Etnia Barcelona Foundation da un paso más en su misión de mejorar la salud visual de menores en situaciones de riesgo para lograr sensibilizarnos a todos acerca de la dolorosa realidad de la migración y visibilizar a aquellos que como Open Arms dedican sus vidas a salvar las de quienes arriesgan todo para conseguir una oportunidad.
La marca catalana acaba de lanzar su campaña Open Eyes, Open Arms, que incluye un modelo de gafas solidarias cuyos beneficios se destinarán íntegramente a Open Arms. Para ello han encargado a Public Protest Poster una serie de acciones entre las que se incluyen una campaña gráfica con mensajes de los refugiados que podrá verse en Madrid, Barcelona, Milán y París, y el documental Our Voices, dirigido por Natxo Leuza y grabado en el campo de refugiados de Malakasa y Ritsona, en Grecia. Además su flagship store de Barcelona ha sido intervenida con una instalación que simula mantas térmicas como las que protegen del frío a las personas rescatadas del mar por Open Arms.
La oscuridad del viaje y el limbo de los campos de refugiados se transforma en este proyecto en un haz de luz en el que las voces de los supervivientes Fadia Faizi, Emram Sarwary y Wais Mohammadi se proyectan en el Mediterráneo lanzando un mensaje de ayuda y de esperanza: somos humanos. Hablamos con Raúl Goñi de Public Protest Poster y Natxo Leuza, para que nos cuenten su experiencia y más detalles del proyecto.
La oscuridad del viaje y el limbo de los campos de refugiados se transforma en este proyecto en un haz de luz en el que las voces de los supervivientes Fadia Faizi, Emram Sarwary y Wais Mohammadi se proyectan en el Mediterráneo lanzando un mensaje de ayuda y de esperanza: somos humanos. Hablamos con Raúl Goñi de Public Protest Poster y Natxo Leuza, para que nos cuenten su experiencia y más detalles del proyecto.
Antes que nada, ¿cómo surgió esta colaboración?
Raúl: Fue un encargo de parte de Etnia, que querían que hiciésemos proyecciones para una campaña con Open Arms. Nuestra metodología siempre es hacer las cosas de verdad. Si queríamos proyectar mensajes de refugiados, necesitábamos sus testimonios de primera mano, viajar allí. Ahí surgió la idea de hacer un documental y, ya que teníamos las entrevistas, pensamos en hacer un libro también. Y la intervención en la flagship de Etnia Barcelona, cuya fachada hemos cubierto con mantas térmicas, como homenaje a toda esa ayuda humanitaria que hace Open Arms. Una cosa llevó a la otra, el contenido se explica solo, nosotros solo somos el medio
¿Cómo fue el trabajo previo y el research para conseguir los testimonios que podemos ver en el documental?
Natxo: Unas tres semanas antes de viajar, nos planteamos hacer un pre-guion, ya que sabíamos que íbamos a estar muy poco tiempo allí, y no salirnos de ese camino porque corríamos el riesgo de volver sin el documental. Lo primero que pensamos fue en estructurar la película en tres partes: la oscuridad, el limbo y la luz.
Estas tres partes son muy necesarias para contar la historia, ¿cuál consideráis que es más importante?
Natxo: Raúl siempre le ha dado mucha importancia a la tercera parte, la luz: hay que dignificar a las personas que estamos retratando. Pese a que han tenido un recorrido muy difícil, muy duro, que ha marcado sus vidas, siempre tiene que aparecer la luz, la esperanza. Eso se resume al final del documental donde Fadia dice: “Somos como estrellas fugaces que van y vienen, que cruzan desiertos, cruzan mares y estamos buscando nuestro sitio en la Tierra”.
¿De qué manera planteasteis las entrevistas con los refugiados?
Raúl: A pesar de tener un estructura muy marcada, siempre tuvimos la idea de no incluir preguntas parciales, trabajando con un tipo de entrevista semi-estructurada para dejar espacio al entrevistado, si abría un camino, lo seguíamos, para luego volver a la entrevista sin perder el hilo. Fue la mejor manera de unir la estructura documental de Natxo y mi trabajo de investigación. Fruto de eso han surgido las cosas más interesantes.
Natxo: Conversamos mucho con ellos, teníamos claro que las voces de los refugiados era lo más importante. Cuando llegamos a ese punto todo fue mucho más fácil: el foco tenía que estar en ellos.
Natxo: Conversamos mucho con ellos, teníamos claro que las voces de los refugiados era lo más importante. Cuando llegamos a ese punto todo fue mucho más fácil: el foco tenía que estar en ellos.
¿Cuánto tiempo habéis estado grabando?
Natxo: Hemos estado seis días en Grecia y dos en Barcelona. Muy poco tiempo.
Raúl: Por suerte allí teníamos un contacto con mucha experiencia en campos de refugiados que nos ayudó a entrar más rápidamente. Lo que hicimos fue ofrecer workshops a los jóvenes. Con esta excusa pudimos tener acceso al testimonio de algunos de ellos y Natxo podía grabarlos. De aquí sacamos los mensajes que luego utilizamos como recursos gráficos proyectados en el mar.
Raúl: Por suerte allí teníamos un contacto con mucha experiencia en campos de refugiados que nos ayudó a entrar más rápidamente. Lo que hicimos fue ofrecer workshops a los jóvenes. Con esta excusa pudimos tener acceso al testimonio de algunos de ellos y Natxo podía grabarlos. De aquí sacamos los mensajes que luego utilizamos como recursos gráficos proyectados en el mar.
¿Cómo fue el proceso de selección de los testimonios? ¿Salieron de estos workshops?
Natxo: Recién llegados, nuestro contacto en Grecia nos presentó a varios de ellos para que conociéramos sus historias. Decidimos centrarnos en refugiados afganos, ya que era la problemática de mayor actualidad. Primero conocimos a Emram y Wais, pero sentíamos que todavía no habíamos encontrado a nuestra voz protagonista. Al día siguiente fuimos a otro campo de refugiados y nos presentaron a Faddy, una niña de 16 años que hacía cuatro semanas que había cruzado el Mediterráneo con toda su familia. La entrevistamos, nos miramos y dijimos: ella es la protagonista.
Su testimonio es de una especial crudeza, ¿qué os hizo decidir que ella sería la voz principal?
Natxo: Tenía una fuerza y una madurez única al transmitir su historia, y además al ser mujer su experiencia había sido mucho más difícil. Eso también nos parecía interesante, introducir la problemática de género en ese entorno tan hostil. Fue un acierto y una suerte haberla conocido.
Al explicarlo parece que ha salido todo muy rodado, ¿ha surgido algún contratiempo?
Natxo: El problema surgió cuando el segundo día nos vieron con la cámara y nos echaron del campo de refugiados. Teníamos los planos recurso que habíamos hecho el primer día de ella y su familia, pero la historia se nos quedaba un poco coja. Por suerte, pudimos sacarla media hora del campo para hacerle unos planos, y eso salvó el documental.
¿Seguís en contacto con los chicos?
Raúl: Sí, con los tres estamos muy a tope. Yo en concreto con Emram, acaba de conseguir su documento de identidad, es abogado y tiene muy claro que quiere dedicarse a ayudar a otros. Me ha impactado tanto que le he ofrecido que se venga a vivir a Barcelona. No por un tema de caridad sino porque lo que este chaval me ha enseñado en tres días hace que quiera tenerlo cerca.
¿Os quedáis muy tocados después de acabar proyectos así?
Natxo: Yo tengo más experiencia porque me toca viajar a menudo a África y Sudamérica, siempre retratando historias bastante duras y especiales, y eso siempre te afecta. Pero al tener experiencia en este tipo de proyectos, me he dado cuenta de que me he creado una coraza y me refugio en la lente de la cámara. Cuando veo que algo me está impactando mucho, me protejo en la parte técnica para no hundirme.
Raúl: Yo sigo implicado, sin sacarlo de mi cabeza, viendo qué puedo hacer ahora para ayudar de alguna manera.
Raúl: Yo sigo implicado, sin sacarlo de mi cabeza, viendo qué puedo hacer ahora para ayudar de alguna manera.
Y ahora, ¿qué tenéis pensado con este documental?
Raúl: Lo más inmediato es que lo vean los protagonistas. Y lo importante es ver cómo evolucionan las vidas de los chicos. Por ejemplo, Faddy, que a pesar de tener 16 años es una mujer con una fuerza increíble y será la responsable de la mejora de toda su familia, está empezando a dar workshops en su campo de refugiados después de ver los que hicimos nosotros.
Es imprescindible que documentales así lleguen al máximo de público posible para visibilizar una problemática a la que, lamentablemente, mucha gente es ajena.
Natxo: Exacto, este tipo de proyectos sirven para que sea un instrumento para los refugiados, para que sus voces lleguen a la máxima cantidad de personas posible, y para que después de ver el documental se genere un debate que ayude a abrir los ojos a la gente que sólo ve noticias en televisión. Además de exhibirlo en la web de Etnia, nuestra idea es llevar el documental a festivales para conseguir poder llevar la voz de Fadia, Emram, Wais y muchos otros que tristemente no son escuchados.