La moda digital está redefiniendo los códigos del diseño, y Raúl Navalón lo sabe bien. Arquitecto madrileño especializado en modelado paramétrico, ha encontrado en la moda 3D un terreno fértil para fusionar tecnología, estética y discurso crítico. Su último proyecto, Abusive Tech, no es solo una exploración visual, sino una sátira que cuestiona las dinámicas de poder dentro de la industria.
Con una estética disruptiva y un enfoque que oscila entre la admiración y la crítica, el diseñador nos sumerge en un universo donde los límites físicos desaparecen pero las estructuras de control siguen presentes. Hablamos con él sobre su trayectoria, su visión del futuro digital y por qué Anna Wintour en un desfile de Balenciaga puede ser el statement definitivo.
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Hola, Raúl, bienvenido a METAL, es un placer poder charlar contigo. Antes de empezar, ¿cómo te presentarías en tus propias palabras?
¡Un placer! Soy un arquitecto madrileño especializado en modelado digital paramétrico de moda, conocido coloquialmente como diseñador 3D, específicamente en la industria de la moda. Lo que expreso de manera profesional es mi personalidad. Tengo muchas inquietudes, me encanta relacionarme con gente creativa y siempre he tenido motivaciones personales que se desarrollan en mi tipo de trabajo.
¿Madrid ayuda a que se creen estos círculos creativos?
Soy de un barrio periférico de Madrid, me he criado allí. Cuando empiezas a estudiar y a crecer de manera personal y profesionalmente, ser de aquí te impulsa a tener más oportunidades y opciones culturales y creativas. Tanto para bien como para mal, todo se cuece en las grandes ciudades.
Tu nuevo proyecto, Abusive Tech, es una fusión de moda y realidad virtual volumétrica 3D. ¿Cómo surgió la idea?
Desde que empecé a profesionalizar mi trabajo hace un par de años, intento posicionar las tecnologías y la construcción de vestimenta como una especie de métodos estratégicos de comunicación para una total adaptación a las tendencias del diseño y a cambios generacionales. El punto de inflexión que tuve para este trabajo fue cuando estuve currando en la London Fashion Week Summer/Spring 2023 en una colección de moda para Accidental Cutting. Fueron unos meses superintensos pero muy satisfactorios, y fueron la base de mi carrera profesional independiente.
Abusive Tech nace como una respuesta orgánica a un trabajo de aprendizaje y autodidacta. Lo definiría como un proyecto satírico visual donde manifiesto la relación tecnológica existente en las figuras de poder dentro de la industria de la moda y de la experiencia que yo he tenido en esta. Las figuras de poder están en contraposición al usuario social como parte de ese mismo sistema estructural que tiene la moda. Quiero mencionar al resto de mi equipo, que son amigos y unos profesionales increíbles: Javier Pino, arquitecto y especializado en renderizado 3D, juntos hemos diseñado y materializado digitalmente la estructura metálica alrededor del avatar, y Roger Geng, diseñador de moda y especialista en moda 3D, hemos codiseñado las prendas que lleva el avatar.
¿Cómo fue para ti trabajar para una firma de moda?
Fue muy satisfactorio. He estudiado arquitectura pero siempre he tenido inquietudes sobre el mundo de la moda. Mi TFG fue una revista física y digital de las convergencias existentes entre ambas disciplinas donde desglosaba conceptos y figuras importantes que estaban influenciados por ambas. A partir de ahí tuve una conexión tanto con la moda como con la arquitectura.
La moda digital tiene mucho que ver con la arquitectura que yo he estado estudiando en la carrera. Empecé a trabajar con Accidental Cutting porque la directora creativa es arquitecta pero estaba haciendo moda digital y había algo que nos unía. Fue un proyecto muy interesante porque analizábamos lo digital a partir de la innovación. Cogimos modelos físicos y los convertimos digitalmente a través de procesos tecnológicos. A partir de ahí creamos vestimentas y un entorno únicamente digital.
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Podríamos decir que la idea principal es esta burla hacia el sector.
Es un proyecto que, a nivel visual, es lo que hay. A veces no es necesario explicar cada cosa específicamente. Ahora sí, me apetece explicarlo (risas), pero también está bien que quede a libre interpretación, es lo bonito del arte.
Se trata de un proyecto irónico. Por una parte, trato de posicionar a Anna Wintour desde una perspectiva positiva, una persona icónica y prioritaria en el mundo de la moda, pero, a su vez, hay un abuso de poder por parte de personas muy ricas que están en el foco constantemente y nadie les señala. Es hacer un cambio de posicionamiento: estas figuras van a estar por debajo y vamos a ser nosotros quienes tengamos un mínimo de control, aunque sea digital y ficticio.
Se ha visto a lo largo de la historia que el pueblo debe ir en contra del poder para que sucedan los cambios.
Al fin y al cabo los iconos son eso, y cuando los hacemos iconos, los deshumanizamos. En el proyecto está Anna Wintour con sus cinco looks, pero la estructura metálica de su alrededor, que se construye a base de cámaras, es el ojo público, tanto los paparazzis como el usuario social o el fenómeno de masas. Es una representación de cómo el usuario ve a esos iconos. Yo mismo soy un poco de cal y un poco de arena: me encantan esas figuras pero también las critico, no lo van a hacer todo bien.
¿Cómo afecta la ausencia de materiales físicos en el diseño de moda digital? ¿Sientes más libertad creativa o echas de menos ciertas limitaciones del mundo real?
Lo bueno de lo digital es que es un lugar infinito, no hay limitaciones. El autor tiene un control pleno de lo que quiere crear y eso da pie a la imaginación. Los límites vienen a partir de lo técnico porque se necesitan herramientas y cierto control y conocimiento de los programas que vaya a utilizar. Lo que más me gusta de lo digital son los escenarios ficticios que se pueden crear. Puedes imaginar lo que quieras y eso se puede hacer real.
¿Cómo definirías la identidad estética de Abusive Tech? ¿Hay algún hilo conductor en los colores, texturas o formas que utilizas?
La identidad la configuro como un conjunto de rasgos que se han ido definiendo con el paso de los años: las vivencias, las decisiones y las influencias construyen una identidad propia. La estética de este proyecto no se ha definido de una manera meditada; yo tengo unas experiencias y unos recursos estéticos en mi cabeza que se solidifican en este tipo de trabajos. Es un trabajo de asimilación y una contextualización del pasado.
Es verdad que estos proyectos son a largo plazo. Abusive Tech nace hace un año y pico, mientras estaba trabajando en otras cosas y mi equipo también, y se va construyendo poco a poco la narrativa del proyecto. Acaba siendo una versión mejor de lo que iba a ser porque te acompaña en tus vivencias personales.
La base que ha sostenido este imaginario ha sido mi fantasía propia recurrente de cómo Anna Wintour estaría desfilando en el show de Balenciaga Spring/Summer 2020. Fue un desfile que, a nivel estético y conceptual, me ganó mucho. El tema de las texturas empieza con este show, pero también beben de mis otras referencias.
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Claro.
Con el tema digital, tú puedes hacer lo que te dé la gana. Todo esto lo digo desde una perspectiva sana y moralmente aceptada. Me hacía mucha gracia pensar en Anna Wintour en un show de Balenciaga por lo que implica esta figura, porque es icónica pero es muy clásica, siempre con las mismas gafas y el mismo pelo, no se atreve a cambiar su imagen. Me parecía fantasioso jugar con eso e imaginármela con un vestido de leopardo (risas). Es importante pasárselo bien con los proyectos también. Es genial reivindicar, pero disfrutar de lo ajeno es muy guay.
¿Qué otras fantasías te gustaría materializar?
A medida que creces, el imaginario de referentes se va ampliando. Al igual que me hace gracia esto con Anna Wintour, también se la podría vestir como un rapero de los 90. Sería disruptivo. Cualquier fantasía inesperada sería genial. Imagínate a Marc Jacobs vestido de Palomo Spain. Mezclar el epítome de la moda internacional con algo más local, eso me gusta mucho.
La moda digital está transformando la manera en que consumimos y experimentamos la vestimenta. ¿Crees que el futuro de la moda pasará inevitablemente por lo virtual?
El tema de la moda digital me parece complicado porque estuve trabajando durante un tiempo alrededor del metaverso. El conocimiento que saqué de esto es que la moda digital y la manera en que nos comunicamos van a cambiar y va a seguir a más. Un ejemplo que siempre pongo es que, desde la llegada de internet, siempre hemos estado conectados virtualmente, pero siempre a partir de un plano, es decir, siempre hay una pantalla de por medio.
Lo que interpreto como un futuro a largo plazo es una especie de realidad virtual donde nos encontramos todos desde un mundo distópico. Cada uno, como usuario individual, tendrá un avatar en el metaverso, donde tú vas a poder elegir qué ropa ponerte digitalmente, ya sean marcas de renombre como otras más locales. Obviamente, todo influenciado por el capitalismo. Ojalá a corto plazo baje el nivel de consumo constante de inmediatez y de lo que entendemos como conexiones interpersonales, que también se puede extrapolar a necesidad de atención. 
¿Esta situación sería un sueño o una pesadilla?
Uf. ¿Sabes qué pasa? Tengo muchos intereses a nivel de cómo va a crearse la sociedad y el mundo en un futuro. Me da pánico no saber qué pasará en este punto en cien años. A mí me gusta la innovación y que te rompan la mente, no me gusta el estar quieto y aceptar las situaciones actuales como estándares. Siendo conscientes de la movida y que la gente no lo tome como una manera insana.
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¿Cómo te relacionas con las redes sociales?
Tengo veintiocho años, he crecido con ellas. Mi conexión es limitante. Critico bastante la constante exposición y la necesidad de atención, que es lo que veo en las plataformas, pero a la vez me interesa mucho lo que exponen los usuarios y ver la dinámica virtual. Es verdad que no estoy en las redes sociales como usuario que crea cosas, es decir, Instagram lo uso para cosas de curro, para buscar referencias. Hay que tener mucho cuidado con las medidas de aprobación social. La exposición siempre estará allí, solo que dependiendo de la persona o de la generación se traslada una metodología diferente.
¿Abusive Tech se relaciona de alguna manera con las redes sociales?
Como creativo tengo una propuesta y, a lo mejor, si la promuevo en redes sociales puede dar pie a que llegue a más gente. Al fin y al cabo, son una vía de escape y de conexión a la vez.
¿Tienes en mente nuevos proyectos o direcciones en las que te gustaría llevar tu trabajo en el futuro?
Siempre tengo en mi cámara detrás de la mente nuevas perspectivas y nuevos proyectos. Estoy abierto a creaciones y oportunidades laborales. Mi trabajo es un poco este, estar siempre buscando. Valoro mucho mi trabajo y mis capacidades, pero también son los demás quienes tienen que valorar. Además, son trabajos más independientes, es cosecha propia y, a veces, está precarizado. Mi planteamiento de futuro es intentar avanzar en este tema, que se valoren estas dinámicas, que se pague bien por este trabajo y, obviamente, crear comunidad, ya sea en marcas locales de Madrid como en grandes firmas.
¿Qué marca te gustaría que te contactara?
Balenciaga, sería un sueño. Pero esto te hablo a nivel distópico, sería una fantasía (risas). También es verdad que soy una persona bastante terrenal y me muevo a partir de lo que genero a mi alrededor. Si un diseñador equis de Madrid necesita unos visuales, yo me pongo en contacto con esa persona. Me gusta trabajar a partir de lo local y de las necesidades de cada uno.
Si pudieras ver tu trabajo expuesto en cualquier lugar del mundo, ¿dónde sería y por qué?
A nivel sueño, imagínate mi trabajo expuesto en el MoMA de Nueva York, al lado de la copa Campbell de Andy Warhol. Realmente, lo que más me haría ilusión y me emocionaría por dentro sería ver mi curro en la vía pública de Madrid: carteles publicitarios, marquesinas, escaparates de tiendas. Eso me parece interesante, al igual que llevar la cultura a nivel público y gratuito. Yo que soy de un barrio periférico, ver en la parada de autobús un diseño mío sería un sueño. Cuando empecé a trabajar de esto, mucha gente de mi entorno me decía que me fuera al extranjero a currar, que había más trabajo de lo digital, pero es que yo quiero generar cosas aquí.
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