La mañana del 11 de julio interrumpimos al dúo PichiAvo mientras acaba de realizar su mural gigante en Barcelona, el primero que hace en la ciudad. La pareja la forman Juan Antonio (con quien hablamos) y Álvaro, dos artistas internacionales que pintan y esculpen personajes mitológicos grecorromanos que luego mezclan con el graffiti al más puro estilo old school. Como casi todos, se iniciaron en la calle, pero se unieron en 2007 para crear obras de grandes dimensiones libres de prejuicios.
Proyectos como la construcción de una falla, colaboraciones con Bvlgari o intervenciones en un convento construido en el año 1282 demuestran que nada es imposible para estos artistas, quienes junto a Rebobinart han diseñado y pintado el muro vertical de 123 metros cuadrados de la nueva residencia de estudiantes Livensa Living Barcelona Diagonal Alto. Pichi y Avo, como se les conoce coloquialmente, buscan enseñar al público más mayor que el graffiti también debe ser aceptado, y a la gente más joven, que las obras clásicas pueden entenderse y relacionarse con el presente.
Detrás del nombre PichiAvo estáis Juan Antonio y Álvaro. ¿De dónde nacen los nombres?
Pichi y Avo, ambos, son nombres de cuando éramos pequeños. Nuestras familias siempre nos han llamado Pichi, a mí, y Avo a Álvaro.
Actualmente os dedicáis al arte urbano, principalmente al muralismo. Aunque también hacéis cuadros o incluso esculturas, como la última de las fallas. ¿Cuándo empezasteis a pintar? ¿Erais chicos rebeldes y os iniciasteis ya con el spray, o tenéis una formación algo más ortodoxa?
Nuestros inicios provienen del mundo del graffiti y PichiAvo se inicia a principios del 2007 más o menos, y poco después empezamos a formarnos en la pintura más clásica. Yo estudié Bellas Artes y Avo, diseño de producto.
¿Cómo fueron vuestros inicios por separado y en qué momento y por qué decidisteis uniros? ¿Qué ventajas y qué inconvenientes pensáis que hay a la hora de ser un equipo en vez de un único artista?
Yo empecé en el año 94 y él empezó un poco más tarde porque es más joven, y desde el principio siempre hubo muy buena conexión. Siempre hemos creído en el equipo más que en lo individual. Hemos tratado de huir del ego del artista; pensamos que es más importante la obra que el artista.
Hemos visto que habéis graffiteado desde iglesias del siglo XIII hasta esculturas de fallas, pasando por edificios de todo tipo y también lienzos. ¿Cómo elegís el soporte de vuestras obras y qué os aporta cada uno a nivel técnico, formal, conceptual, etc.?
Realmente hicimos una intervención en un claustro del románico pero en las paredes que estaban exentas al claustro, aunque se formó mucha polémica. Pero nosotros lo hicimos todo bajo el marco de la ley y, de hecho, protegimos todo lo que no se podía pintar. Como artistas, cada soporte supone un reto diferente y cada uno es distinto, pero tenemos que amoldarnos a lo que se nos presenta. Es totalmente diferente pintar sobre un muro o una escultura que sobre un lienzo, pero suponemos que todo artista se adapta. Simplemente cambiamos la técnica y ya está.
Al crear obras tan grandes, ¿cómo se desarrolla vuestro proceso creativo? ¿Cómo afrontáis el reto de pintar murales de varios metros, por ejemplo?
Para nosotros es igual; trabajamos igual en las obras más pequeñas. Porque nuestras referencias son el background y todo lo relacionado –el graffiti, los tags y los drippings. Se nos ocurrió una vez hacerlo sobre un muro, funcionó, y desde entonces hacemos todo tipo de obras de la misma forma, da igual que sea gran escala que pequeño formato.
Según vuestra experiencia, ¿pensáis que el arte urbano actualmente está aceptado socialmente?
El arte urbano ha sido un remanente que ha refrescado todo este arte rancio y contemporáneo que muchos no entendían. Creo que no es que no esté aceptado, sino que las personas que no están tan versadas en el arte lo pueden entender muchísimo más que los que son críticos o expertos. Se lo encuentran a diario, así que están más acostumbrados. Es un arte que dialoga directamente con el espectador, no como los otros, que tienen que ser explicados.
El arquitecto de la residencia de estudiantes que acabáis de intervenir pensó durante el desarrollo del edificio en la incorporación de un graffiti en la fachada, ¡lo nunca visto! ¿De qué manera creéis que las grande empresas podrían potenciar el street art? ¿Es este un signo de que cada vez irá a más? Por ejemplo, Gucci tiene paredes donde realiza varios murales tanto en Milán como en Nueva York.
Yo creo que si el graffiti no es potenciado es por culpa de los arquitectos. Pienso que todo arquitecto también es un artista y, por ejemplo, en este proyecto, el arquitecto ha visto que es una buena simbiosis. Funciona super bien porque, igual que arquitectura es arte, si además le sumas otro tipo de expresión, todo crece, es mejor. Creo que la unión entre la arquitectura y el graffiti lleva así muchos años y no creo que vaya a parar, simplemente evolucionará.
Al ser artistas internacionales y haber viajado y trabajado en varias ciudades y países, ¿pensáis que todos los países valoran el arte urbano de la misma manera? ¿En qué lugares os habéis sentido más a gusto?
Pensamos que no todos los países valoran igual el arte urbano. Obviamente, en algunos sitios estamos más cómodos. Siempre están aquellos que son un poco menos permisivos con las imágenes que vamos a pintar. En cuanto a graffiti, sí que notamos que en determinados países no está tan establecido y nosotros lo que hacemos es enseñarles un poco a ambas generaciones –tanto a los jóvenes como a los mayores– lo que hacemos. Por ejemplo, a los mayores les hacemos ver que con el graffiti se pueden hacer cosas que son estéticamente dignas, y a los jóvenes, que el arte clásico se puede entender y se puede aplicar a los tiempos de ahora.
Representáis figuras y deidades clásicas como Atenea o Zeus, entre muchos otros. ¿Por qué generalmente os basáis en personajes mitológicos? ¿Qué significan para vosotros estos personajes de la antigüedad?
Siempre hemos pensado que hablar de lo que uno conoce o de sus orígenes es mucho más fácil porque es más creíble. Somos de cultura mediterránea, toda nuestra historia se basa en la grecorromana y, evidentemente, somos amantes de la cultura clásica. Es muy fácil reinterpretar los mitos de la antigüedad en la época contemporánea.
Mezcláis figuras grecorromanas clásicas con graffitis callejeros y creáis cierta yuxtaposición entre pasado y presente, ¿Qué pretendéis al unir ambos estilos?
Lo que tratamos de hacer es igualar en el mismo plano, siempre con el máximo respeto, dos tipos de artes que pueden funcionar muy bien juntos. Pensamos que es como una búsqueda de nuestro pasado también, porque el graffiti que hacemos es un graffiti antiguo, es old school –igual que las figuras clásicas–, y es un recuerdo de las dos técnicas clásicas realmente.
Desde los escultores clásicos grecorromanos como Praxíteles hasta otros como Bernini o Borromini, pasando por el graffiti más callejero o artistas urbanos como Keith Haring, vuestras influencias son muchas y muy variadas. ¿Consideráis que os tiran más los clásicos o los de ahora? ¿Cómo conviven el mármol puro con el spray chorreando en la pared?
Nuestros referentes son muy variados, hay desde la época clásica hasta la actual. Evidentemente, de la época clásica nos gustan todos, pero la época contemporánea también –desde Jeff Koons hasta cualquier artista que sea desconocido. De hecho, cualquier artista de la calle nos inspira, incluso la música, no tiene que ser siempre pintura o escultura.
Vuestras obras pictóricas están hechas con rodillos o pintura en spray. ¿Tenéis pensado en un futuro experimentar con otros materiales/técnicas?
En el estudio también trabajamos con óleo y en las esculturas, con resinas. Evidentemente, siempre tratamos de investigar. De hecho, en el estudio tratamos de desarrollar el siguiente paso. ¿Qué pasará cuando nos cansemos de este estilo y busquemos otro? A nosotros nos encanta la búsqueda de nuevas técnicas y nuevos materiales.