encanta que hayas hecho esta pregunta. Ese fue un momento muy bonito de todo el proceso, que sin duda hizo que la relación entre la coreografía de Lobadys y la música de Emily cobrara sentido.
La idea era darle movimiento a esa canción que expresaba el dolor de una persona con limitaciones físicas. Lo que yo no sabía –y que fue mágico descubrir– es que, durante su educación como bailarín, Lobadys tuvo problemas físicos y de flexibilidad que le obligaron a abandonar la danza clásica y a crear su propio lenguaje de movimiento determinado por sus propios límites físicos. En sus propias palabras: buscó la belleza en su imperfección.
Fue así cómo Lobadys y Emily se sentaron en una mesa uno delante del otro y crearon una coreografía para Emily basada en las limitaciones físicas del cuerpo de ella que, para mí, hace que todo el video cobre sentido.
La idea era darle movimiento a esa canción que expresaba el dolor de una persona con limitaciones físicas. Lo que yo no sabía –y que fue mágico descubrir– es que, durante su educación como bailarín, Lobadys tuvo problemas físicos y de flexibilidad que le obligaron a abandonar la danza clásica y a crear su propio lenguaje de movimiento determinado por sus propios límites físicos. En sus propias palabras: buscó la belleza en su imperfección.
Fue así cómo Lobadys y Emily se sentaron en una mesa uno delante del otro y crearon una coreografía para Emily basada en las limitaciones físicas del cuerpo de ella que, para mí, hace que todo el video cobre sentido.
En el videoclip, la coreografía acompaña perfectamente a la danza y a la cinematografía, ¿ayudó el movimiento y la imagen a que Emily llegara a expresar más su mensaje (debido a su enfermedad)?
Todo este proyecto surgió porque quise que ella pudiese expresarse en un lenguaje que no está disponible para ella. Quería ofrecerle la danza; regalarle la oportunidad que ella sintiese sus células bailar. Creo que, a día de hoy, ella misma siente que es una de las bailarinas del vídeo, así que solo por eso este proyecto ya es un éxito.
“Sin duda, la belleza es una frecuencia en la que todos los seres humanos nos entendemos.”
Cuando veo el vídeo, tengo la sensación que Take it Back tiene un videoclip hecho con
muchísimo cariño. ¿Es lo que queríais transmitir con este proyecto?
No sé si eso es lo que queríamos expresar, pero es sin duda lo que nos movió a hacerlo. La única motivación detrás de todo esto es literalmente el amor que le tengo a Lobadys, a Emily y a las artes de ambos. Me alegra muchísimo saber que el espectador también lo siente así.
Al final del vídeo aparece un enlace donde podemos encontrar imágenes e información del proyecto, ¿por qué crear una página web separada para este proyecto y no ponerlo directamente en el portfolio personal de cada uno de los tres? ¿Qué futuro le espera a esta página web y al proyecto en sí?
La idea de crear la página web surgió porque queríamos darle la plataforma más completa que pudiésemos al vídeo. Porque, como habrás visto, este no es un videoclip normal, y como tal, no sentía que fuese justo lanzarlo en YouTube sin más con todo el esfuerzo del equipo. Por eso hicimos un estreno de todo el proyecto en el Wythe Hotel Cinema en Brooklyn (Nueva York) hace unos días, y por eso también existe la web. Creo que, en el caso de este vídeo, la historia que hay detrás y todos los implicados hacen que cobre una dimensión más real; que todo ese movimiento, luces, colores tengan un sentido más allá de la estética. Quiero hablar de ello y generar más proyectos así porque, al final, es por trabajos como este que creo en el arte que hago.
Finalmente, ¿piensas volver a trabajar con Lobadys y Emily? ¿Qué podremos esperar en
los próximos meses?
Sin duda, ¡voy a trabajar con ellos hasta el final de mis días! Aún no sabemos cuáles son los siguientes niveles de nuestra relación creativa, pero tengo la certeza de que habrá más y mejores proyectos conjuntos en nuestros futuros cercanos y lejanos.