Miguel, quien se esconde detrás de García Picasso, sabe lo que hay hacer. Se fue a vivir seis años a Berlín con la nostalgia de todo lo que dejaba aquí. Pero vamos, transportó el imaginario musical electrónico español a la ciudad alemana y defendió su nombre artístico como el que más. Meninas es un poco eso; es defender lo suyo a muerte, aplaudir las referencias y proyectar el futuro al club.
Hola, Miguel, ¡felicidades por tu primer álbum! ¿Cómo estás?
Muy contento y encantado de hablar con vosotras.
En 2020 sacaste el tema Soy Picasso y allí empieza tu nueva identidad artística. ¿Por qué García Picasso?
Cuando empecé todavía vivía en Berlín y mi idea era hacer un proyecto en castellano y defenderlo allí. Quería tener un nombre artístico que sonara muy español. Era una época en la que estaba muy nostálgico con España. Llevaba en Berlín seis años y viéndolo con perspectiva, pienso que en mi subconsciente estaba haciendo todo lo posible para volver algún día.
¿Hay algo performativo en un pseudónimo artístico?
La idea de crear un personaje artístico me ayuda en general a sentirme más protegido y libre de cara a expresar mi lado más performativo.
Pablo Picasso recreó y reinterpretó el icónico cuadro de Velázquez, otros de Manet y se inspiró en Delacroix y Henri Matisse. ¿Sientes que compartes similitudes con el pintor malagueño?
Me fascina la seguridad y la contundencia con la que era capaz de coger obras de otros artistas y hacerlas suyas. Creo que con mi disco he hecho algo similar: coger referencias muy dispares y acabar obteniendo un producto artístico que siento que es muy personal. También me gusta de Picasso que la mayoría de sus obras son reconocibles y atribuibles a él, ya que tiene un estilo muy característico. Yo intento lo mismo, tener un estilo reconocible y diferenciarme, en la medida de lo posible, del resto de artistas.
“El futuro lo veo más cerca de la pista de baile que del escenario de conciertos al uso.” 
El disco es un mix de géneros que van desde el folklore hasta el electro pop. ¿Has seguido algún hilo conductor para darle forma o enfoque al disco?
Para mí, el hilo conductor del disco ha consistido en la búsqueda de referencias de música electrónica en castellano. Aunque todo el disco no vaya de eso, sí que creo que es lo que tiene más peso para mí dentro del disco.
¿Recuerdas algún momento específico en tu vida en el que supiste que querías dedicarte a la música y que esa sería tu voz artística?
Recuerdo un momento en la universidad, en Valencia. Estaba en la biblioteca y tenía una foto en mi ordenador de un teclado midi que quería comprar. Estaba aprendiendo a producir en aquella época, y recuerdo la sensación de no saber muy bien cómo se usaba ese midi keyboard, pero sabía que le iba a dedicar mucho, mucho tiempo a eso. Poco a poco estaba descubriendo el mundo de producir música y hacer beats.
La primera mitad del álbum fue presentada como adelanto. ¿Sentías que era importante ofrecer al público una entrada gradual a tu mundo sonoro? ¿Por qué ese orden y no otro?
Para mí fue muy importante empezar a compartir temas como Party Time, más el videoclip. Creo que le dio mucha exposición al proyecto y que llamó la atención de mucha gente. Luego vino Meninas. Tenía mucho sentido hacerlo así porque están inspiradas en la misma época, los 90 en España, dentro o cerca de la escena clubbing de aquella época. Estos dos temas eran los más importantes a nivel comunicativo de la dirección en la que va el proyecto.
Eres de Granada pero has vivido (o sigues viviendo) en Berlín desde hace casi diez años. ¿Qué has aprendido ahí y cómo lo has adaptado a tu universo?
Volví hace dos años a vivir a España y siento que me he hecho persona en Berlín; he madurado allí y siento que soy, como se dice, un ‘berliner’. Lo que me llevo de la ciudad es ese sentimiento de libertad, es decir, el liberalismo empedernido que está dispuesto a llegar a las últimas consecuencias con tal de mantener sus valores morales inquebrantables. El mundo de la música electrónica puede ser a veces percibido como un espacio más frío o técnico. Sin embargo, los temas reflejan una emotividad muy palpable.
¿Cuál es tu método o filosofía para mantener esa conexión emocional en un género tan digital?
Siempre hay un carácter edgy en mi música, quizá esa emotividad en la música me la dan las referencias al pasado, a lo old school o la manera que tengo de tratar el audio. He escuchado mucho indie o música de banda cuando era adolescente, quizá eso tenga algo que ver.
Has explicado que la colaboración con Rafa Villalba nace gracias a que él te contactó, pues fue uno de tus profesores de la universidad. Las maneras de trabajar seguro son diferentes. Cuéntanos cómo fue estar en el estudio con él. ¿Qué diferencias notaste?
Él es muy exigente y detallista. Es un producer a la antigua usanza: no maneja un daw pero es capaz de decirte por dónde tienes que tirar con la producción. Él ha tocado música toda la vida, ha sido batería de Seguridad Social y de mil grupos más, entonces siento que tiene una sensibilidad musical especial. Me llamó la atención la honestidad, sencillez y cotidianidad que tienen sus textos. Rafa es un poeta.
Tu disco evoca un espíritu de celebración y homenaje a figuras de los 80 y 90. ¿Cuál dirías que ha sido tu relación personal con esos años en términos de música, moda o cultura? ¿Te sientes un poco ‘nostálgico’ por épocas que no viviste del todo?
Algunas de mis bandas favoritas, como Blur, son de esa época. Los primeros artistas electrónicos que escuché de adolescente son Fatboy Slim, Daft Punk y The Chemical Brothers. La ropa que compro de segunda mano es de los 80 y 90, y como buena persona nostálgica que soy, me acuerdo de mi infancia que transcurrió en buena parte en los 90.
Tus videoclips tienen una estética muy representativa. Si ves el de Party Time y el de Meninas, se puede apreciar tu esencia. ¿Cómo ha sido el proceso creativo visual?
Tengo que agradecerle mucho en ese aspecto a Rocío Mesa (Naino), que dirigió el videoclip de Party Time y que se encargó también del styling en la portada del disco. Para mí era importante representar un ambiente festivo fuera del contexto de la fiesta y también que tuviera un toque surrealista, divertido y desenfadado. Creo que esa es una mezcla que me gusta y que también se ve en el videoclip de Meninas.
Por curiosidad, ¿qué simbología tienen las verduras que aparecen tanto en el videoclip de Party Time como en la portada del disco?
Las verduras representan el contexto en el que se encuentra García Picasso. Son uno de los símbolos del videoclip de Party Time y conectan el proyecto con la clase obrera y con Andalucía.
El 7 de noviembre hiciste tu primer concierto como presentación de Meninas. ¿Qué sensaciones sacas de la experiencia? ¿Cómo estás planteando los shows?
El show que estoy haciendo ahora está mucho más orientado al club, al baile y a convivir entre DJs. La palabra concierto se me queda cada vez más alejada. Yo lo llamaría un live set electrónico o un híbrido. En directo suelo tocar las canciones del disco de manera distinta a como te las encuentras en Spotify, básicamente las he remixado todas para tocarlas en directo y que tengan ese toque más club, que encajen para meterlas en una sesión.
Sigo tocando percusión electrónica en directo, el teclado, y canto en algunos temas del show, pero sí que es cierto que no gira alrededor de la voz, sino alrededor del beat y del baile. Si queréis ver qué aspecto tiene y cómo suena mi nuevo show, lo podéis ver en el live set que grabé para los conciertos de Radio 3, que para cuando salga esta entrevista debería estar disponible.
Para cerrar, en un contexto de constantes cambios en la industria musical, ¿cuál es el sueño o la meta más ambiciosa que tienes para tu carrera? ¿Cómo visualizas el futuro de García Picasso y de tu música en los próximos años?
Humildemente, me conformaría con poder seguir tocando en directo muchos años más, poder desarrollar una carrera sólida que se base en la conexión real con el público, más allá de momentos virales o de hype. No sueño con llenar estadios o salas enormes; si me dices que durante los próximos veinte años estoy girando por España y Europa, me daría con un canto en los dientes.
El futuro lo veo más cerca de la pista de baile que del escenario de conciertos al uso. Musicalmente, espero poder seguir desarrollándome y sorprendiéndome como artista, me quedan todavía muchas cosas por investigar. Me gustaría poder hacer un show más performativo, con personas que interactúen conmigo y con el público en directo, al estilo del show de Bonaparte en Prague 2011.
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