Pedro Vian y Raül Refree son, por separado, dos músicos de renombre. Juntos, ya los vimos en el ciclo Ideal del Sónar en 2021, pero hoy podemos escuchar su primer (y ojalá no último) álbum en conjunto, Font de Vera Pau, publicado bajo el sello Modern Obscure Music.
En un mundo donde encontrar espacios de paz se ha convertido en un desafío dado el vertiginoso ritmo de nuestras vidas, estos dos músicos catalanes han conseguido hallar esa serenidad que los ha acompañado durante todo el proceso de creación de este LP. La naturaleza asume un papel fundamental en las composiciones, acompañada únicamente por tres instrumentos: un piano, un sintetizador y un órgano positivo. Juntos, estos elementos tejen paisajes sonoros que nos invitan a sumergirnos en la meditación y la introspección. La música se convierte en un refugio, un lugar para encontrar la tranquilidad en un mundo agitado.
Para contextualizar a nuestros lectores, en 2021 os juntáis con el artista visual Pedro Maia para crear un AV show que se presentó en la segunda edición del ciclo Sónar en Ideal y que concluisteis con el espectáculo La peste. Una deconstrucción musical y visual de Nosferatu. ¿De dónde salió esta colaboración? ¿Cómo os conocisteis?
Pedro: Raül y yo nos conocimos a través de PRSNT, fue uno de los artistas que invité a participar en el proyecto junto a otros como el recientemente fallecido Ryuichi Sakamoto, Lucrecia Dalt o Nicolas Godin. Antes de publicar este proyecto conocía a Raül por haber producido grandes discos como el de Sílvia Pérez Cruz, el de Rosalía, o por sus colaboraciones con Lee Renaldo. A Pedro Maia no recuerdo exactamente cómo lo conocí, pero creo que fue simplemente a través de Instagram. Él conocía mi trabajo y yo el suyo, así que fue algo muy natural.
Raül: Pedro me contactó justo al empezar la pandemia para que compusiera una pieza para el disco PRSNT. Ese fue el primer contacto, luego vino el concierto del Sónar y creo que a partir de ese momento ya pensamos en colaborar en un disco.
Dos años después de ese espectáculo en vivo, lanzáis Font de Vera Pau. ¿Estabais ya aventurándoos en este LP cuando montasteis el live? Contadnos un poco más cómo germinó este álbum.
Pedro: Sí, las primeras notas de este disco empezaron a fluir justo cuando llegué de Ámsterdam y me instalé en Barcelona. Ahí tuve una especie de revelación y empecé a tocar el sintetizador a modo de piano conectado a un pedal de delay Strymon. La música fluía con mucha espontaneidad mientras miraba por la ventana del estudio y veía los árboles mojados por la lluvia, recuerdo que era otoño. Quedé muy contento con estas grabaciones y le añadí alguna otra de campo que hice alrededor de la casa con un micrófono Shure, que descubrí en el documental Coda. Una vez grabadas las diez pistas, las presenté a Raül y le comenté que me gustaría acabar el disco con él, a medias. No le pedí que lo produjera, sino que simplemente colaboráramos, y ahí empezó todo.
Raül: No sé si Pedro lo tenía en mente, yo no. Fue después del concierto del Sónar que pensé que podía ser una buena idea plasmar la colaboración en un disco. Pedro ya tenía las composiciones electrónicas antes de ese concierto, podría haber sido un disco muy distinto. Pero al poner los órganos y los pianos preparados, al improvisar encima, todo adquirió una nueva forma.
Me sorprendió descubrir que Font de la Vera Pau no se refiere a un lugar real, sino a un libro titulado Meditació delirant a prop d’una font dita Font de Vera Pau, escrito por Lluís Maria Xirinacs. Es un volumen de 1975, y buscando en internet, solo lo encuentro en páginas de libros de segunda mano especializadas. Así que tengo curiosidad por saber cómo llegáis a este libro, cuándo lo leísteis, y qué impacto causó en vosotros a nivel personal.
Pedro: El disco no tiene nada que ver con el libro, es una conexión totalmente aleatoria. La música del disco fluye como el agua de la fuente transmitiendo paz y tranquilidad, es por este motivo que lo escogimos como título. La fuente en este caso somos nosotros y el agua, la música.
Pedro, a ti te tenemos fichado sobre todo por hacer electrónica oscura, y a ti, Raül, por tu trabajo como productor y tus habilidades con la guitarra, con quien has acompañado a nombres como Rosalía o Sílvia Pérez Cruz en temas mucho más folk y acústicos. Me intriga saber qué os ha llevado a enfocaros en géneros como el cosmic jazz, el ambient japonés y el minimalismo meditativo.
Pedro: Yo creo más bien que hago electrónica, electrónica que deriva hacia varios estilos, todos ellos experimentales. Lo de oscura suena demasiado dark, este disco no tiene nada de eso. Es más bien luz. Cuando digo obscure, palabra que es parte del nombre del sello (Modern Obscure Music), me refiero a algo difícil de encontrar. Yo intento buscar nuevos caminos en todo lo que hago, explorar nuevas formas, ir un poco más allá que se dice. No es que nos hayamos enfocado en estos géneros, es que nuestra colaboración nos ha llevado intuitivamente y casi por casualidad a este territorio. Admiro a Raül por esa capacidad camaleónica de adaptarse a casi cualquier estilo, por la capacidad de tocar y manipular cualquier instrumento musical y empatizar con otros músicos.
Raül: Me cuesta mucho visualizar la música como estilos, lo veo como un todo y simplemente respondo instrumentalmente a lo que siento. Este disco ha salido así porque fue una respuesta visceral y orgánica a lo que Pedro había trabajado antes.
En la actualidad, observamos un consumo casi compulsivo de obras musicales, incluso los ritmos de producción se han acelerado notablemente en los últimos años. Este LP, en cambio, demanda una experiencia más profunda y reflexiva. ¿Creéis que existe un público dispuesto a invertir el tiempo necesario para una escucha activa de este tipo de trabajos?
Pedro: Definitivamente, sí. Este disco está libre de modas y tendencias. Yo personalmente no quiero formar parte de este ritmo frenético que demanda el público generalista y que gran parte de la industria respalda.
Raül: Es difícil dar una respuesta a esto. Está claro que es un disco que necesita atención y ser escuchado como un álbum. Siempre intento que los discos en los que me involucro tengan un concepto y una forma de álbum, sigo obsesionado con la idea de disco y con el viaje que esto supone. Si no es así, no le veo sentido a sacar un álbum, prefiero editar canciones sueltas.
Me gustaría indagar un poco más en el proceso creativo del álbum. Viniendo de puntos, a primera vista, tan distintos de lo que presentáis ahora, ¿cómo han sido las sesiones de composición? ¿Cómo se afronta el reto de crear canciones ambient?
Pedro: El disco se ha creado en tres partes. Podríamos decir que hay tres instrumentos y los tres se han grabado en espacios, estudios y tiempos muy distintos. Los tres instrumentos se han encontrado en la mesa de mezclas para entrelazarse, el proceso ha sido verdaderamente original, ya que al escuchar el disco parece un disco grabado en directo.
Raül: La parte electrónica ya la tenía Pedro trabajada por su lado, me la presentó y yo dibujé encima con los colores que creí que podían dotar a las composiciones de una profundidad y un carácter especial. Así pues, hice dos días de grabación, uno con el órgano y otro con el piano, donde improvisé algunas tomas encima de las pistas electrónicas. Luego las mezclas acabaron de escribir la composición final.
Hay artistas más metódicos y otros que usan más la improvisación. Al final, creo que siempre hay un poco un equilibrio. ¿Cómo ha sido en vuestro caso? ¿Qué papel han jugado el azar y la improvisación en todo esto?
Pedro: Creo que los dos somos productores metódicos y la improvisación es una herramienta más de las miles que utilizamos para crear nuevas composiciones, nueva música, nuevos sonidos.
Desde los últimos segundos de una tormenta eléctrica a la llegada del amanecer, cada track tiene un paisaje sonoro adyacente y los elementos naturales toman un papel protagonista en ellos. ¿Cómo habéis trabajado éste diálogo entre grillos y sintetizadores? De hecho, también me gustaría saber si habéis salido de excursión por la montaña a samplear estos sonidos de la naturaleza.
Pedro: Solo hay una pieza que contenga grabaciones de campo, es en concreto la quinta. Todos los otros sonidos, aunque parezca mentira, provienen de los instrumentos. El hecho de encontrar nuevas formas de experimentar con ellos hace que seamos capaces de sacarles nuevas voces que, a priori, parecían mudas, silenciadas por los límites de los patrones clásicos.
Lluís Maria Xirinacs era sacerdote, además de filósofo y ensayista. Siento que el álbum que presentáis tiene mucho de espiritual y filosófico también, y nos ayuda a conectar con nosotros mismos y nuestro entorno. ¿Qué papel juegan la filosofía y la espiritualidad en Font de la Vera Pau?
Raül: Pienso que es un disco hecho desde la reflexión, sin prisas y con una filosofía muy oriental, de la contemplación de la naturaleza y de nosotros mismos dentro de ella. Cuando escuché las ideas de Pedro pensé que tenían todo esto y quise sumarme y potenciar este concepto que me parece muy bello y necesario.
Pedro: Parece ser que sí, además de compartir el título comparte un espíritu meditativo. El disco invita a la relajación y a la tranquilidad, a veces perturbada por alguna tormenta eléctrica, pero en general la música del disco transmite nuestro estado anímico al componerlo. Reconozco que tiene mística, quizás la arrancamos de la madera de ese órgano positivo creado por la familia Blancafort, cuyo taller se encuentra en Collbató, a los pies de Montserrat.
Aprovechando la oportunidad, me gustaría preguntaros sobre vuestros proyectos individuales. Raúl, te vemos involucrado en mil y un proyectos, como la banda sonora de La Mesías y tu participación en el documental Muyeres –enhorabuena por los premios conseguidos en Shanghai, por cierto–. ¿Algo nuevo con lo que nos vayas a sorprender antes de que acabe el año?
Raül: Gracias. Uf, siempre pasan cosas alrededor, pero no puedo adelantar demasiado (risas). Un disco que me enorgullece haber producido y que me gusta mucho es el de Maestro Espada, que si todo va bien saldrá a principios del año que viene.
Pedro, sacaste un EP junto a Mana en agosto, tocas en Berlín el mes que viene y, como si el papel de artista fuera poco, creaste tu propia discográfica, Modern Obscure Music, con la que llevas bastantes años. ¿Cómo equilibras todas estas responsabilidades y aún encuentras tiempo para vivir? Y ahora en serio, ¿puedes adelantarnos en qué te aventurarás de cara al 2024?
Pedro: El año que viene celebramos diez años de la discográfica, no puedo estar más contento. Es un camino sacrificado pero a la vez lleno de satisfacción. 2024 viene muy cargado, hay distintos proyectos increíbles sobre la mesa que se irán desvelando poco a poco. Mucha música nueva y conciertos que pronto anunciaré.
Y ya para concluir, ¿os juntaréis nuevamente para hacer algún show en directo? ¿Cómo se plantea llevar un álbum tan meditativo y reflexivo a una puesta en escena en vivo?
Raül: La idea es hacer algunos conciertos juntos siempre que las condiciones nos permitan desarrollar el carácter del disco. No tiene sentido tocar estas piezas en depende qué lugares porque se perdería lo más importante.
Pedro: En breve anunciaremos los shows.
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