A veces no es fácil decidir cómo encarar tu futuro, qué estudiar y dónde. Y como sabemos que no siempre se encuentran las respuestas necesarias, vamos a intentar echarte una mano hablando con cuatro ex alumnos del IED Barcelona que nos cuentan en primera persona porqué su paso por la escuela ha sido decisivo y cómo, partiendo de una base formativa y pasión en común, han empezado a trazar caminos muy personales desde la emoción, la libertad, la reivindicación o la sostenibilidad. Os presentamos a Sheila Casado, Mar Ribaudi, Luis de Javier y Gabriela Fenwick, la más veterana, que ya ha trabajado para firmas como Givenchy, Jacquemus y Acne Studios.
Gabriela Fenwick
Con tan solo 22 años ya tienes una gran trayectoria profesional y un futuro prometedor. ¿Podrías decirnos qué significa para ti ser diseñador y cuál es la verdadera realidad de un diseñador hoy en día?
Me gustaría empezar diciendo que, en esencia, este trabajo debería ser una vía para transmitir ideales y provocar un conjunto de sensaciones que solo deben restringirse/determinarse por el material, el color y la forma de una prenda en particular. Estas tres restricciones establecen que la prenda sea categorizada como un buen producto para vender y permitir que el negocio sea rentable. Sin ser consciente de estos dos aspectos, la prenda no se correspondería con la actualidad y con las necesidades que tiene el consumidor. Para mí siempre debe haber un equilibrio que se encuentre entre las necesidades creativas de uno y las necesidades de la sociedad. Pero hoy en día, cuando se trabaja para una gran marca de prestigio, aunque no siempre sea así, un diseñador normalmente tiene que encontrar el compromiso adecuado desde su propio punto de vista con la visión del director creativo. Y creo que es una parte muy interesante a la hora de diseñar, intentar entender lo que el director creativo desea establecer, entender sus ideales y sus sentimientos. Ser casi de alguna forma una extensión de su mente cuando se hace un sketch o un drapeado. Aunque como he dicho antes, siempre hay que tener en mente una visión clara del mercado, porque sin vender los productos no podríamos continuar creando.
¿Recuerdas cómo fue tu paso por el IED Barcelona? ¿Cuáles son los conocimientos adquiridos allí que más te han ayudado en tu profesión?
Hay muchas técnicas que estudié en el IED Barcelona que después exploré más a fondo durante mi vida como profesional, como por ejemplo, hacer un buen research previo, patronaje, confección, diseño por ordenador… La precisión y la eficiencia de estas técnicas vienen con tiempo y práctica. Sin embargo, lo que me gustaría enfatizar es la importancia de la persistencia, creer en la opinión propia incluso si es diferente a la del resto. Esto es lo que de verdad aprendí en el IED Barcelona, a lidiar con el estrés y con fechas de entrega muy justas de manera eficaz, para así tener la oportunidad de hacer realidad esa idea que tenía en mente. Creo que puede haber sido lo más útil que aprendí en la universidad. También me gustaría decir que el IED Barcelona tiene una gran noción sobre la sostenibilidad y el medio ambiente, y eso también me ha influenciado positivamente a posteriori.
Como ex alumna del IED Barcelona, ¿qué recomendaciones darías a todos aquellos que están cursando sus estudios en la escuela ahora?
Liberarte de la tensión constante de obtener el mejor resultado en las clases, y disfrutar realmente del día a día en la escuela. Tomarte tiempo para pensar sobre el concepto y experimentar. Olvidarte de lo que otras marcas hacen y crear algo realmente tuyo.
Estás trabajando para la firma de moda MISBHV, ¿cómo está siendo la experiencia? ¿Podrías contarnos un poco sobre tu día a día allí?
Estoy trabajando como diseñadora de tejidos suaves especializados en vestidos de noche. Hace poco que he empezado, así que no hay mucho de lo que hablar todavía (risas). Aun así, disfruto de mucha libertad a la hora de trabajar y eso se agradece. Además, me siento muy en sintonía con su estética y sus orígenes. Hay algo poético y nostálgico en ellos que yo también siento.
Trabajaste como diseñadora junior en Givenchy, ¿qué crees que ha sido lo mejor que has sacado tras tu paso por la firma?
Ha sido una gran experiencia poder trabajar en todas sus líneas y aprender a diferenciarlas, así como lo crucial que es para una Maison como Givenchy seguir manteniendo cada una de ellas. Sin la conceptualización poética de la alta costura, la Maison perdería su magia, su identidad.
Además de Givenchy, también has trabajado para marcas como Jacquemus y Acne Studios, ¿qué diferencias has encontrado entre ellas a la hora de trabajar?
En Givenchy pasábamos bastante tiempo observando las diferentes direcciones que podría tomar cada colección después de estudiar las opciones de diseño que teníamos y qué telas podrían adaptarse mejor. En general, siempre había una gran inversión en tiempo y dedicación antes de realizar el diseño final. Jacquemus y Acne Studios son más intuitivos, más libres. Se dejan llevar por su primer impulso e intuición. Aunque en todas, siempre se toma la decisión final después de hacer un estudio sobre cómo hacer posible esa idea, especialmente en Acne Studios, donde además de estudiar el volumen de la prenda, se hace un gran estudio de acabados y detalles de construcción con los tejidos seleccionados para esa pieza especifica.
Hablamos mucho de la producción masiva pero, ¿qué hay del diseño? Parece que los diseñadores tienen cada vez más, menos tiempo para crear y generar nuevas ideas y, por lo tanto, se pierde cierta frescura. ¿Crees que el ritmo de la moda volverá a cambiar algún día? ¿Cuánto de perjudicial puede ser para un diseñador crear en un período de tiempo tan corto? ¿Se ha perdido cierta magia?
La magia siempre está, sea cual sea el período de tiempo que haya tenido el diseñador. Lo que tal vez podemos echar en falta es esa belleza que se consigue gracias al toque artesanal, y los resultados creativos que se obtienen en la construcción y el acabado de la prenda tras haber dedicado un buen tiempo al desarrollo de la idea. Pero sí, se podría retroceder un poco y dar más tiempo al proceso creativo, como por ejemplo ha hecho Acne Studios, que ha tomado la audaz decisión de mostrar dos colecciones al año.
Defíneme la realidad de la moda actualmente en tres palabras.
Cambios, reinventar, media.
Ahora, defíneme tu visión actual de la moda en tres palabras.
Identidad, reinventar, transparencia.
Luis de Javier
Has pasado por el IED Barcelona para estudiar el BA (Hons) in Fashion Design, un curso que busca potenciar las aptitudes de sus estudiantes para que se conviertan en diseñadores innovadores y creativos. Una vez acabados tus estudios, ¿crees que has sacado lo mejor de ti?
Me gusta pensar que sí, sobre todo este último año, en el cual he desarrollado mi trabajo de fin de carrera. Ahora que ya han pasado unos meses desde la entrega, lo veo todo desde una perspectiva mucho más relajada, y sí que creo que he sacado lo mejor de mí, aunque haya sido bastante duro en algunos momentos. Es muy guay volver a ver mi proyecto y verme completamente reflejado en él.
¿Qué herramientas destacarías de las que el IED Barcelona te ha proporcionado para desarrollarte como diseñador?
Cuando empecé no sabía ni enhebrar una aguja para ponerme a coser a mano. Desde el primer momento los profesores (con mucha paciencia) me enseñaron desde cero. Para mí ese fue uno de los momentos más duros, no saber cómo ejecutar las cosas manualmente, me resultaba muy difícil plasmar mi trabajo en algo tangible. Esto es una de las mejores cosas que me llevo de haber estudiado esta carrera, mirar atrás y ver mi evolución gracias a la ayuda de la escuela y de los profesores, que al final del día ves que se involucran tanto que casi sufren lo mismo que tú con tus proyectos. A más de uno seguro que le quité horas de sueño en el primer año (risas).
Me gustaría saber más acerca de cómo se enfocan los estudios.
Mi opinión es que la carrera está muy bien dividida. Primero te enseñan las herramientas para que luego puedas trabajar solo y proyectar tu visión. Al principio estás un poco cohibido, ya sea porque no conoces bien todas las técnicas para pasar algo bidimensional a algo tridimensional, o porque todavía no te conoces lo suficiente como diseñador. Estas son dos de las cosas primordiales que te enseñan a desarrollar los profesores para que luego puedas ir solo.
Así pues, ¿sientes que has tenido total libertad a la hora de desarrollar tus proyectos y el apoyo necesario para llevarlos a cabo?
Siempre he tenido total libertad, nunca me han cortado las alas a la hora de diseñar, aunque en ciertas ocasiones me han obligado a poner los pies en la tierra en temas de confección. En todo caso, los profesores te dan el apoyo necesario, en mi caso siempre han estado ahí cuando les he necesitado de la noche a la mañana.
Hablemos de tu colección, cuéntanos cuál ha sido el proceso hasta llegar a las prendas finales.
Tenía claro desde el primer momento que quería plasmar el movimiento Queer desde mi punto de vista: una crítica hacia la sociedad apoyando a la comunidad LGBTQ, y a la vez hacer un paralelismo con el movimiento de arte decadente del siglo XIX. Estuve unos meses desarrollando la idea, haciendo collages y ejercicios de estilismo con antiguos proyectos míos, mi ropa, la de mis amigos, y hasta le robé algún camisón a mi abuela (risas), y de aquí surgieron algunos de los diseños. Pero, claro, todo esto era en papel, a la que te pones manos a la obra, el resultado final puede llegar a cambiar muchísimo.
Vivimos una época excitante en términos de redefinición de las identidades de género que inevitablemente se está viendo reflejada en la moda; en este sentido, ¿quién sería tu referente principal?
Desde que tengo uso de razón, mi referente ha sido siempre Vivienne Westwood. Juega con la silueta tanto del hombre como la de mujer de una manera muy especial, y lleva redefiniendo el género a su manera desde que empezó. Parece que siempre le ha dado igual todo lo que la gente piense o diga, tanto de ella como de sus diseños, y eso se ve reflejado en su trabajo.
¿Destacarías a alguien más como referencias para diseñar?
Firmas pequeñas como Charles Jeffrey, o un cuarteto de diseñadores que tienen una firma llamada Vaquera NYC. Supongo que al no llegar a un público muy amplio, tiene menos miedo al riesgo, pero así tendría que ser también en las grandes marcas.
¿Cómo es el hombre para el que diseñas?
Supongo que sería un hombre sin miedo a las etiquetas y con ganas de provocar a la gente cuando va caminando por la calle. Que vaya por ahí sin miedo a oír que alguien te diga maricón.
¿Conseguiremos finalmente vivir en una sociedad en la que las etiquetas dejen de ser importantes o finalmente todo acaba engullido por el sistema en un loop sin fin?
Sinceramente, yo creo que todavía queda mucho para que las etiquetas dejen de ser importantes, pero vamos por buen camino. Hay mucha gente que está luchando por este cambio, y yo también me considero uno de ellos. La sociedad no está basada en aquello que es justo, pero si cada uno de nosotros hiciésemos saber que no estamos de acuerdo con esto o lo otro, supongo que todo evolucionaría de una manera más rápida. Pero parece ser que a la gente o no le importa demasiado, o está demasiado cómoda callada. Me niego a pensar que todo acabará engullido por el sistema.
¿Cómo te ves dentro de unos años?
De momento tengo la oportunidad de irme a trabajar para mi marca favorita, espero poder aprender mucho de ellos durante este tiempo. Mi plan es no parar de aprender, para en algún momento poder abrir mi propia marca y volver a diseñar sin tapujos, como hice en mi colección final.
Mar Ribaudi
Creaste tu colección de final de grado enfocada en la sostenibilidad y el reciclaje, ¿qué te motivó a la hora de elegir esta temática y no otra?
No elegí esta temática premeditadamente, es algo que tiendo a hacer de forma natural. No me satisface crear una moda que defiende que aquello más caro y bonito es mejor. Me encanta el reto de partir de lo que ya tengo o que encuentro a mi alrededor, y convertirlo en algo interesante. Se trata de utilizar como primera materia elementos que ya he visto muchas veces, de los cuales conozco sus propiedades y posibilidades. Y el ser restrictiva, ya que solo uso cosas de mi entorno, hace que tenga que romper las barreras que eso supone, e ir más allá.
¿Qué recursos y herramientas te ha proporcionado el IED Barcelona a la hora de crear tu colección teniendo en cuenta este uso que haces de materiales reciclados?
El IED Barcelona me ha hecho superarme a mí misma, al presentar mis ideas que iban por el camino no convencional y tener que defenderlas ante los profesores. Gracias a esto pude darme cuenta de cómo funciona un proceso creativo puro, donde para hacer lo que sientes y quieres, tienes que defenderlo y superar el conflicto cuando todo el mundo te dice que vas por el camino equivocado.
Cada vez hay más conciencia social sobre el impacto medioambiental y la importancia del reciclaje, ¿cómo crees que afecta el uso de materiales no biodegradables en la moda como el plástico o las telas sintéticas?
Afecta negativamente porque la producción de estos productos es de muy baja calidad, lo cual hace que su reutilización sea muy difícil, y muy pocas empresas lo reciclan. Si la producción fuera de mayor calidad se podría usar durante más tiempo o reutilizar, ¡y qué decir si fuera de fibra natural, su reciclaje sería mucho más fácil! Al no ser así, la mayoría se desecha contaminando el planeta.
Para poder fomentar moda sostenible y conciencia social es necesario partir de una buena base educativa. ¿Cómo apoya el IED Barcelona este tipo de moda y cómo os ha influenciado el paso tras la escuela?
El IED Barcelona lo apoya con su proyecto de sostenibilidad, donde nos enseñan todos los datos que se esconden en la industria de la moda. Nos hacen concienciarnos poniéndonos ejemplos de pioneros en el sector, como por ejemplo, las empresas Organic Cotton Colours, que recuperan el algodón con color, o Ecoalf que hace ropa con botellas de plástico que recuperan del mar.
Existen muchas marcas fast fashion que se han sumado a la creación de colecciones que apoyan una mayor conciencia ecológica y sostenible. ¿Hasta que punto crees que se comprometen realmente? ¿Conciencia real u oportunismo? ¿Es compatible un concepto con otro?
Me parece bien, en parte. Gracias a ellas el mensaje llega a más gente. Pero no debemos olvidar que son estas marcas las que producen el problema, por lo tanto, no creo que sean tan sostenibles como dicen o pretenden ser.
Sheila Casado
En tu colección veo fluidez de género, reconstrucción y sastrería. ¿Por qué escogiste estos conceptos y no otros? ¿Te preocupa que en la sociedad el genderless aún no esté normalizado?
Escogí la fluidez de género ya que no sé concebir el diseño para un género especifico, no creo en que ello deba marcar una distinción en la moda, y me pareció importante reflejarlo en mi colección. La reconstrucción siempre ha sido una forma de expresar mi visión y las emociones que quiero transmitir. En concreto para esa colección buscaba reflejar el estrés de los ejecutivos, los adictos al trabajo y la presión que acarrean. Por ello elegí sastrería clásica y le di un giro, como si las prendas fueran realmente un espejo de la mente.
Hay que apoyar la evolución de la sociedad y dar visibilidad a estos movimientos. ¿Fue tu colección una manera de exponer lo que está sucediendo en la calle?
La moda siempre ha reflejado los cambios y las necesidades de la sociedad, ahora más que nunca creo que es parte del compromiso de los diseñadores apostar por la libertad de expresión en todos los ámbitos. Los jóvenes somos cada vez menos conformistas. Es importante que se rompan las etiquetas y los prejuicios que hay en la sociedad actualmente.
¿Quiénes han sido tus máximos referentes para llevar a cabo esta colección?
Principalmente Margiela, Comme Des Garçons, Céline, Helmut Lang, Raf Simons y las colecciones de Armani en los años ochenta.
¿Qué rasgos dirías que te representan mejor como diseñadora?
Intento trasladar mis estados de ánimo cuando creo. Durante el proceso creativo utilizo diferentes técnicas para desarrollar los volúmenes y cortes de las prendas, combinando así el moulage y collage para trabajar con la reconstrucción. Otro rasgo que me identifica es que todas mis prendas son diseñadas de tal manera que puedan ajustarse tanto al cuerpo masculino como al femenino a través de distintos mecanismos de cierre.
Háblanos del mejor consejo que te han dado a lo largo de tus años en el IED Barcelona. ¿Podríamos aplicarlo a las nuevas generaciones de diseñadores que se están preparando?
El mejor consejo, seguir mi intuición sin dejarme influir por opiniones externas. Es muy importante tomar feedback y escuchar a los demás, ya que te darán un enfoque que a lo mejor tú no te habías planteado, pero hay que ser fiel a lo que uno cree, y hay que cometer errores para aprender. Trabajar duro y, por muy difícil que sea, no rendirse nunca.
¿Qué herramientas destacarías de las que el IED Barcelona te ha proporcionado para desarrollar tu colección?
Sobre todo el apoyo, siempre han estado allí para aconsejarme, y ayudarme a encontrar una solución a cualquier problema. Pasaba el día entero en el IED Barcelona, y realicé toda la colección en los talleres de moda. He tenido muy buena relación con los profesores durante todos los años de universidad, y sigo teniéndola a día de hoy.
Y para finalizar, ¿cuál es tu sueño? ¿A dónde te gustaría llegar?
Mi sueño es poder dedicarme a tiempo completo a Serge David, firma que he creado junto a Denise Graus. El nombre surgió con motivo de los seudónimos que muchas artistas tuvieron que usar durante décadas para poder hacerse un hueco en un mundo de hombres. A día de hoy lamentablemente todavía hay mucho por lo que luchar.