Fue un momento fortuito en su infancia el que hizo que Rubén fuese consciente por primera vez de su negritud. Años después, ese recuerdo se convertiría en el germen de una reflexión sobre el papel que juega su descendencia en la formación de su propia identidad y una investigación retrospectiva sobre la historia de la cultura afro en Occidente, que acabaría materializándose en su proyecto fotográfico Y tú, ¿por qué eres negro?
Rubén H. Bermúdez es un fotógrafo y docente mostoleño. Es también el cofundador de Espacio Afroconciencia, un grupo de reflexión y acción colectiva centrado en dotar de poder y herramientas a los y las afrodescendientes, fomentando y motivando su papel como actores de transformación social. Después de recibir una beca para realizar un máster en la escuela de fotografía EFTI, Rubén publica en 2017 su primer fotolibro. En Y tú, ¿por qué eres negro? conviven su relato autobiográfico, una revisión de los orígenes de la esclavitud negra en España y la reivindicación de la visión silenciada de una parte de nuestra sociedad. Hoy hablamos con el artista sobre el valor de las imágenes, los avances en materia de igualdad en torno a colectivos racializados y la coyuntura mundial actual.
Lo primero de todo, ¿cómo has vivido esta cuarentena?
Con mucha suerte. Sano y bastante tranquilo.
Estos meses han afectado de forma distinta a los y las artistas. Hay quien se ha adaptado a la situación de estar en casa e incluso ha encontrado nuevas formas de explorar su creatividad y quien ha sufrido un bloqueo o ha decidido tomarse un descanso. ¿Con qué actitud te sientes más identificado?
Yo he parado todo lo que he podido. He disfrutado mucho de la cocina –estos meses he aprendido a hacer mafe y croquetas. En mi casa ha sonado mucho Alton Ellis y he intentado estar lo más relajado posible todo el tiempo.
¿Qué papel crees que ha jugado el sector cultural durante la crisis del Covid-19?
Un papel modesto pero útil. Yo veía al personal de sanidad por la tele o bajaba a la tienda y había comida. No me parece que lo esencial haya sido leer un libro, visitar una expo virtual o ver una serie. Pero, desde luego, hemos acompañado a mucha gente.
Hace ya tres años vio la luz tu primer fotolibro, Y tú, ¿por qué eres negro?. ¿Sientes que te ha cambiado la publicación de este proyecto?
Comencé el proyecto en 2014 y la primera edición la publiqué en 2017. El libro ya no es novedad, pero tampoco tengo mucha perspectiva. Me ha hecho bien.
¿Qué referentes fueron esenciales para ti a la hora de darle forma?
Agnes Essonti, Veronica Fieiras, Silvia Albert Sopale, Emory Douglas, Lucia Mbomío, Grada Kilomba o Daniela Ortiz.
“Yo era un niño y la sociedad me hizo negro”. Son palabras tomadas del reportaje de RTVE que podemos encontrar en tu página web. Y tú, ¿por qué eres negro?, ¿es el resultado de esa toma de conciencia o parte del proceso?
Sí, el libro comienza así: “La primera vez que alguien me llamó negro estaba en un mercado con mi abuela. Fue otro niño pequeño. Utilizó la palabra ‘negrito’. Nadie dijo nada; yo tampoco.” Supongo que me refería a esa parte al decir eso.
Yo creo que cuanto menos contexto tenga quien llegue a Y tú, ¿por qué eres negro?, mejor. Hace poco una amiga dijo que es un libro que está vivo y me gustó mucho. Ya no es parte o resultado de, es un algo en sí mismo.
Yo creo que cuanto menos contexto tenga quien llegue a Y tú, ¿por qué eres negro?, mejor. Hace poco una amiga dijo que es un libro que está vivo y me gustó mucho. Ya no es parte o resultado de, es un algo en sí mismo.
En esa misma entrevista expresas la importancia de la decisión de “que las personas negras que salen en mi libro no saliesen sufriendo”. ¿Por qué?
Acumulé muchísimas imágenes violentas, investigué sobre la esclavitud en España, el colonialismo español o lo que ocurre en la actual frontera España/Marruecos. Había muchísimas imágenes terribles, dolorosas, de violencia y muerte. Decidí que mi libro iba a ser hablado desde el yo, muy influido por el libro Entre el mundo y yo, de Ta Nahisi Coates, y que me iba a dirigir a otra persona negra en España. Desde ese lugar me fue imposible enseñar, otra vez, imágenes de personas negras sufriendo. Ni yo las quería ver, ni sentía que a mi audiencia le gustaría. Creo que fue un acierto.
Dentro de tu proceso creativo fue especialmente relevante el definir a quién se dirigía tu obra. A pesar de que Y tú, ¿por qué eres negro? está intencional y deliberadamente dedicado a la comunidad afro, ¿contaste también con el efecto o el recibimiento que tendría en el resto del público?
Bueno, yo intentaba hacer un libro que fuera memorable para alguien. Me ponía mucho las pelis de Spike Lee para pillar ese punto. Tenía que ser algo que funcionara como historia pero que funcionara especialmente para alguien. Intenté evitar pensamientos que me alejaran de hacer algo en esa dirección.
La resignificación a la que recurres en el fotolibro mediante la apropiación de imágenes evidencia la subjetividad, la carga simbólica y la semiótica que hay detrás de las mismas. En una época caracterizada por el consumo masivo de fotografías, ¿crees que las personas están lo suficientemente concienciadas respecto a dichas propiedades?
A veces creo que somos muy crédulos con la fotografía, que aún le damos un halo de veracidad, de prueba de verdad, cuando es bien sabido que es un medio muy fácilmente manipulable. Lo era en el siglo XX y lo es ahora, de una manera masiva, en el siglo XXI.
También creo que no pensamos lo suficiente en cómo afectan las imágenes que vemos en nuestra forma de entender el mundo y de entendernos a nosotros mismos. Estos días me ha sido imposible no ver las imágenes, una y otra vez, del policía blanco que presionó con la rodilla el cuello del afroamericano George Floyd hasta su muerte. Contenido de brutalidad sobre cuerpos negros otra vez, día y noche.
También creo que no pensamos lo suficiente en cómo afectan las imágenes que vemos en nuestra forma de entender el mundo y de entendernos a nosotros mismos. Estos días me ha sido imposible no ver las imágenes, una y otra vez, del policía blanco que presionó con la rodilla el cuello del afroamericano George Floyd hasta su muerte. Contenido de brutalidad sobre cuerpos negros otra vez, día y noche.
¿Tienes pensado continuar ahondando en temas relacionados con la identidad afro en tus próximos trabajos?
Bueno, es algo que te atraviesa. No creo que hablemos ‘de’ sino ‘desde’. En 2019 hicimos una película, la quieren llamar A todos nos gusta el plátano. Me gusta.
Así como la perspectiva de género tiene cada vez más presencia dentro de las instituciones y los movimientos sociales, ¿qué evolución percibes en la incorporación de la perspectiva racial en estos ámbitos?
Celebro la presencia de Rita Bosaho, primero como diputada y ahora como responsable de Gobierno. También me gusta ver crecer a Yeison García o saber de la continuidad de asociaciones universitarias como Kwanzaa. Creo que hay mucha gente haciendo esfuerzos en lugares llenos de contradicciones. Grandes y valientes. Poco a poco van apretando.
Estos días estamos viviendo protestas masivas en Estados Unidos que han hecho resurgir con fuerza el movimiento Black Live Matters, ¿qué desenlace crees que podemos esperar de esta situación?
Creo que tenemos muchos precedentes similares como para intuir qué va a pasar, pero no lo sé.
¿Sería posible llegar a un escenario similar en España?
¿Le preguntarían a un afroamericano sobre lo de Tarajal? ¿Sería posible un escenario similar en Estados Unidos? ¿Cuántas personas mueren al año en nuestra frontera sur? ¿En qué es mejor España respecto a Estados Unidos en relación al racismo? Uno de esos precedentes son los disturbios de Rodneky King, en Los Angeles. Fueron en abril de 1992. Ese mismo año, en noviembre, un guardia civil disparaba en Madrid a Lucrecia Pérez.