Milena Villalón no es solamente fotógrafa; ella es ‘miles de almas’, una sinergia entre las sensaciones que invaden a sus modelos y las oportunidades que se le presentan a la hora de disparar con su cámara. Sus fotografías, que nos muestran retratos íntimos de los personajes que decide plasmar en ellas, se basan tanto en lo que ven sus ojos, como en lo que ve su corazón. Ahora residente en Berlín, hablamos con esta joven soñadora sobre su amor por ver y capturar el mundo a través de una cámara.
¿Dónde se comenzó a formar tu interés por la fotografía?
Creo que mi interés por la fotografía se ha ido formando desde muy pequeña. Mi padre es arquitecto y siempre me ha enseñado el gusto por las formas, la belleza, los colores, etc. Fue él quien me dio mi primera cámara analógica y quien me explicó detalladamente cómo funcionaba cada parte. La primera vez que cogí una cámara –que era una digital compacta– fue en un viaje a Nueva York. Aún recuerdo la sensación que me producía sacar fotos, buscar justamente ‘eso’ que yo quería. Esos momentos me llenaron el viaje. También tuve un novio que hacía fotografía y yo quedaba maravillada cada vez que me enseñaba fotos reveladas o hechas con la cámara oscura.
¿Puedes darnos unas pequeñas pinceladas sobre tu trabajo?
Retratos íntimos, luz, atmósferas, escenas naturales y significativas, situaciones que ocurren y en las que yo me distancio para poder observar. La fotografía me sirve como medio para plasmar y dejar en papel lo que mis ojos y mi corazón ven.
Tu página web se titula Miles de almas, ¿de dónde viene este nombre y qué significado tiene?
Esta frase salió de un libro que leí hace muchos años y se me quedó grabada. Juntaba el nombre de mi mejor amiga y el mío, dándole a la vez un significado totalmente afín a nosotras.
Tus fotografías están envueltas en un aura misteriosa a la vez que carismática. ¿Cómo has ido desarrollando tu estilo personal? ¿Ha cambiado mucho a lo largo de tu carrera?
Ha cambiado muchísimo. Creo que la escuela donde estoy estudiando es lo que más me ha influenciado, sobre todo con los consejos de mis profesores. Y también una infinita curiosidad por todo lo que me rodea: el cine, la música, los libros, etc.
Tus imágenes también están enfocadas hacia los retratos intimistas. ¿Qué aspectos son importantes para dar ese toque tan personal que tienes?
Creo que es una mezcla entre estar receptiva –de sentir empatía con quien esté–, de buscar sensaciones antes que acontecimientos, y suerte.
¿Quiénes son tus referentes o fuentes de inspiración?
¡Hay tantos! Hay un auténtico caos de nombres en mis libretas. Aunque como referentes te diría que Christopher Doyle (director de fotografía de Wong Kar Wai) por su sistema de trabajo y teoría de la luz. Me encantan Sofia Coppola como directora de cine o Wong Kar Wai y Atom Egoyan por su estética cuidada y por la melancolía que desprenden los personajes: personas solitarias e independientes. Como fotógrafos me inspiran enormemente Bertien van Manen y Boris Mikhailov, aunque no puedo dejarme a Nick Waplington, Paddy Summerfield o Keizo Kitajima.
Has trabajado con marcas como About Arianne y Nookie Wood. ¿Cómo es el trabajo de cumplir los requisitos de terceros sin perder tu esencia?
De lo poco que he hecho de moda, he tenido la suerte de conocer y admirar a las marcas por las que he trabajado. Así que supongo que es una mezcla de intuición, de encontrar en vez de construir, y de compartir su filosofía.
Ahora mismo estás viviendo en Berlín. ¿Qué te aporta esta ciudad tanto a nivel personal como profesional? ¿Echas algo de menos de tu ciudad natal?
A nivel personal, Berlín me da mucha libertad e inspiración, hay una mezcla enorme de culturas y el ritmo de vida aquí es muy voluble; uno puede vivir de forma muy tranquila si quiere. A nivel profesional intento buscar un equilibrio, ya que cada vez es más difícil poder fotografiar a gente –de la manera que a mí me gusta– y en ciertos espacios a causa de la ley alemana, pero sí que me abre puertas en otros aspectos. Echo de menos a mi familia, a los sabores y a poder expresarme en mi idioma.
En tu página web podemos encontrar una sección con proyectos en marcha. ¿Durante cuánto tiempo planeas llevarlos a cabo? ¿Y cuándo consideras que una serie o proyecto está finalizado?
Bueno, a veces depende de factores externos. El otro día viendo la película de Chunking Express hablaban de la caducidad de las cosas, y preguntaban: “¿hay algo que no caduque?” Al ser proyectos personales tengo que tener vivo el interés; una vez se ha ido no hay nada que hacer.
¿Podrías darnos alguna idea sobre lo que podremos ver en tu portfolio en un futuro no muy lejano?
Este año lo dedicaré a mi proyecto final de fotografía en la Ostkreuzschule für Fotografie; será con base documental y tratando un tema muy diferente a lo que he hecho hasta ahora, pero buscando la poética visual.
Finalmente, ¿tienes algún proyecto que siempre hayas querido realizar y que tengas pendiente?
Sí que lo hay. Y estoy buscando la manera de poder hacerlo.