En la intersección entre moda, arte y ecología, la diseñadora Raquel Buj ha llevado a cabo un proyecto visionario en la Real Academia de España en Roma. Ungüenti: Resti, rotture e rimedi es una inmersión profunda en la poesía clásica de Ovidio, específicamente en los Cosméticos para el rostro femenino. Pero mas allá de ser una simple reinterpretación, Buj ha transformado estas recetas en una experiencia material, ecológica y performática que redefine nuestra percepción de la moda.
Partiendo de elementos naturales como la cera de abejas y los narcisos, Raquel convirtió su proceso creativo en un innovador laboratorio de biomateriales. Experimentando con diversas técnicas elaboró ungüentos que, lejos de quedarse en lo convencional, evolucionaron hacia piezas escultóricas y prendas únicas, dando vida a las recetas de Ovidio. Estas creaciones van mas allá de ser simples atuendos; son una manifestación de la conexión íntima entre el cuerpo humano y la naturaleza, constituyendo una ‘segunda piel’ que interactúa con quienes las visten de maneras sorprendentes y transformadoras.
En esta entrevista hablamos con Raquel sobre Ungüenti y comparte con nosotros los entresijos de su proceso creativo, desde la inspiración en la poesía clásica hasta la materialización de sus ideas en una presentación única en el Jardín Romántico de la Academia. Acompáñanos en este viaje de rituales entre la moda y el arte, donde cada pieza encierra una historia de transformación y belleza.
En las culturas clásicas, la cosmética, además de tener un sentido literal, podía tener un sentido metafórico de proporcionar orden o dar sentido al caos, incluso ejemplificar procesos de la psique. ¿Crees que estas recetas o estos materiales que se utilizaban para las fórmulas cosméticas eran literales o tenían una parte metafórica?
Esto es interesante, ya que es verdad que algunos materiales han resultado difíciles de rastrear. Por ejemplo, hubo un material el cual algunos afirmaban que provenía de un nido de un pájaro acuático que lo dejaba en el mar, mientras que en otros lugares se referían a una especie de roca. Hay cosas que no estoy segura si es porque técnicamente tal vez ya se denominan de otra manera o si eran metáforas. Me parece fascinante lo que mencionas, porque estas fórmulas cosméticas están escritas como un poema; tienen una entonación, un ritmo, una manera poética de usar los materiales. De alguna manera, al leerlas, aunque me parecía muy interesante investigar qué eran estos materiales, no me obsesioné con encontrar un material específico. Más bien, de camino, encontré otro que estaba relacionado. Es decir, también lo abordo de manera un poco poética.
Quisiera explorar un poco más y que nos hablases sobre tu experiencia en la Academia. ¿Cómo ha influido el entorno en el desarrollo de tu proyecto? ¿Qué es lo mejor que sacas de allí?
La experiencia ha sido increíble a muchos niveles. Personalmente, el trato con la gente ha sido enriquecedor, ya que estás con veintipico artistas, investigadores, diseñadores y demás, personas muy interesantes con las que compartes lo más mundano y cotidiano, como desayunar, comer, cenar o ir a una exposición, entre otras cosas.
El edificio de la propia academia, ubicado en lo alto del Trastevere con vistas a toda Roma, es asombroso. Hay una actividad constante, y cada persona está inmersa en su propio proyecto. Puede parecer trivial, pero dar espacio a las personas para desarrollar sus propios proyectos genera un ambiente mágico. Estamos todas viviendo esta experiencia juntas, compartiendo muchas cosas y generando sinergias. Por ejemplo, en mi proyecto, el compositor Hugo Gómez Chao, que también estaba trabajando con Ovidio –en su caso con la metamorfosis–, colaboró con la parte de la música, y Abel Jaramillo con la parte del vídeo. Fue increíble ser tan partícipe de lo que hacía la gente.
A nivel personal, contaba con el lujo de tener tiempo y espacio, algo que rara vez sucede en este tipo de proyectos. Aunque en la academia también había tareas que atender, no se compara. Estar en un lugar donde duermes, creas y te concentras en un solo proyecto es un lujo increíble. Además tuve la oportunidad, que no suelo tener debido a que suelo tardar en producir, de dedicar tiempo a leer, ver exposiciones e investigar, algo que valoré enormemente.
Me gustaría volver un momento al concepto de la piel y que compartieras el simbolismo o significado que le atribuyes a este elemento. En resumen, ¿cuál es tu perspectiva sobre esta segunda piel?
Justamente al leer más sobre Ovidio y sus coetáneos, más allá de la fascinación material que inicialmente me atrapó, encontré textos contemporáneos críticos con todo esto. Hablaban sobre cómo estos son textos escritos por hombres acerca de la cosmética femenina, siendo interesantes pero también con una mirada un tanto controladora. Era como un, maquíllate, pero no demasiado, que no te vea tu marido. Me parecía que esta perspectiva hablaba desde la belleza canónica: piel blanquita, sin arrugas, sin manchas, obsesionados con las imperfecciones, etc. Pero no se veía la alquimia de estas mujeres compartiendo recetas o yendo a lugares donde se vendían estos ungüentos. No se apreciaba toda esa cocina detrás, en el sentido más amplio de la palabra.
Entonces, para mí, pensar en la piel era imaginar otras pieles que no hablen de la nuestra propia desde un sentido antropocéntrico y buscar belleza más allá del canon. Quería explorar pieles que hablasen de la relación con la naturaleza, los materiales, los procesos, los cambios, las transformaciones y la metamorfosis. Mientras estos materiales se emplean para buscar la perfección, yo estoy explorando los procesos, la imperfección y la belleza desde ahí, desde esa imperfección vestida de estas pieles que te llevan a sentir la tuya propia, incluso algunas que pueden deshacerse o mezclarse con tu piel. Esto surge de una relación con el entorno que es imperfecta pero, al mismo tiempo, hermosa.
Raquel Buj 10.jpg
Entrando ahora en un ámbito mas técnico, uno de los elementos más sorprendentes de Ungüenti son sus biomateriales. ¿Podrías compartir algunos de los materiales más inusuales que has incorporado al proyecto y cómo fue el proceso de selección?
Comencé probando las recetas directamente modificando algún ingrediente por otro más accesible para mí, pero aún siguiendo la esencia de Ovidio. Aplicaba estos ungüentos sobre mi piel para observar sus efectos. Sin embargo, a medida que avanzaba en el proceso de trabajar con estos materiales, desglosé las recetas hasta que empezaron a tener su propio camino, como si en lugar de un solo poema surgieran múltiples poemas, como un árbol.
Por ejemplo, una receta incluía narcisos, miel, cera de abeja y altramuces o algo similar a las lentejas. Al preparar los ungüentos surgían restos y me preguntaba cómo podía transformar esos trozos de narciso sobrantes en algo físico. Utilicé biomateriales para capturarlos, ya sea con flores trituradas y glicerinas u otras técnicas. A partir de los ungüentos, los materiales y los ingredientes comenzaron a fusionarse entre sí y con otros elementos que yo introducía, como biopolímeros de plantas, creando así una evolución. Como parte del proceso, buscaba documentar estas transformaciones, añadiendo otra capa de complejidad a la interacción de los materiales.
Tu experimentación con los materiales implica recoger, crear y generar sinergia entre ellos. Pero cuando tienes que pensar en convertir estas piezas en envolturas para cubrir un cuerpo humano, ¿cómo enfrentas el desafío de traducir esta experimentación material en algo que sea ‘ponible’ o que se pueda llevar en el cuerpo?
Hubo un momento en el que tuve que decidir si me enfocaba más en la investigación material o si contaba una historia para que la gente tuviera una experiencia performática. A partir de ahí comencé a seleccionar entre todas estas pieles, empezando con pequeñas muestras y luego con pieles un poco más grandes. Buscaba aquellas que pudieran adaptarse mejor al cuerpo y representaran lo más interesante.
Cada tipo de piel requería una consideración específica. Para las de cera, miel y resina natural me gustaba cómo se unían entre sí, quería capturar ese proceso de trozos mezclándose, así que buscaba una técnica que uniera trozos alrededor de la cabeza y del cuerpo. En cambio, la piel con sal y líquidos rosados era más escultórica y plástica, recordando las fachadas romanas, y tenía una calidad más matérica. Cada material me sugería una técnica diferente, desde coser a mano hasta usar una pistola de calor o crear una base de bioplástico. Quería que fueran principalmente biomateriales, con la excepción de algún tejido. Fue un proceso largo de adaptación al cuerpo, experimentando con técnicas diversas.
A lo largo de todo este proceso de creación, el concepto de lo bello ha estado muy presente en relación a su dimensión filosófica. En el contexto de Ungüenti, ¿cómo defines la belleza?
La belleza en Ungüenti se aleja de lo antropocéntrico, una belleza no centrada en uno mismo que adopta una perspectiva más amplia y conectada con el entorno, los procesos, los errores y los cambios. Relacionada con el cambio y con la metamorfosis a nivel físico, a nivel material, pero también a nivel espiritual, habla sobre la aceptación de estos cambios, incluso en nuestra propia piel y en la forma en que nos relacionamos con el entorno y los demás.
La belleza está en los procesos, los cuidados y la relación táctil al aplicarnos ungüentos, reflejando gestos que expresen este ritual de cuidado. La belleza en Ungüenti se encuentra en la conexión de los procesos, los materiales, el entorno y las transformaciones.
Raquel Buj 11.jpg
Hablemos sobre el papel de la performance en tu proyecto, especialmente en relación con la presentación o desfile. ¿Cómo la combinación de disciplinas contribuye a la comunicación y exposición de Ungüenti?
La elección de la performance fue estratégica, buscaba explorar formatos alternativos a los tradicionales desfiles de moda. En la academia, al ser un entorno artístico con diversos talentos, surgió la oportunidad de experimentar con otros formatos más allá del desfile convencional. Había un espacio muy interesante que se llama el Jardín Romántico, está muy invadido por la naturaleza: hay un ninfeo, que es una especie de fuente donde estaban las ninfas, una cueva… distintos escenarios naturales pero nada domesticados, un poco mágicos. Llevé allí las piezas y cobraron mucho más sentido. La colaboración con bailarinas del Balletto di Roma añadió una capa clásica, conectando con los elementos poéticos de los textos clásicos de Ovidio.
Aunque la presentación mantiene la esencia de un desfile, incorpora elementos de otras disciplinas para enriquecer la experiencia. Mantener ciertos guiños a las estructuras clásicas de la moda refuerza la idea de que la moda puede interactuar y fusionarse con diversas disciplinas artísticas, abriendo nuevas perspectivas y posibilidades para su evolución.
¿Cómo experimentas la intersección entre moda y arte, y qué significado tiene para ti crear piezas que no solo son estéticamente atractivas sino que también generan una conexión emocional o reflexiva?
Me gusta mucho estar en esta intersección como tú dices, de alguna manera consciente, de seguir llamando a esto moda, de seguir hablando desde la moda, pero me gusta abrir la mirada hacia el arte. La moda es un espacio amplio que permite visiones diversas, desde lo industrial hasta lo artístico, y me encanta esa versatilidad. La relación con el arte es clara para mí, especialmente en torno al cuerpo. La vestimenta, al final, es la segunda piel más íntima. Este espacio es propicio para la reflexión y la propuesta de nuevas formas de relacionarnos con la moda.
Cuando la moda se acerca al arte tiene el poder de transmitir emociones y mover algo dentro de quien la experimenta. No es necesario entender cada detalle sino más bien sentir algo, ser tocado de alguna manera, experimentar una conexión que puede resultar inexplicable pero impactante.
Para aquellos que no tuvimos la oportunidad de presenciar la presentación en Roma, ¿cómo podemos disfrutar y sumergirnos en tu proyecto? ¿Habrá alguna exhibición o alguna forma de explorar las piezas?
Bueno, en realidad llegué a pensar en repetir la presentación para compartirlo con mi círculo más cercano. Sin embargo, al observar la pieza en mi estudio, me di cuenta de que está muy arraigada a Roma, sus materiales y colores reflejan la esencia del lugar. Aunque me encantaría realizar una presentación aquí, hice un pequeño vídeo y pronto lanzaré la pieza completa, junto con las hermosas fotos de Juan Borgognoni. Estoy abierta a oportunidades emocionantes que puedan surgir, pero por ahora la experiencia es bastante local.
Raquel Buj 16.jpg
Raquel Buj 3.jpg
Raquel Buj 4.jpg
Raquel Buj 5.jpg
Raquel Buj 13.jpg
Raquel Buj 9.jpg
Raquel Buj 2.jpg
Raquel Buj 1.jpg
Raquel Buj 8.jpg
Raquel Buj 12.jpg
Raquel Buj 14.jpg
Raquel Buj 17.jpg
Raquel Buj 22.jpg
Raquel Buj 20.jpg
Raquel Buj 21.jpg
Raquel Buj 19.jpg
Raquel Buj 25.jpg
Raquel Buj 6.jpg