Para Hac Vinent, también conocida como Helena Vinent, el arte es una herramienta para crear imaginarios que reivindican la presencia disca en la sociedad y cuestionar sistemas normativizados como el capacitismo. Su obra se inspira en sus experiencias de persona sorda y crip-queer en un entorno oralista y audiocéntrico que marginaliza a quienes no logran adaptarse. En su última exposición, Accident, que se puede visitar hasta el 19 de enero en L’Espai 13 de la Fundació Joan Miró de Barcelona, se adueña de estos cuerpos y rompe los estándares que les niegan ser deseados y deseantes.
Según su visión, “esta propuesta crea un escenario posible donde los cuerpos discas dejan de ser sujetos pasivos, asexuados y despojados de agencia política para pasar a ser una fuerza disruptiva, un accidente que hace tambalear el orden capacitista dominante, tomando el placer como forma de resistencia y empoderamiento”.
Aunque su plan inicial era estudiar Sociología, la falta de accesibilidad a la propia carrera la llevó a explorar ámbitos más manuales y artísticos. Desde su perspectiva, la discapacidad se entiende como fenómeno social, cultural, identitario y político. Por ello, su objetivo se centra en crear una comunidad y cuestionar los desafíos de la discapacidad desde una práctica colectiva. Hoy, Hac nos invita a reflexionar sobre accesibilidad, privilegios y toma de conciencia en una conversación donde repasamos su trayectoria profesional y proyectos actuales.
Hola, Hac, para romper un poco el hielo, ¿podrías presentarte para los que aún no te conocen?
Soy artista, vivo en Barcelona y trabajo con distintos medios que van desde la imagen fija al texto, la escultura, el vídeo, la performance o la instalación. Toda mi obra se concibe desde mi posicionamiento como sorda y como disca y está atravesada por el anticapacitismo y el pensamiento crip-queer.
Tus obras son una combinación de contenidos visuales y físicos con cierta transgresión social. ¿Cómo te inicias en el mundo del arte y qué proceso sigues para construir este lenguaje artístico propio?
Me inicio en el arte precisamente debido a la falta de accesibilidad en este mundo capacitista. Empecé a estudiar Sociología en la Universitat Autònoma, pero abandoné estos estudios porque no había (ni hay actualmente) ninguna intención real de que hicieran accesibles para sordes las clases teóricas. Al verme excluide de esta carrera pensé en estudiar algo más manual o práctico. Y es a partir de aquí que empiezo mis estudios de arte y mi carrera profesional como artista.
Con esto quiero decir que mi práctica artística siempre ha ido ligada a mi identidad sorda/disca y, por esto, el anticapacitismo es un relato de fondo recurrente en mi obra. Igualmente, en cada proyecto experimento con nuevos formatos y con nuevos materiales y no suelo seguir un proceso concreto y cerrado. Me considero una persona muy inquieta y curiosa, y esta manera de ser es también la que me lleva a una exploración constante en mi investigación artística.
Con esto quiero decir que mi práctica artística siempre ha ido ligada a mi identidad sorda/disca y, por esto, el anticapacitismo es un relato de fondo recurrente en mi obra. Igualmente, en cada proyecto experimento con nuevos formatos y con nuevos materiales y no suelo seguir un proceso concreto y cerrado. Me considero una persona muy inquieta y curiosa, y esta manera de ser es también la que me lleva a una exploración constante en mi investigación artística.
Imagino que la inspiración nace de tu cotidianidad. ¿Cómo es un día en tu vida?
No tengo un día igual a otro. Para mí esta es un poco la gracia de mi trabajo como artista, aunque sí que es cierto que vivir del arte aquí en España es muy precario e implica no poder parar casi nunca. Es como un caramelo envenenado. Hay temporadas largas en las que puedo tirarme todo el día trabajando en mi taller, también porque me sumerjo mucho en mis proyectos. Ahora estoy saliendo de una de estas temporadas tan intensas y me apetece dar un giro y enfocar mi próxima propuesta artística de una forma más tranquila.
Mis proyectos pueden surgir de una idea o de un material que quiero explorar, aunque la propuesta en la que quiero trabajar en los próximos meses surge sobre todo de las ganas de generar comunidad disca y cuir y de seguir investigando en torno al placer desde una práctica más colectiva y vivencial.
Mis proyectos pueden surgir de una idea o de un material que quiero explorar, aunque la propuesta en la que quiero trabajar en los próximos meses surge sobre todo de las ganas de generar comunidad disca y cuir y de seguir investigando en torno al placer desde una práctica más colectiva y vivencial.
“Mi práctica artística siempre ha ido ligada a mi identidad sorda/disca y, por esto, el anticapacitismo es un relato de fondo recurrente en mi obra.”
Como consecuencia, tu mundo artístico es muy personal y fluye entre disciplinas e investigaciones variadas. ¿En qué momento consideras el arte como una herramienta para transmitir un mensaje crip-queer?
Soy sorda de toda la vida, pero desde la adolescencia hasta los veintipico años intenté esconderlo precisamente porque la sociedad, el sistema, te dice que ser sorde no es deseable. Y une sorde oralizade como yo (que utiliza prótesis auditivas y lectura labial) puede tener la posibilidad de esconderlo. Empecé a salir del armario públicamente como sorda a través de mi práctica artística, cuando me di cuenta que con el arte podía cuestionar el sistema capacitista y reivindicar mi identidad sorda como una identidad política.
Como decía al principio de esta entrevista, dedicarme al arte no fue una decisión premeditada sino que surge al verme obligade a abandonar mis estudios de Sociología. En mis primeros proyectos artísticos empiezo a trabajar con los subtítulos, que son una herramienta indispensable para mí porque traducen el sonido al texto. Y aunque en estos primeros trabajos inevitablemente establecía una crítica hacia el capacitismo –dirigida sobre todo al sistema audiocéntrico y oralista–, fue en los siguientes proyectos, sobre todo a partir del 2020, que empecé a salir más activamente del armario, a empoderarme y a articular un discurso más frontalmente anticapacitista.
Hemos crecido sin saber lo que es el capacitismo y todavía ahora cuesta comprenderlo entre muchos sectores de la sociedad. Debido a esto hay muy poca presencia de artistas discas, y creo que es una responsabilidad que estos temas, que suelen quedar silenciados, se conozcan. Además, el arte puede ser una herramienta potente para ello ya que permite crear otros imaginarios y cuestionar cualquier sistema normativizado de una forma muy abierta.
Como decía al principio de esta entrevista, dedicarme al arte no fue una decisión premeditada sino que surge al verme obligade a abandonar mis estudios de Sociología. En mis primeros proyectos artísticos empiezo a trabajar con los subtítulos, que son una herramienta indispensable para mí porque traducen el sonido al texto. Y aunque en estos primeros trabajos inevitablemente establecía una crítica hacia el capacitismo –dirigida sobre todo al sistema audiocéntrico y oralista–, fue en los siguientes proyectos, sobre todo a partir del 2020, que empecé a salir más activamente del armario, a empoderarme y a articular un discurso más frontalmente anticapacitista.
Hemos crecido sin saber lo que es el capacitismo y todavía ahora cuesta comprenderlo entre muchos sectores de la sociedad. Debido a esto hay muy poca presencia de artistas discas, y creo que es una responsabilidad que estos temas, que suelen quedar silenciados, se conozcan. Además, el arte puede ser una herramienta potente para ello ya que permite crear otros imaginarios y cuestionar cualquier sistema normativizado de una forma muy abierta.
Precisamente, en una de tus últimas exposiciones, Accident, creas un espacio donde las personas discas dejan de ser sujetos pasivos y se replantea el orden capacitista típico. Cuéntanos más sobre la intención de la muestra.
Les discas somos considerades socialmente un accidente. Somos un accidente para el sistema, un suceso no deseado, algo catastrófico e inesperado que hace remover la normalidad. Se concibe el cuerpo disca como fuente de dolor y de sufrimiento, y no como fuente y lugar de placer. Y desde aquí para mí es muy importante la reivindicación del placer disca. De hecho, en mi exposición me reapropio de estos estándares capacitistas y reivindico los cuerpos discas como cuerpos disfrutones, placenteros, deseables y deseantes. Entiendo mi propuesta como un baile, una orgía de cuerpos abyectos, tullidos, accidentados, vibrantes, rotos, incompletos, fragmentados, raros, disonantes, monstruosos y bellos que ponen en tensión el espacio.
Esta propuesta crea un escenario posible donde los cuerpos discas dejan de ser sujetos pasivos, asexuados y despojados de agencia política para pasar a ser una fuerza disruptiva, un accidente que hace tambalear el orden capacitista dominante, tomando el placer como forma de resistencia y empoderamiento. Y es desde aquí que recupero la idea de banda que ya había trabajado en otros proyectos, entendiendo una banda como un colectivo (de discas cuir anticapacitistas) coordinado a partir de un posicionamiento político e identitario común. Una banda de discas que asalta y perturba la normalidad establecida, activando y reclamando el espacio expositivo, cuestionando la posición y los privilegios de les no-discas. Esta exposición, igual que otros trabajos míos anteriores, es un posicionamiento de nuestra identidad y de nuestro orgullo disca.
Esta propuesta crea un escenario posible donde los cuerpos discas dejan de ser sujetos pasivos, asexuados y despojados de agencia política para pasar a ser una fuerza disruptiva, un accidente que hace tambalear el orden capacitista dominante, tomando el placer como forma de resistencia y empoderamiento. Y es desde aquí que recupero la idea de banda que ya había trabajado en otros proyectos, entendiendo una banda como un colectivo (de discas cuir anticapacitistas) coordinado a partir de un posicionamiento político e identitario común. Una banda de discas que asalta y perturba la normalidad establecida, activando y reclamando el espacio expositivo, cuestionando la posición y los privilegios de les no-discas. Esta exposición, igual que otros trabajos míos anteriores, es un posicionamiento de nuestra identidad y de nuestro orgullo disca.
Realizar una presentación en un espacio tan significativo como la Fundació Miró es un logro para cualquier artista. ¿Cómo reivindicas la identidad disca y te enfrentas a los prejuicios de un mundo que a veces parece querer llenar un cupo?
Se tienen que producir cambios reales y no solo llenar cupos o acoger los discursos de la diversidad porque son guays. Aunque en el caso de les discas no se llenan ni los posibles cupos. Es primordial reivindicar la identidad disca porque no tenemos una presencia activa en la sociedad. En la mayoría de los espacios se siguen repitiendo las dinámicas habituales en las que se habla y se trabaja sobre nosotres pero sin nosotres, desde posturas asistencialistas, paternalistas y capacitistas, sin estar presentes en la toma de decisiones que nos atañen.
La experiencia me dice que cuando les discas somos asimilables por el sistema, cuando no molestamos, cuando nos comportamos según lo esperado o cuando nuestras reivindicaciones no implican cambios reales, todo el mundo nos apoya. Pero cuando empezamos a señalar la falta de acceso y situaciones y actitudes capacitistas concretas pasamos a ser una incomodidad, un estorbo, y dejamos de ser entrañables y aceptables para el resto.
Tenemos que dejar de entender la discapacidad como un problema individual que hay que corregir o adaptar, para entenderla con toda su complejidad como fenómeno social, cultural, identitario y político. Debemos enfocar esta lucha desde una perspectiva interseccional, poniéndola en relación con otras formas de opresión como son el racismo, el sexismo, la homofobia, la transfobia, el clasismo, etc.
La experiencia me dice que cuando les discas somos asimilables por el sistema, cuando no molestamos, cuando nos comportamos según lo esperado o cuando nuestras reivindicaciones no implican cambios reales, todo el mundo nos apoya. Pero cuando empezamos a señalar la falta de acceso y situaciones y actitudes capacitistas concretas pasamos a ser una incomodidad, un estorbo, y dejamos de ser entrañables y aceptables para el resto.
Tenemos que dejar de entender la discapacidad como un problema individual que hay que corregir o adaptar, para entenderla con toda su complejidad como fenómeno social, cultural, identitario y político. Debemos enfocar esta lucha desde una perspectiva interseccional, poniéndola en relación con otras formas de opresión como son el racismo, el sexismo, la homofobia, la transfobia, el clasismo, etc.
En esta ocasión generas un espacio donde los cuerpos capacitados se enfrentan también a la inaccesibilidad mediante diferentes elementos como un muro que excluye al visitante de la propia exposición o unas escaleras con diferentes mensajes. En un proyecto tan dinámico, ¿cómo ha sido el proceso de creación?
Me propusieron exponer en el Espai 13 de la Fundació Miró, un espacio al que solo se podía acceder de forma convencional bajando por unas escaleras, ya que el ascensor del museo no estaba habilitado para que el público accediera a esta planta. Para mí era importante señalar algo que se obvia con demasiada facilidad: aquellas personas que no pueden bajar por unas escaleras quedan excluidas. Es por esto que decidí darle la vuelta al relato: bloquear las escaleras y que solo se pudiese bajar al espacio expositivo por el ascensor, entrando por otra entrada que tampoco es la habitual: la salida de emergencia.
La verdad que no, entrar por la salida no es muy habitual para la mayoría.
De aquí surgió la idea de construir un muro al final de las escaleras, un muro que no se ve cuando estás arriba porque son unas escaleras largas de dos tramos. De este modo, todas aquellas personas que pueden bajar las escaleras, cuando llegan abajo se encuentran con el muro que les impide el acceso a la sala de exposición. Y las frases o mensajes que hay en los peldaños (que son bien visibles al subir, pero no al bajar) conducen a buscar el ascensor para poder entrar al espacio.
El muro tiene unos agujeros a través de los cuales se puede ver un poco la exposición, evidenciando la tensión entre el deseo de querer entrar y la imposibilidad de poder hacerlo. Frente a este muro se pide a les visitantes hacer lo que solemos hacer les discas: averiguar, preguntar cómo acceder. Un proceso que para nosotres es demasiado habitual, demasiado pesado, opaco y frustrante. Y aunque en este caso no es difícil intuir que para acceder a la exposición hay que buscar el ascensor, tengo constancia de que muches visitantes, cuando ven al muro, dan la vuelta y se van, no llegan a entrar al espacio expositivo.
El muro tiene unos agujeros a través de los cuales se puede ver un poco la exposición, evidenciando la tensión entre el deseo de querer entrar y la imposibilidad de poder hacerlo. Frente a este muro se pide a les visitantes hacer lo que solemos hacer les discas: averiguar, preguntar cómo acceder. Un proceso que para nosotres es demasiado habitual, demasiado pesado, opaco y frustrante. Y aunque en este caso no es difícil intuir que para acceder a la exposición hay que buscar el ascensor, tengo constancia de que muches visitantes, cuando ven al muro, dan la vuelta y se van, no llegan a entrar al espacio expositivo.
¿En serio?
Piensan que la expo termina aquí, que lo máximo que se puede ver es lo que observan desde los agujeros que hay en el muro. Y esto es lo que nos pasa a nosotres: que desistimos, que dejamos de ir a los sitios porque cuando vamos, o no podemos entrar o entramos a medias. Yo siempre digo: pregúntate con cuántes discas compartes espacios, pregúntate por qué no estamos.
“Se concibe el cuerpo disca como fuente de dolor y de sufrimiento, y no como fuente y lugar de placer. Y desde aquí para mí es muy importante la reivindicación del placer disca.”
Entre las obras que conforman la exposición existen varias piezas con correas en tensión que sujetan lo que parece simular carne, y dentro cuenta con vibradores que generan un cierto temblor. Me parece una obra intrigante y provocadora. ¿Qué respuesta quieres generar en el público?
Como comentaba en una anterior pregunta, en la sala hay un conjunto de piezas que se expanden y vibran como un baile, una orgía que reclama el placer y el deseo disca. El placer disca como fuerza disruptiva para subvertir el relato oficial, según el cual les excluídes siempre somos nosotres. Estas piezas, que he creado cosiendo distintos tipos de telas rellenas de floca, se conciben como cuerpos fragmentados y accidentados (cuerpos discas) y combinan colores, formas y texturas placenteras al tacto.
Se tensionan entre ellas a través de unas correas de nylon sujetadas con anillas y mosquetones a las paredes de la sala. También he incorporado en el interior de algunas de estas piezas distintos vibradores que, como tú dices, las hacen vibrar con la idea de crear un ambiente inquietante, a la vez que erótico. Y el relato creado a través de subtítulos en el vídeo que hay en sala, y que funciona a modo de banda sonora silenciosa, contribuye a generar este ambiente.
Se tensionan entre ellas a través de unas correas de nylon sujetadas con anillas y mosquetones a las paredes de la sala. También he incorporado en el interior de algunas de estas piezas distintos vibradores que, como tú dices, las hacen vibrar con la idea de crear un ambiente inquietante, a la vez que erótico. Y el relato creado a través de subtítulos en el vídeo que hay en sala, y que funciona a modo de banda sonora silenciosa, contribuye a generar este ambiente.
Esto puede parecer hasta provocador.
A través de mi práctica artística me gusta jugar con la confrontación porque a menudo es la única forma de hacer reaccionar y de que se tenga conciencia de cómo se nos excluye. Con esta exposición quiero que el público se cuestione su posición y sus privilegios. Por ejemplo, dentro del espacio expositivo hay una serie de etiquetas de ropa (una reapropiación de las etiquetas de prendas de confección con su composición e instrucciones de uso) que indican quién puede disfrutar e interactuar con esta orgía de cuerpos y quién no puede hacerlo. Estas etiquetas te piden que renuncies a los privilegios que te otorga el capacitismo y que cedas el espacio a quien normalmente no puede acceder.
Y es curioso porque hay gente que cuando ve estas etiquetas me dice: ¿por qué yo no puedo disfrutar si, depende como se mire, todo el mundo tiene alguna discapacidad, todo el mundo tenemos algo? En general nadie quiere que se le identifique con la idea de discapacidad, pero en el caso de que se sienta excluide por no serlo, como sucede en Accident, entonces parece que no le importa considerarse disca. Y esto sucede porque no están acostumbrades a no poder acceder a los espacios con toda tranquilidad. Y es obvio que nadie cumple con la idea de un cuerpo humano funcionalmente perfecto según los parámetros capacitistas, pero existe una escala de valores que dicta qué diferencias son válidas para el capacitismo y cuáles no.
Y es curioso porque hay gente que cuando ve estas etiquetas me dice: ¿por qué yo no puedo disfrutar si, depende como se mire, todo el mundo tiene alguna discapacidad, todo el mundo tenemos algo? En general nadie quiere que se le identifique con la idea de discapacidad, pero en el caso de que se sienta excluide por no serlo, como sucede en Accident, entonces parece que no le importa considerarse disca. Y esto sucede porque no están acostumbrades a no poder acceder a los espacios con toda tranquilidad. Y es obvio que nadie cumple con la idea de un cuerpo humano funcionalmente perfecto según los parámetros capacitistas, pero existe una escala de valores que dicta qué diferencias son válidas para el capacitismo y cuáles no.
En otros proyectos como Hi ha una xarxa immensa y Error Code: 502 Proxy Error, entrelazas las ideas de corporalidad, lenguaje y tecnología. ¿Cómo logras abordar estos temas como persona sorda y qué nuevos significados crees que aportas a la corriente crip-queer desde tu perspectiva?
En mi obra suelo combinar lo tangible, lo matérico y lo corporal con lo tecnológico, lo digital y lo virtual. Mi vivencia como sorda en un mundo capacitista-oralista-audiocentrista me obliga a depender de dispositivos no biológicos para comunicarme mediante la verbalidad oral, como las prótesis auditivas y los subtítulos. Es por esto que en mi obra la interdependencia entre organismo y tecnología es algo recurrente.
Desde una perspectiva crip-queer cuestiono cómo las normas sociales excluyen y marginalizan determinados tipos de cuerpos que no se adaptan a ellas. Por ejemplo, problematizo el rol adaptador de las prótesis auditivas, que funcionan como dispositivos creados para intentar sustituir o corregir partes del cuerpo que fallan según lo que la sociedad entiende por un cuerpo funcionalmente válido. Con este tipo de prótesis se busca normativizar nuestros cuerpos para que encajen dentro de un sistema de regulación corporal, anulando nuestra identidad sorda/disca.
A través de mi obra he trabajado la ambivalencia que implican para mí las prótesis, con las cuales soy crítique pero también me veo obligade a utilizarlas en mi día a día, ya que si solo te comunicas en lengua de signos quedas completamente fuera de la esfera social. Me pregunto: ¿por qué el sobreesfuerzo para adaptarnos a la normativa oralista, audiocéntrica y capacitista recae en nosotres y no se promueve la lengua de signos entre toda la población, propiciando otras formas de lenguaje que podrían beneficiar a muchas otras personas (no solo a sordes) y en contextos muy diversos?
Desde una perspectiva crip-queer cuestiono cómo las normas sociales excluyen y marginalizan determinados tipos de cuerpos que no se adaptan a ellas. Por ejemplo, problematizo el rol adaptador de las prótesis auditivas, que funcionan como dispositivos creados para intentar sustituir o corregir partes del cuerpo que fallan según lo que la sociedad entiende por un cuerpo funcionalmente válido. Con este tipo de prótesis se busca normativizar nuestros cuerpos para que encajen dentro de un sistema de regulación corporal, anulando nuestra identidad sorda/disca.
A través de mi obra he trabajado la ambivalencia que implican para mí las prótesis, con las cuales soy crítique pero también me veo obligade a utilizarlas en mi día a día, ya que si solo te comunicas en lengua de signos quedas completamente fuera de la esfera social. Me pregunto: ¿por qué el sobreesfuerzo para adaptarnos a la normativa oralista, audiocéntrica y capacitista recae en nosotres y no se promueve la lengua de signos entre toda la población, propiciando otras formas de lenguaje que podrían beneficiar a muchas otras personas (no solo a sordes) y en contextos muy diversos?
Por otro lado, en Los subtítulos no saben si gritas de rabia o de placer tratas la fragmentación del lenguaje. ¿Qué desafíos encuentras a la hora de trabajarla?
Esta frase es como un leitmotiv que se repite en toda mi obra. A veces la uso y a veces utilizo otra parecida en la que cambio ‘rabia’ por ‘dolor’. Al decir que los subtítulos no saben si gritas de rabia/dolor o de placer me refiero a la fragmentación y a los malentendidos que se producen con las didascalias (las didascalias son los subtítulos que transcriben todo el sonido que no es verbal).
Por ejemplo, si en una película figura la didascalia ‘jadea’, les sordes no sabemos si el sonido del jadeo es intenso, si es de placer, de cansancio, de sorpresa… Y en mis trabajos aprovecho este gran margen de interpretación para romper con la idea de lectura única y de verdad absoluta y dejar espacio a la imaginación y a la confusión, que vinculo con mi experiencia como sorda en la realidad audiocentrista en la que vivimos.
Cualquier traducción desde un contexto oyente a un contexto no-oyente implica la presencia de errores y de malentendidos. Por lo tanto, su traducción es incompleta, fragmentada. Y, del mismo modo, nuestros cuerpos sordos/discas también son considerados incompletos para el sistema.
Por ejemplo, si en una película figura la didascalia ‘jadea’, les sordes no sabemos si el sonido del jadeo es intenso, si es de placer, de cansancio, de sorpresa… Y en mis trabajos aprovecho este gran margen de interpretación para romper con la idea de lectura única y de verdad absoluta y dejar espacio a la imaginación y a la confusión, que vinculo con mi experiencia como sorda en la realidad audiocentrista en la que vivimos.
Cualquier traducción desde un contexto oyente a un contexto no-oyente implica la presencia de errores y de malentendidos. Por lo tanto, su traducción es incompleta, fragmentada. Y, del mismo modo, nuestros cuerpos sordos/discas también son considerados incompletos para el sistema.
Tu arte se centra en ideas posthumanas bajo una perspectiva crip-queer. ¿Qué impacto crees que tendrán ambos conceptos en el futuro de la sociedad y la manera en que se relaciona?
A la vez que cuestiono las funcionalidades clínicas y rehabilitadoras de las prótesis, en varios de mis proyectos indago en cómo, mediante estas extensiones artificiales, se puede problematizar la concepción de lo humano, teniendo en cuenta que el cuerpo asignado como discapacitado no se lee como un cuerpo humano completo. Las prótesis auditivas, precisamente por su interrelación entre lo humano y lo artificial, nos permiten poner en duda cualquier cuerpo o identidad que esencialmente se piensa como cerrada, inmutable y completa, indagando así en las potencialidades de lo híbrido y lo cyborg. Unas potencialidades que se conectan con las ideas crip-queer.
En este sentido, considero interesante indagar en las posibilidades posthumanas de las prótesis pero abrazando el error, la diferencia, la discapacidad. Es decir, aunque me parece importante cuestionar la concepción capacitista de lo humano e indagar en lo posthumano para modificar nuestros cuerpos y difuminar los límites, me preocupa cómo la ciencia y la tecnología pueden potenciar una sociedad que anule las identidades discas corrigiendo cada vez más nuestros cuerpos, encajándolos en un sistema homogeneizante que busca una excelencia funcional propia del capitalismo y el productivismo neoliberal.
En este sentido, considero interesante indagar en las posibilidades posthumanas de las prótesis pero abrazando el error, la diferencia, la discapacidad. Es decir, aunque me parece importante cuestionar la concepción capacitista de lo humano e indagar en lo posthumano para modificar nuestros cuerpos y difuminar los límites, me preocupa cómo la ciencia y la tecnología pueden potenciar una sociedad que anule las identidades discas corrigiendo cada vez más nuestros cuerpos, encajándolos en un sistema homogeneizante que busca una excelencia funcional propia del capitalismo y el productivismo neoliberal.
La manera en la que trabajas con el concepto error me resulta muy curiosa. A la hora de producir arte, ¿qué consideras un error y de qué manera te hace cuestionar el sistema?
El error es un concepto muy amplio, pero yo lo abordo en mi trabajo desde una perspectiva disca y anticapacitista, teniendo en cuenta que nuestros cuerpos son considerados un error, un problema, un accidente. Y reivindicarnos como un error es una forma de confrontar también lo establecido y darle la vuelta a la mirada estigmatizante que nos expulsa y nos discapacita.
De hecho, Accident, el título de mi última exposición, surge de esta idea. Un error, igual que un accidente, es un suceso que altera el orden regular de las cosas y a través del cual se pueden generar fisuras. Y a través de mi trabajo me gusta explorar lo que ocurre con estos errores. Por ejemplo, el muro que impide acceder al Espai 13 y que he comentado antes se plantea como un error o un accidente, porque es una acción que altera la forma habitual de llegar al espacio expositivo.
De hecho, Accident, el título de mi última exposición, surge de esta idea. Un error, igual que un accidente, es un suceso que altera el orden regular de las cosas y a través del cual se pueden generar fisuras. Y a través de mi trabajo me gusta explorar lo que ocurre con estos errores. Por ejemplo, el muro que impide acceder al Espai 13 y que he comentado antes se plantea como un error o un accidente, porque es una acción que altera la forma habitual de llegar al espacio expositivo.
“Tenemos que dejar de entender la discapacidad como un problema individual que hay que corregir o adaptar, para entenderla con toda su complejidad como fenómeno social, cultural, identitario y político.”
Imagino que gran parte de tu inspiración nace de experiencias que has vivido tú misma. ¿Crees que tu arte puede configurar los diálogos sobre accesibilidad?
Creo que mi práctica artística puede hacer cuestionar los privilegios, hablando sobre ellos, tomando conciencia de ellos. Aunque únicamente a través del arte es difícil que se puedan generar cambios reales en profundidad, sí que se pueden señalar cuestiones que contribuyan a configurar los diálogos sobre accesibilidad. Precisamente con Accident mucha gente me está diciendo que se ha cuestionado aspectos sobre la accesibilidad y el capacitismo que nunca se había planteado.
¿Qué proyectos te gustaría realizar en un futuro para continuar desafiando las narrativas establecidas por una sociedad normativa?
Como ya he apuntado antes, en mis próximos proyectos quiero seguir trabajando acerca del placer disca, el placer crip, el placer cuir, el placer no normativo y kink desde una perspectiva más colectiva, performativa y vivencial.