Tras refugiarse en Londres 2 años Patricia Paz recibe el empujón motivacional que precisaba para lanzarse a la piscina de aguas inciertas que inunda el panorama artístico en España. Cuando regresa a su ciudad natal de Málaga con pincel en mano, no necesita más que colores primarios y recuerdos de escenas cotidianas para dar comienzo a una carrera que, por ahora, compagina con su trabajo de publicista.
La pintora presta atención a las personas que la rodean, sus gestos sutiles y los pequeños detalles. Sin requerir más recursos que una paleta azul, amarilla y roja y algunos lienzos, consigue asombrarnos con representaciones optimistas de las cosas más sencillas que protagonizan el día a día.
Antes que nada, para los que no te conozcan, ¿cuál es tu historia?
A veces me da la impresión que se esperan vidas trepidantes u oscuras detrás de los artistas. Pues bueno, mi historia es bastante normal. Soy una chica de 30 años de Málaga. Cuando terminé la carrera de Publicidad me fui a Londres porque me negaba a que la pintura y el arte fueran solo un hobby.
Tras 2 años en los que pude disfrutar de una oferta cultural difícil de encontrar en otro sitio, volví a Málaga y al mundo de la Publicidad. Pese a dedicar 40 horas semanales al periódico en el que sigo trabajando, nunca dejé de pintar y un día empecé a compartir mi trabajo en redes. Me di cuenta que interesaba a mucha gente y no tardaron en llegar encargos, exposiciones colectivas, proyectos editoriales e incluso alguna feria de arte a nivel nacional. En ese momento comprendí que era capaz de compaginar dos trabajos, aunque mi propósito no haya cambiado: ser artista a tiempo completo.
Tras 2 años en los que pude disfrutar de una oferta cultural difícil de encontrar en otro sitio, volví a Málaga y al mundo de la Publicidad. Pese a dedicar 40 horas semanales al periódico en el que sigo trabajando, nunca dejé de pintar y un día empecé a compartir mi trabajo en redes. Me di cuenta que interesaba a mucha gente y no tardaron en llegar encargos, exposiciones colectivas, proyectos editoriales e incluso alguna feria de arte a nivel nacional. En ese momento comprendí que era capaz de compaginar dos trabajos, aunque mi propósito no haya cambiado: ser artista a tiempo completo.
¿Por qué decides estudiar Publicidad y Relaciones Públicas? Tengo entendido que la pasión por mancharte las manos con pintura la tienes desde niña.
Creo que el momento de elegir qué estudiar no es fácil para nadie. En mi caso, pese a tener una vocación clara, mi entorno y el poco tiempo de reflexión hicieron que me decantara por una apuesta más segura en el ámbito laboral. Era una chica bastante insegura en ese momento y me dejé llevar por lo que se suponía que había que hacer. Publicidad era lo más creativo a lo que yo creía que podía aspirar y que al mismo tiempo me permitiera tener trabajo en un futuro. Así fue, pero no era mi pasión. Afortunadamente, a veces la vida te da más oportunidades para que las sigas aprovechando.
¿Cómo cambió tu vida tu paso por Londres?
Para mí Londres fue un punto de inflexión, ya que salí de una ciudad en la que la vida era estupenda pero muy monótona y yo sentía que necesitaba crecer y en ese momento quería vivir más experiencias y que entrara mucha más inspiración en mi día a día. Londres es un caos de ciudad, muy gris pero muy divertida, con muchas posibilidades, aunque también muy solitaria.
Conseguí entrar en la Chelsea College of Arts y pude cursar Dirección de Arte. Salí muy motivada por la experiencia, pero sin un camino claro que tomar. Envié mi curriculum a diferentes galerías pese a que en todas pedían mucha experiencia, y la falta de respuestas positivas en una ciudad como Londres agobia bastante. Decidí volverme y aclarar ideas. Durante esta etapa, la ciudad sacó lo mejor y lo peor de mí, por lo que tras un poco de crisis afloraron nuevas ideas, empecé a escribir como método terapéutico y las bases de mi obra empezaron a asentarse.
Conseguí entrar en la Chelsea College of Arts y pude cursar Dirección de Arte. Salí muy motivada por la experiencia, pero sin un camino claro que tomar. Envié mi curriculum a diferentes galerías pese a que en todas pedían mucha experiencia, y la falta de respuestas positivas en una ciudad como Londres agobia bastante. Decidí volverme y aclarar ideas. Durante esta etapa, la ciudad sacó lo mejor y lo peor de mí, por lo que tras un poco de crisis afloraron nuevas ideas, empecé a escribir como método terapéutico y las bases de mi obra empezaron a asentarse.
En tus cuadros rigen las cosas cotidianas, sobre todo te dedicas a pintar muchos retratos. ¿Por qué?
No es algo premeditado, simplemente me sale así. Me gusta crear personas, normalmente inventadas, y envolverlas en colores y objetos para construir historias. Me gusta pensar que cada obra es como una foto en la mente, un recuerdo, una vivencia sin contar.
Y, ¿qué me podrías contar de tus bodegones?
Como te he comentado, mi obra es como una escena. Lo mismo te encuentras a un gato que se ha posado encima de las cartas de una tarotista, a una bota de cowboy, sombreros ardiendo, manos con flores… todo lleva mucha simbología. Todos estos personajes u objetos forman parte también de mis vivencias, de cómo relaciono emociones con lo material, o incluso lo sueño.
Algo que me llama mucho la atención, aparte del trazo orgánico de tus pinturas, es la gama cromática. Reinan el rojo, el azul y el amarillo, te atreves con una combinación realmente explosiva. Más allá de lo estético, ¿cuál es el motivo de tu uso de estos colores?
Fue una estrategia que me salió natural por una obra que tuve que hacer para una exposición. Con poco quería contar mucho, llegar a lo más profundo de lo que somos, a lo primario. Cuando empecé a publicar mi obra estos tres colores me acompañaron mucho, quise sentar las bases con lo básico y gracias a ellos he conseguido que, hoy día, mi obra haya evolucionado hasta llegar a una paleta de color vibrante e intensa.
¿Cuáles dirías que son tus referentes? Artistas de otras épocas, actuales, movimientos... ¿Hasta qué punto han condicionado tu camino artístico hasta hoy?
Siempre digo que toda persona auténtica es un referente para mí. En el mundo artístico David Hockney es mi artista favorito. Su obra, los colores... él mismo es todo un personaje. En la misma línea, cuando conocí la obra de Alice Neel me quedé embobada. Siempre que hay gente que me pregunta por qué hago retratos, por qué no hago otras cosas, me acuerdo de la obra de Neel y pienso: no les hagas caso, confía como Alice.
La verdad que Instagram me ayuda a descubrir a nuevos artistas, hay muchos muy buenos. Hace poco conocí a una chica francesa que se llama Annabel Faustin y creo que tiene una obra muy interesante e hila muy bien el retrato con la naturaleza.
La verdad que Instagram me ayuda a descubrir a nuevos artistas, hay muchos muy buenos. Hace poco conocí a una chica francesa que se llama Annabel Faustin y creo que tiene una obra muy interesante e hila muy bien el retrato con la naturaleza.
¿Qué dirías que aportas al mundo del arte que pueda diferenciarte de otros artistas?
Cuando la gente me escribe o habla conmigo sobre mi obra, siempre coinciden en que se sienten conectados de una manera u otra a ella. Esto para mí es una pasada. Me siento muy agradecida y creo que con mi pintura estoy contando historias que, aunque yo tenga mi propio guión, el observador las hace suyas y crea sus propios universos. Considero que la parte simbólica de mis cuadros ayuda mucho a ello y facilita al ojo a comprender las cosas.
Actualmente España no es uno de los países europeos que más facilita esta profesión precisamente. ¿Cómo lo haces? ¿Has conseguido algún tipo de financiación o alguna beca? ¿Te sientes obligada a colaborar con empresas privadas?
Hace poco hablaba con una amiga de que hoy en día, si no vienes de una familia acomodada, lo tienes muy complicado para dedicarle el tiempo que toda profesión creativa necesita. Yo hasta hoy no he recibido ningún tipo de financiación para trabajar como artista. Mi día a día es currar como publicista para poder vivir y poder permitirme crear y pintar en mis ratos libres. Es muy frustrante porque sientes que a veces estás perdiendo tiempo y oportunidades, pero el sistema no ayuda. Ser artista queda como guay, pero significa un sacrificio muy importante, sobre todo en los comienzos. Tal y como está el autónomo, ¿a quién se le ocurre apostar por emprender en el arte en nuestro país? Da mucho vértigo y sí que hay veces que se cede a colaborar con empresas privadas porque te facilitan mucho las cosas.
A menudo trabajas con la revista AGRO Málaga, muchas de sus portadas salen de tu pincel. ¿Qué supone trabajar como ilustradora en un medio de comunicación? Supongo que es muy diferente crear con absoluta libertad, pintar a tu aire, que verse limitada a una temática concreta para cada edición.
Por supuesto, ¡nada que ver! Es muchísimo más duro. Pero es un desafío que me ayuda mucho a pensar y crear ideas a través de bocetos. Mi cerebro trabaja más y hace que sea más fácil a la hora de ponerme a hacer mis proyectos personales. Tengo la suerte de que aunque trabajando como ilustradora todo está más limitado, me dejan crear con mi propio estilo y eso ayuda. Es muy bonito ver tu trabajo publicado y saber que haces más amable ciertas lecturas.
¿En qué andas metida ahora mismo? ¿Está en marcha algún proyecto, exposición o colaboración del que quieras hablarnos?
El próximo mes de mayo se inaugura un nuevo espacio multidisciplinar en Málaga en el que tengo la suerte de ser la primera artista en exponer. Es genial cuando te llaman para exponer fuera, pero que cuenten contigo en tu propia ciudad siempre es especial. Daré detalles en breve. Es un espacio muy chulo y colorido y voy a poder exponer obras nuevas. También tengo previstos otros proyectos durante el año, murales y alguna exposición por concretar en España.
Para terminar, ¿qué consejo le darías a un proyecto de artista?
Creo que está un poco manida la frase, pero que sean ellos mismos. Que sean auténticos y confíen en su trabajo. Que no sigan modas ni produzcan por producir. Todos tenemos nuestros propios tiempos y hay que hacer caso a lo que pide el cuerpo. Y, sobre todo, que confíen en el proceso, todas las vivencias aportan valor a la obra; abrid los ojos, sentid cosas, no tengáis miedo a contar historias.