Imagina una enorme piedra, pesada, bruta, salvaje. Bien, ahora imagina todo lo contrario. Seguramente esto se aproxime mucho más a lo que es en realidad Pedrusco, la firma de joyas de la artista Irene Trincado.
Sin embargo, aunque de apariencia opuesta, las dos ideas tienen algo en común: el gusto por lo natural, lo auténtico y lo sincero. El respeto por la propia materia. La artesanía. Lo que hace diferente Pedrusco son unas manos, las de la propia Irene, que a pesar de iniciarse en diseño y moda, su curiosidad pronto la llevó a experimentar con diferentes técnicas y materiales. Así acabó en la cerámica, y así nació Pedrusco.
Desde su estudio en Bilbao, Irene propone unas colecciones cocinadas a fuego lento: piezas hechas una a una con sus propias manos, sin moldes, con cariño. Y como ocurre siempre que se sigue esta receta, al final, el sabor es muy diferente.
Desde su estudio en Bilbao, Irene propone unas colecciones cocinadas a fuego lento: piezas hechas una a una con sus propias manos, sin moldes, con cariño. Y como ocurre siempre que se sigue esta receta, al final, el sabor es muy diferente.
Lo primero que llama la atención es el nombre de tu marca, Pedrusco, que evoca algo grande, tosco, un poco basto… lo opuesto a tus creaciones: piezas delicadas, finas y minimalistas. ¿Por qué este nombre?
La idea para el nombre era buscar algo sencillo, fácil de recordar y que tuviera un punto informal. En el ámbito coloquial, ‘pedrusco’ se asocia a una piedra preciosa de gran tamaño, sin tallar. Ese contraste con la delicadeza de las piezas nos parecía que encajaba a la perfección.
Tus joyas tienen diferente inspiración de una colección a otra y varían en lo formal, en colores, etc. Pero mantienes la fórmula base: cerámica a la que sueles añadir un acabado en esmalte. Viniendo del mundo del diseño y de la moda, ¿cómo acabaste encontrando en la cerámica la forma idónea para tus creaciones?
Fue por casualidad. En mi primera colección experimenté con diferentes materiales: madera, latón, resinas, etc. Un amigo me dijo que tenía que probar la cerámica y así fue. Desde el primer momento me enamoré de su versatilidad y sus acabados. Valoro mucho la condición artesanal de la cerámica y, aunque aún me queda mucho por explorar y aprender, pongo todo mi esfuerzo y pasión en ello. Trabajo cada pieza una a una, sin moldes.
De cara a futuras colecciones, ¿te planteas experimentar con otros materiales?
Disfruto mucho investigando y aprendiendo técnicas nuevas. Suelo ir a clases de orfebrería y los metales me llaman mucho la atención. Quizá en un futuro me plantee hacer piezas en plata y oro, pero por el momento son solo ideas.
En cualquier caso, todas tus piezas tienen siempre un estilo característico, tu propio sello, que sale de tus manos y se mueve entre la abstracción orgánica y lo amorfo. Minimalistas y sencillas pero tan evocadoras, por ejemplo, de las formas dadaístas de Jean Arp. ¿Qué otras referencias artísticas tiene el universo de Pedrusco?
En mi caso, la inspiración se mezcla con la investigación y la documentación. Me influye todo lo que me rodea. Las cosas más cotidianas, los viajes, la música, el arte, el cine. Por mencionar algunas referencias más concretas, escultores como Tom Lauerman Alexandre Noll, Jean Arp; pintores como Giorgio Morandi, Miró, Picasso y Matisse; o por supuesto, en moda, Miyake, Commes des Garcons, Balenciaga.
Titulabas las piezas de tu anterior colección Eman, que significa ‘dale’ o ‘saca’ en euskera, y contabas que está inspirada en el juego del frontón y en las formas que hace la trayectoria de la pelota. Tus nuevas creaciones nos transportan a paisajes caribeños, con nombres como Cumbia, Calipso, Varadero. ¿A qué se debe este cambio drástico entre el norte, el Mar cantábrico, y lo duro, a lo suave, cálido, tropical y al Caribe?
En esta ocasión, el cambio se debe a una colaboración con la marca de moda I Feel Nut, también de Bilbao. La colección de Maite está inspirada en Colombia y es por eso que los nombres y las formas de estas nuevas piezas recuerdan a esos paisajes tropicales.
En cuanto a procesos creativos, ¿cómo sueles funcionar?
El proceso de creación, aunque es laborioso y lento, suele ser a la vez sencillo. Generalmente empieza con algún garabato de la idea principal, pero enseguida me pongo a trabajar con el material y a definir las formas, que son lo que más me inspira. Una vez tengo las formas, elijo una paleta de colores acorde con el tema para hacer que la idea cobre sentido.
La producción local, sostenible, el trabajo con las manos; reivindicas todos estos valores con Pedrusco. Vivimos un momento en el que están surgiendo un buen número de proyectos que apuestan por esto y vuelven a materiales y técnicas artesanales como el bordado o, como en tu caso, la cerámica. ¿Crees que la sociedad también se ha vuelto más sensible a estas cuestiones?
Poco a poco nos vamos volviendo más sensibles, pero en este aspecto hay mucha confusión. Desde mi punto de vista, la palabra artesanía está un poco desvirtuada. El público está desorientado. Nuestra labor es darle el valor que realmente tiene. Crear algo de la nada, con muy pocos recursos. Diseñar, fabricarlo con tus propias manos y venderlo. No hay mucha gente que valore estas cuestiones. Pero por suerte, hay gente que sí lo hace –lo que, la verdad, es de agradecer.
Trabajas desde tu estudio-taller en Bilbao, una ciudad muy rica en el plano cultural, que cuenta además con un buen número de jóvenes talentos que desarrollan su actividad artística desde aquí. Por ejemplo, en cuanto a cerámica en concreto, las piezas de la artista Raisa Álava y su exótico universo de criaturas tan particular, entre lo naive y lo maligno. ¿Cómo crees que afecta a Pedrusco todo este contexto en el que habita?
Afecta positivamente y es inspirador. En Bilbao hay mucho talento. Soy una apasionada del arte, la fotografía y la artesanía, y admiro a muchos artistas. El trabajo de Raisa en concreto me parece muy interesante y el hecho de plasmar sus obras en cerámica solo puede ser positivo para el sector.
Y en cuanto a planes de futuro, ¿dónde te gustaría ver Pedrusco de aquí a unos años?
Me gustaría que el proyecto siguiese creciendo sin demasiadas pretensiones. Como contaba antes, todavía me queda mucho por aprender e investigar. Quién sabe en qué andaremos dentro de unos años. Ahora acabo de lanzar una pequeña colección de objetos y me gustaría seguir desarrollando esto poco a poco. Lo más importante es poder seguir haciendo lo que me gusta y hacerlo ofreciendo mi visión personal sobre el diseño y la moda.