Antón Álvarez nos regala un cachito de cielo, el de la música de Yerai Cortés, con este documental filmado con honestidad. El debut de C. Tangana tras la cámara, producido como no podía ser de otra forma por Little Spain, se ha estrenado en la sección New Directors de la septuagésima segunda edición del Festival de Cine de San Sebastián con buena acogida de crítica y público.
Cuenta el documental al inicio que Tangana conoció al guitarrista en una noche estrellada; en una fiesta organizada por Javier Limón donde este tocaba junto a la cantaora Montse Cortés, e inmediatamente se quedó eclipsado por su virtuosismo con el instrumento de cuerda. Acto seguido salieron a fumar y Yerai le expresó su deseo de grabar un disco titulado La guitarra flamenca de Yerai Cortés. De aquel encuentro surgió una amistad y la idea de grabar un documental sobre la vida del músico, trazando un recorrido narrativo a partir sus canciones.
El debut como cineasta del cantante, producido por Little Spain, se ha estrenado en la sección New Directors de la septuagésimo segunda edición del Festival de Cine de San Sebastián, con buena acogida por parte de la crítica y todo el cariño del público. En el pase de inauguración del pasado viernes 20 de septiembre, el guitarrista, acompañado por toda su familia, reconocía que no hay nada que le haga sentir más orgulloso que llevar a su familia encima; reflexionando acerca de cómo de alguna manera todos cargamos con nuestros apellidos y sus historias. Una familia de origen gitano que danza sobre un tablao de secretos, en este relato que se abre camino girando en torno la injusta muerte de un ser querido, para ofrecernos un retrato social lleno de vida sobre el poder sanador de la música y la búsqueda de una identidad a través del flamenco. “Yo tenía muchas ganas de contar mi historia de contar las cosas que me pasaban. Tenía necesidad de contarlo, de exponerlo, de hacerlo explicito, yo soy guitarrista, lo único que puedo contar con mis manos son notas, acordes melodías. Pero aquí hay una narrativa, un orden, imágenes, es un cacho de película. No sé si he compuesto música para la película o ha sido la película la que ha me ha hecho ir componiendo, he ido encontrando cosas por el camino; tal cómo se ha grabado la película también se ha grabado el propio disco”, nos cuenta el músico.
Asimismo, acudimos a un documento fílmico fraguado con intimidad, donde se narra la infancia de Yerai en el barrio Virgen del Remedio de Alicante, el divorcio de sus padres, ambos poderosísimos ante la cámara, así como su relación con la cantante Tania García, quien recientemente ha publicado su nuevo single Quereles. “Hay mucha gente que me pregunta sobre las decisiones políticas que hay en la película”, cuenta Tangana. “Yo siempre respondo que me gustaría ser un poco más cínico, y que no hubiese una cosa política detrás. Me dejo llevar por la emoción, me encuentro a Yerai, que de repente es un artista superemocional, y entro a hablar sobre esas emociones concretas que a él le llevan ha hacer música”. Antón Álvarez rueda con frescura en descampados y plazas del barrio escenas musicales en directo, con una puesta en escena que recuerda la trilogía del flamenco de Carlos Saura, de quien se declara un fiel seguidor, y confiesa que Yerai Cortés le ha ayudado a vivir y escuchar el flamenco como no lo había hecho antes.
El documental habla sobre una dualidad, la que confronta a Yerai en ciertos entornos por pertenecer a una familia gitana, en el contexto de una sociedad racista como la nuestra, donde constantemente se ve cuestionado bien por ser demasiado moderno o demasiado gitano. En sus propias palabras: “Sobre el problema de identidad, todavía creo que no tengo palabras, no tengo la formula, todavía no entiendo muchas cosas. Lo que sí que entiendo es que todo el rato es un impulso, es unas ganas, noto que o doy el paso adelante o el problema de identidad siempre esta ahí. Como lo digo en la peli, yo tengo muchas ganas de que me reconozcan en mi casa, que me quieran tal como soy, porque una persona que viene de un mundo puramente gitano como es el mío, y luego se va a un mundo, digamos, contemporáneo, moderno (hablo teniendo siempre la música en la cabeza), pues es verdad que muchas veces dices, ¿dónde estoy? Sobre todo, cuando notas que los dos mundos a los que perteneces te quieren. Y piensas, ¿por qué me queréis? Creo que vivimos en un momento en el que todos estamos en constante búsqueda.”
Revindicando sus propios valores, el protagonista consigue reubicar su dolor, dejar flores en el cementerio, y escribir un disco apabullante, que muy pronto verá la luz.