Leí ayer en X, “ya va acercándose la primavera y russian red saca disco. perfecto”, y sonreí un poco para mí misma. Antes de This is un volcán, nadie se esperaba que Lourdes Hernández volvería con un disco bajo el brazo, y esta mañana más de una se ha despertado con Volverme a enamorar sonando en su Spotify.
La Russian Red de hoy comparte muchas cosas con la Russian Red de Cigarettes, pero quizás las más relevantes son la honestidad y esa capacidad para enamorarse que da nombre al álbum. Me comenta que está totalmente dedicada a la investigación de las relaciones románticas, y este álbum es una demostración de ello. Así que hemos dejado un poco de lado lo más palpable del trabajo, que podéis leer en revista especializadas y escuchar en vuestra plataforma favorita, para meternos en los entresijos de su pensamiento que, al final, es de donde nace este disco.
Advertencia. Esto no es una entrevista al uso, principalmente porque es difícil no irse por las ramas cuando Lourdes tiene tanto que decir y yo tantas ganas de escucharla. Es una buena charla para inaugurar una nueva Russian Red que se conoce muy bien.
Muy emocionada de hacerte esta entrevista, Lourdes. Primero de todo, ¿cómo estás? ¿Nerviosa? ¿Emocionada?
Estoy superemocionada. Siento que cuando colgué los tacones de Russian Red no pensé que iba a volver y, si lo hacía, que estaría tan emocionada. Siento que me la inventé cuando era pequeña para poder serlo ahora y tengo la sensación de que esta nueva Russian Red va a ir borrando poco a poco la de antes. No borrarla del todo, porque es imposible, pero hay una sensación de que se va a transformar en algo totalmente nuevo, de que ya se está transformando en algo nuevo. Y eso me emociona muchísimo porque pensaba que era imposible de hacer.
Me sorprendió mucho el lanzamiento de This is un volcán. Sobre todo después de leer en tu entrevista para Vogue donde decías que “Russian Red era una cosa del pasado”. ¿Qué ha sucedido estos dos años para que estés lanzando un disco?
Así me sentía. Hay un proceso para que se vaya forjando esta idea y llega el momento en el que está el clic. Para mí, el clic fue This is un volcán. Con esa canción, y en el momento en el que estaba, sentí un tipo de urgencia que no había sentido antes. Sobre todo a la hora de querer compartir mi canción, contarle al mundo lo que me estaba pasando. Y me daba igual si el mundo eran cuatro personas, ocho mil o un millón, pero cuando sientes esa urgencia de compartirlo, está pasando algo importante que debes hacer.
Voy a intentar hacer un resumen de lo que sabemos de ti en esta última década. En 2013 te instalas en Los Ángeles para grabar Agent Cooper y, bueno, allí te quedas. Te casas con Zach Leigh, reformáis una iglesia, publicas el libro These Words Leaving My Body, protagonizas un corto, El beso, y un largo, Ramona. Estos diez años han dado para mucho…
No he parado porque la realidad es que soy artista, aunque creo que había partes de mí no reconocidas por mí misma en ese rol. No sé si es una cosa femenina o personal, pero había mucha culpa rodeando el admitirme como artista. Poco a poco, con el disco y con los diferentes proyectos que he ido haciendo, me he ido confirmando a mí misma mi capacidad para, básicamente, canalizar emociones, que es mi especialidad. Entonces, me dedico a esto y he entendido por qué es importante el rol que juego y que no necesito cuestionarme tanto.
Me parece que cuestionarme es parte del proceso y está bien, pero no hasta un punto donde me inhabilite. Puedo cuestionar mis procesos, puedo cuestionar mis decisiones, pero no mi esencia. Ahí es donde creo que entro, donde he entrado por fin. A los casi cuarenta, he entrado en no cuestionar mi esencia. Y la verdad es que no pienso bajarme de aquí.
Comentabas hace unos meses en Harper Bazaar que “Russian Red es el enamoramiento, la seducción y el deseo”. ¿Algo nuevo que hayas descubierto?
En cada entrevista descubro una nueva forma de contar lo que me pasa, descubro algo nuevo sobre este proceso. Para mí, las entrevistas son un psicoanálisis guiado por una persona extraña que me pregunta desde un sitio propio, y eso me parece interesantísimo. Recuerdo que esa era la primera entrevista que hice empezando a bucear en algo que no estaba siquiera racionalizado. En ese momento acababa de sacar el segundo single, estaba acabando de grabar el disco y sabía que se iba a llamar Volverme a enamorar, pero todavía no sabía por dónde coger todo esto. En ese momento, Russian Red iba del enamoramiento, pero ahora siento que va más por una consciencia sobre el amor que viene del deseo.
Creo que la música, para mí, esa urgencia de la que te hablaba antes, esa necesidad de compartir, se forja en el deseo y tiene que estar conectada con él. El deseo en sí tiene muchas puertas, y el sexual es una importantísima. Cuando era más joven, tenía una relación muy libre con eso, pero llega un momento en el que entras en relaciones más serias, tomas decisiones complejas sobre tu vida, y tu relación con el deseo cambia muchísimo. Para mí, ahora mismo, Russian Red ha sido mi vuelta a reconectar con el deseo y con la urgencia de contar qué cosas se me mueven con ese deseo.
¿Cómo empezó todo el proceso de composición y producción del álbum? ¿Partiste de canciones a guitarra que habías compuesto tú o sucedió todo en el estudio?
Es un disco que he hecho en el estudio. Antes hacía unas canciones, después me iba a un estudio y allí, tengo que admitir, había una despersonalización… Pero en estas canciones, al estar construidas, compuestas y producidas por mí, por Luis y por René en el estudio y al mismo tiempo, toda la parte compositiva y de producción está íntimamente unida. Es una cosa muy novedosa para mí porque me ha permitido ser muy libre. No he tocado ningún instrumento en toda la grabación, y esto me ha dado un poco de paz. Me ha dado muchísima libertad para irme a cantar por otro sitio, para utilizar otro tipo de armonías, y eso es una parte muy importante para sacar esta nueva Russian Red, que estaba un poco anquilosada.
Creo que es fundamental haber estado rodeada de gente y que haya sido un proceso absolutamente colaborativo. A partir de ahora quiero trabajar de esa manera porque me parece muchísimo más enriquecedor. Hay una cosa muy bonita de quitarte el peso de que sea tu canción entera. Esa liberación me ha facilitado a nivel narrativo.
¿Por qué volverse a enamorar?
El disco va de volverse a enamorar porque es básicamente lo que me ha pasado. He sentido que había un mensaje muy guay que podía dar: las personas que, a una determinada edad, estamos en relaciones serias y cerradas, no nos permitimos nunca volvernos a enamorar. Esto es un tema muy tabú. De repente he hecho un álbum en la investigación de este proceso donde, al principio, evidentemente sentía culpa y dudas. De hecho, la primera frase del disco es “¿Qué me pasa?”. Lo que pasa es que el álbum ya está.
Hay una aproximación al enamoramiento desde lo irónico porque, al final, una cosa muy interesante que tiene Volverme a enamorar y que tiene la Russian Red de ahora es que se sabe. Se sabe a sí misma, entonces se ríe un poco de sí misma. No se toma tan en serio, y esto para mí, desde el punto de vista performativo y artístico, es una cosa muy novedosa. Y además, lo voy a llevar al escenario.
Una cosa que a mí, personalmente, me pasa contigo es que siento que eres honesta en lo que cantas.
Me parece una cosa muy bonita y lo recibo un montón, de verdad. Si hay algo de lo que he pecado siempre es de ser honesta. Mi forma de hacer música, en ese sentido… no hay más. No hay una intención o una estrategia de llegar a posicionarme o de llegar a ningún lugar, sino que todo tiene que ver con que el mensaje sea absolutamente real y pueda llegar de la misma manera que yo lo siento. No quiero decir que otra gente que sí que sea más estratega o tenga más ambiciones con su carrera no sea honesta con sus mensajes, para nada. Pero a mí lo que más me importa de hacer música es esa honestidad, la cosa más industriosa me interesa menos.
Tal vez por eso también he estado un poco retirada durante un tiempo, porque no tenía nada realmente que contar. Me he cuestionado durante mucho tiempo, ¿se ha acabado aquí? Hasta que me he permitido volverme a enamorar y entrar en ese mindset. Es una puta movida porque soy una mujer felizmente casada. Estoy tan totalmente dedicada a la investigación de las relaciones románticas que me he dejado de dedicar durante un tiempo por miedo a ver qué me encontraba, y la realidad es que ahora que me he quitado el miedo, he dicho, ah, pues a investigar. Estoy totalmente en ese mood. Yo continúo casada, y de hecho, este es el disco favorito de mi chico de todos mis álbumes.
¿Y cuál es tu hipótesis sobre las relaciones románticas? Es más, ¿existe una hipótesis?
A ver, hay una breve hipótesis ahora mismo, un poco dibujada y que tiene que ver con el hecho de que tampoco es para todo el mundo. Hay gente que quiere una vida tranquila, estar con su pareja, que no haya altibajos de ningún tipo y vive la vida en ese plano. Es algo que a mí me parece lícito y superbien. Pero siento que hay un gran porcentaje de la población humana que entiende y que necesita estar conectada con el deseo y con el enamoramiento para seguir conociéndose, para encontrar su camino y su rol. Zarandear un poco su realidad para que caigan las hojas muertas y salgan las hojas nuevas.
Para eso tiene que haber crisis, tiene que haber un poquito de drama y tenemos que estar preparados para ello. Cuando estás en relaciones estables muy duraderas, adquieres una especie de conformismo que me parece que a veces nos viene mucho peor que mejor. Y esa es un poco mi tesis, hay que renovarlos a diario, nadie es de nadie.
A ver qué opinas tú sobre esto, pero ¿podríamos decir que la estabilidad está sobrevalorada?
Sí, sí. La estabilidad repele la crisis y la crisis es superimportante para evolucionar. Venimos de la posadolescencia, de tener veintipocos, de estar viviéndolo todo con una intensidad brutal. Y llega un momento en el que decimos, quiero parar ya, por favor. Buscamos un cambio de ciclo, totalmente entendible, pero eso no puede significar que te abandones. Hay una cosa de la juventud más plena que tiene que ver con no tener la vida empaquetada, de que tu vida puede ir en cualquier dirección, y hay una sensación absolutamente efervescente y eléctrica que te conecta a la vida desde un sitio increíble. Eso se pierde con los años, pero no creo que se pierda porque nos hacemos mayores. Se pierde porque buscamos estabilidad y estar tranquilos. Y no, la estabilidad está sobrevalorada. 
¡Va a ser tu nuevo mantra! Entonces, ¿nace de ahí el disco?
Siento que el germen del disco viene cuando yo no tengo ni puta idea de lo que estoy hablando. Todo este discursito que te estoy dando, cuando empiezo a hacer el disco, no tenia ni idea. Durante todo el proceso de hacer las canciones, hay una cosa muy del subconsciente. Muy de ‘me está pasando esto y voy a hacer una canción porque si no hago una canción… no sé muy bien lo que voy a hacer’. Entonces fue saliendo, y creo que cualquier manifestación artística que nos permitamos siempre es superterapéutica y muy sanadora.
¿Ha habido alguna premonición en este disco? Es decir, que hayas improvisado una letra inconscientemente y lo lees hoy y dices, “cinco meses después de haber escrito esta canción entiendo exactamente de lo que va”.
No, porque las canciones sí que estaban escritas con lo que a mí me estaba pasando en cada momento, independientemente de que fuera consciente de la visión global que te estoy dando ahora. Hombre, empezaba ya a tener atisbos de esa visión global porque sino siento que no habría sido posible hacer una cosa tan conceptual como lo que he hecho.
Ayer estaba en la radio y me hicieron una entrevista preciosa, ya con las canciones del disco, y estaba escuchando la última que habían elegido y me di cuenta de que ya lo había trascendido. Me di cuenta en ese momento que yo, hasta hace veinticuatro horas, no había trascendido todavía lo que me estaba sucediendo. Había una parte de mí que decía, wow, la acabo de dejar ir. Hubo un momento en el que me di cuenta de que dejan de ser mis canciones exclusivamente, y hay una cosa de compartir para trascender. Yo no lo había entendido nunca de esa manera tan bajado al cuerpo, lo podría haber entendido de otra manera, en un plano mental pero no en el cuerpo. Y mira, lo bajé al cuerpo.
Antes de Volverme a enamorar te habíamos escuchado cantar en castellano en un tema con _juno (el proyecto de Zahara y Martí Perarnau) y en el primer disco de Casero. ¿Cómo ha sido ese proceso de componer en español? ¿Surgió naturalmente?
Me gusta mucho que traigas a Gabi (Casero) a la palestra porque hay una cosa de ese pop íntimo español que a mí me ha inspirado mucho para explorar el castellano. Y todo esto que tiene que ver con un momento del indie aquí que me parece una chulada y que, cuando yo era más joven, no existía.
Bueno, es que este movimiento indie parte de proyectos femeninos como el de Russian Red. 
Ya, era bastante nuevo para todas. Era un momento distinto, pero sí que es verdad que ahora hay un montón de bandas de chicas, hay muchísimas más mujeres en las artes en general. Muchas más que hace quince años, y eso me ha resultado muy inspirador y muy welcoming. En estos tres años que he estado aquí me he sentido más parte de esto que hace una década. Conecto más ahora con la escena.
Haber acabado, por ejemplo, en Sonido Muchacho, y toda la gente que he ido conociendo de manera totalmente improvisada sin pensar, ay, me voy a poner en contacto con este chico que es tan guay; simplemente lo conocí en una fiesta y acabamos tocando. Nos entendemos y hay una continuidad absolutamente orgánica. Eso me ha resultado muy inspirador y contribuye a este enamoramiento y a esta apertura. El haberme encontrado a mi ciudad así, tan guay y receptiva.
Te iba a hacer una pregunta sobre si habías notado que la industria musical en España había cambiado, pero vamos, que no ha hecho falta (risas).
¡Es que ha cambiado un montón! Estoy ahora a punto de introducirme más en la industria, sobre todo porque me voy a ir de gira, pero ya te puedo decir que la gran mayoría de de mi equipo son mujeres. Antes tenía solo una en mi equipo, que era la manager que trabajaba con mi manager y ya está. Para mí, ya solamente eso me resulta un cambio radical en la industria, las cosas suceden con otro pozo. Creo que entre nosotras preferimos ambientes en los que hay más mujeres porque a lo mejor hay ciertas situaciones que se evitan y también conectamos de otra manera. Me gusta hablar de horizontalidad cuando se trabaja con mujeres.
Independientemente de que yo esté liderando mi proyecto y yo soy la que tiene que tomar las decisiones ejecutivas para que todo vaya bien, siento que las mujeres con las que trabajo están tan empoderadas como yo. Hay una conversación en vez de una negociación, no hay una imposición, y creo que esto de imponer es una cosa mucho más masculina. Hay mujeres que se imponen también un montón, que son supermasculinas y viene muy bien porque, por ejemplo, yo tengo la teoría, y esto no me lo has preguntado pero te lo voy a decir…
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Tú tira, que yo después me invento la pregunta y queda muy bonito.
El otro día me comentaba un entrevistador que hasta que llego Rosalía, él tenía la teoría de que no podía haber ninguna mujer talentosa, exitosa y guapa porque siempre se la cargaba la opinión pública. Y yo le dije que Rosalía se comunica a sí misma desde una energía muy masculina; ella se impone, a ella no le pone nadie la pierna encima. Y eso es una cosa supermasculina.
Yo tengo una energía masculina bastante alta, pero no tanto, y es una movida. A las mujeres que tenemos una energía femenina más alta o que no nos imponemos se nos trata de otra manera, y veo que todas las tiazas que han salido en la última época, por ejemplo, Nathy Peluso, son superagresivas. No me parece algo malo ni negativo, pero las mujeres con una energía más femenina desde fuera, los hombres sienten una oportunidad para someter, una inocencia. Nos tratan como niñas, con una condescendencia… Parece que si estás más en contacto con tu vulnerabilidad y con una cosa más más frágil o más aérea, enseguida sienten que hay una oportunidad para someter y, en verdad, podemos ser todo. La conquista tiene que ser desde la energía femenina, no desde la masculina. Quiero decir, ya está normalizada la energía masculina, ahora normalicemos la femenina.
Te tiraría de la lengua un poco más pero creo que es hora de cerrar esta entrevista, pero no sin preguntarte por esa esperada vuelta a los escenarios. ¿Tienes ganas de volver a estar ahí arriba?
¡Muchísimas! La gira empezará el 1 de marzo en Avilés y son siete conciertos: asaremos por Barcelona, Valencia, Madrid, Coruña… Una cosa importantísima que no te había dicho es que básicamente todos los conciertos van a estar divididos en dos actos. Todos los venues son teatros históricos y vamos a hacer una performance. Entonces el primer acto va a ser un acto psicomágico, y hago un llamamiento a todo el mundo que tenga un bloqueo con el deseo, porque en el primer acto del concierto, lo vamos a desbloquear juntos y juntas.
Me encanta, ¿y el segundo? 
El segundo acto son los grandes hits de Russian Red.
¿Cuáles son para ti? 
Cigarettes, obvio. Están también Everyday Every Night, Fuerteventura, I Hate You But I Love You y Memory is Cruel. Fuerteventura va a ser el disco con más canciones del repertorio porque es el más memorable y que más me apetece tocar, aparte del nuevo, pero habrá de todo. 
Oye, Lourdes, ha sido un placer entrevistarte e invito a que todas escuchen Volverme a Enamorar.
¡Igualmente! Muchísimas gracias.
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