Apunta esto, que te interesa: del 8 de mayo al 1 de junio tienes muchos, pero que muchos planes. Con la danza, más concretamente. Porque este mes se celebra nada más ni nada menos que la 40a edición del Festival Madrid en Danza, que celebra los cuerpos en movimiento, la música y las problemáticas contemporáneas sobre el escenario. Obras que tratan temas como el dumb scrolling, el hedonismo, el fin del mundo o la pérdida. Y compañías que llegan de todos los rincones de España pero también del extranjero (Francia, Dinamarca o Austria). Hay mucho donde elegir, así que te lo hemos puesto fácil y hemos seleccionado diez piezas que no deberías perderte.
Antonio Ruz
En Norma, Antonio Ruz firma una obra tanto conmovedora como provocadora que convierte el cuerpo en campo de batalla y celebración. Cuestiona la tiranía de lo normativo en nuestras sociedades a través de una poética visual poderosa donde se entrelazan danza, voz, luz y escenografía mutante.
Cinco intérpretes excepcionales dan forma a una fantasía distópica que abraza la diferencia, lo raro y lo desviado como fuentes de belleza y resistencia. Esta pieza, que se presenta en los Teatros del Canal del 9 al 11 de mayo, es una llamada urgente a abrazar la diversidad y mirarse, sin filtros, en el espejo de lo otro. ¿Quién decide qué es normal? Norma no da respuestas, pero plantea las preguntas que importan.

Foto: Juan Carlos Toledo
Ballet Preljocaj
Con Requiem(s), Angelin Preljocaj nos sumerge en una oda coreográfica a la vida y a la pérdida, un viaje emocional donde el duelo se convierte en danza, y la muerte, en celebración. Acompañado por una banda sonora atrevida y desgarradora (de Bach a System of a Down), el coreógrafo francés trasciende la tristeza para explorar la memoria, la rabia, la alegría y el consuelo que emergen tras la pérdida.
Diecinueve bailarines encarnan este mosaico de emociones en una escena dominada por el blanco, el negro y fugaces estallidos de rojo que tendrá lugar en Teatros el Canal los días 8 y 9 de mayo. Bajo una escritura coreográfica sutil y a la vez poderosa, Requiem(s) se convierte en un acto de resistencia poética, afirmando que la vida, incluso en su fragilidad, es un milagro.

Foto: Didier Philispart
Gisèle Vienne
En Crowd, la coreógrafa franco-austriaca Gisèle Vienne transforma una rave en un viaje emocional. El trance electrónico se funde con una coreografía hipnótica y ralentizada que rompe y distorsiona la percepción del tiempo. Quince jóvenes personajes se sumergen en una fiesta que es, en realidad, un campo de batalla de deseos, frustraciones y éxtasis compartido. La música late como un corazón colectivo, impulsando una experiencia que revela lo sagrado en lo cotidiano y lo íntimo en lo grupal. Vienne no solo pone en escena una celebración, sino que desnuda sus capas más profundas: cuerpos que vibran, se atraen y se disuelven en una coreografía cargada de emoción suspendida en el tiempo. Atento, porque solo se representará un día: el 1 de junio, en Teatros Canal.

Foto: Estelle Hanania
Luz Arcas
Tierras raras, de Luz Arcas, es una danza alquímica donde el cuerpo se convierte en territorio de conflicto, memoria y transformación. Inspirada en los elementos que sostienen la tecnología del presente: esas materias invisibles y tóxicas que extraemos del corazón de la tierra. La obra se despliega como un rito físico donde lo ancestral se cruza con una visión del futuro incierta pero necesaria.
Con su inconfundible sello poético y físico, Arcas da un paso más en su investigación sobre el cuerpo jondo y problemático, y nos confronta con lo invisible que nos construye: la muerte, el deseo, la energía, el progreso. Un viaje coreográfico que se cuece a fuego lento, entre lo espectral y lo urgente, que podrás hacer en la Sala Verde de Teatros del Canal los días 30 y 31 de mayo.

Marie Chouinard
En Le Magnificat, la aclamada coreógrafa Marie Chouinard regresa a la obra maestra de Johann Sebastian Bach, después de haber trabajado en icónicas partituras como El Sacre du Printemps de Stravinsky y los 24 Preludios de Chopin. Con una estética profundamente espiritual y una fuerza inspiradora, Chouinard interpreta la poderosa música del Magnificat a través de doce bailarines que, con una danza orgánica y visceral, dan vida a las doce partes del canto sacro.
La obra, que se presenta como una celebración sublime y trascendente, explora el concepto de lo divino, lo humano y lo transformador. Con la propia Chouinard a cargo de la iluminación, los trajes y el diseño de la escenografía, Le Magnificat no solo es un tributo a Bach, sino una creación que desafía los límites del cuerpo y del espíritu. El resultado es una pieza que invita al espectador a un encuentro íntimo con lo sagrado y lo terrenal, encarnada en una coreografía llena de belleza y presencia. En Teatros el Canal el 25 de mayo.

Mette Ingvartsen
Desde Dinamarca llega Delirious Night, que como su propio título indica, es una obra basada en el exceso, el descontrol y el hedonismo. Nueve bailarines se entregan a los placeres de la noche, el baile y el placer, reivindicando el derecho al ocio y la diversión, mientras beben de tradiciones ancestrales como los carnavales enajenados o los bailes de máscaras. Es rebelde, poderoso e impulsivo, y se representará únicamente el 21 de mayo en Teatros del Canal.

Foto: Bea Borgers
Nova Galega de Danza
Son muchos los artistas que reivindican el espacio del folklore en espacios contemporáneos, sobre todo en música. En Galicia, hemos visto el fenómeno de Baiuca o las Taxungueiras, y en baile, tenemos la compañía Nova Galega de Danza, dirigida por Jaime Pablo Díaz. El 14 de mayo traen Dique al Teatro Municipal de Coslada, una obra que nace del deseo “de recuperar una historia olvidada” y cuyas raíces se encuentra en el Ferrol natal de la compañía. En esta pieza, el baile tradicional se fusiona con el lenguaje contemporáneo para aunar pasado y presente, tradición y modernidad.

Foto: Vanessa Rabade
Osa + Mujika
Jaiotz Osa y Xabier Mujika han formado un dúo artístico muy interesante. En Lana, su nueva obra, reflexionan sobre uno de los temás más presentes en nuestras conversaciones diarias: el trabajo. Sobre todo, cómo sacrificamos sueños, tranquilidad, tiempo y libre y satisfacción con tal de seguir ‘una pasión’ que es nuestra ocupación. El abatimiento, el desencanto y la precariedad del mundo contemporáneo nos atraviesan a todos, y este dúo lo representa a la perfección en una obra que nació a partir de su idea de dejar la danza y buscar curro en una empresa de mensajería. La podrás ver en la Sala Cuarta Pared el próximo 21 de mayo.

Foto: Mariló Miguez
Richard Mascherin
De cariz distópico, la nueva obra del bailarín y coreógrafo, Apertura, explora a través de la danza contemporánea una especie de fin del mundo, en la que pocos han sobrevivido. Un cambio de paradigma, un seísmo que marca un antes y un después en nuestro entorno pero también en nuestros cuerpos y fisionomía. Como lo describe él, Apertura “es el relato de esta caída colectiva y de su ascensión a partir de un ‘contacto’ con una forma de vida superior. Un viaje a la luz a partirde una atmósfera cruda y asfixiante”. No te lo pierdas el 24 de mayo en el Centro Cultural Paco Rabal.

Foto: Arancha Brandón
Unaiuna
Que el dumb scrolling está alterando nuestros cerebros, capacidad de atención y niveles de serotonina no es nuevo. Sin embargo, somos muchos los que podemos pasarnos horas y horas atontados frente a una pantalla viendo vídeos sin ton ni son. El colectivo Unaiuna reflexiona sobre esto en Scroll, una obra que escriben como “un buceo en el imaginario colectivo de las redes sociales y las virtualidades tecnológicas, un paisaje mutante que ya forma parte de nuestra manera de entendernos y relacionarnos con el mundo”. El 17 de mayo, en el Centro Comarcal de Humanidades Sierra Norte en La Cabrera.
