Aunque provienen de disciplinas diferentes, Laura González y Chabeli Rodríguez comparten una misma visión sobre el mundo de la botánica. Con gran dosis de creatividad, pasión y trabajo crearon Sauvage, un estudio de diseño floral cuyas composiciones y trabajos se caracterizan por unir poesía y técnica, y por cuidar los detalles al máximo. Aunque si hay algo que realmente las motiva es la curiosidad. Por eso han creado recetas florales para adornar los cáterings que Kinfolk hace en Barcelona, las pasarelas 080, algún videoclip y más de una boda.
Pero no se quieren detener ahí, y en su recién estrenado espacio del barrio barcelonés de Sant Antoni pretenden dar cabida a todos aquellos proyectos que quieran compartir su inquietud por el mundo vegetal. Allí es donde nos recibieron para conversar sobre el resurgir de la pasión verde que parece vivir la ciudad, sobre sus proyectos más inmediatos y sobre las cualidades de un ramo perfecto. Aunque nos quedó una pregunta sin responder: ¿a quién no le gusta que le regalen flores?
Explicadme cómo y cuándo empezó Sauvage.
Laura: Yo soy mexicana, vine a Barcelona para estudiar Bellas Artes, y por casualidades de la vida terminé trabajando con flores de la mano de mi amiga Donna Stein en el Hotel Arts. Quise aprender más y perfeccionarme, así que fui a la Escuela de Arte Floral de Cataluña. Y allí me reencontré con Chabeli, a la que ya conocía por tener amigos en común. Dio la casualidad que las dos teníamos la inquietud de hacer algo propio, así que le propuse empezar el estudio juntas.
Chabeli: Y le dije que sí. Aunque yo era simplemente una aficionada del mundo floral, porque en realidad vengo de la publicidad. Me gustaba el trabajo creativo, pero quería aplicarlo a proyectos más míos. Y así empezamos Sauvage hace ya un par de años.
¿Cómo definiríais vuestro estilo? ¿Cuál sería el toque distintivo de Sauvage?
Laura: Diríamos que es una mezcla entre lo salvaje y lo formal. En realidad somos muy románticas, pero alejadas del ñoñismo, quiero decir, con un punto de desenfado, un poco macarra incluso (risas).
Chabeli: Nos gustan los trabajos técnicamente perfectos, pero les dotamos de un toque silvestre, de un punto orgánico.
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¿Con qué tipos de flores soléis trabajar? ¿Me podríais decir cuáles serían vuestros elementos fetiche?
Laura: Nos encantan los productos silvestres, como rosas inglesas, verónicas, cosmos, dalias, flores que son de jardín, que son más perecederas pero más bucólicas, más delicadas.
Chabeli: Aparte nos gusta utilizar toppings, que es como nosotras llamamos a los detalles con los que completamos los ramos. Básicamente, son pequeños elementos recolectados en último momento cerca del lugar del encargo que añadimos a los ramos; serían como la sal o las especias con las que completas un plato de comida.
A nivel de referentes, ¿hay algún o alguna florista o interiorista que os haya influido especialmente?
Laura: Aparte de Donna Stein, que como he dicho es mi mentora y por quien empecé en el mundo de las flores, podría nombrar a Thierry Boutemi, el florista de la película de Sofia Coppola Maria Antonieta o a Mark Colle, el encargado de los desfiles de Dior.
Chabeli: Yo añadiría a Sarah Ryhanen y Nicolette Owen, las chicas de la Little Flower School de Nueva York, porque allí hay un movimiento muy potente de floristas jóvenes.
Supongo que estar rodeadas todo el día de flores y plantas debe de ser una gozada. ¿Qué es lo que más os gusta de vuestro trabajo?
Chabeli: Es un trabajo bastante duro y sacrificado, que necesita de mucha preparación e incluso a veces de trabajo físico, pero que a la vez es muy satisfactorio porque, en general, las flores se usan para una celebración y en momentos muy especiales. Así que la respuesta de la gente siempre es de agradecimiento, con una sonrisa, y eso es muy gratificante.
Laura: Personalmente, como estudié Bellas Artes es algo que me permite componer, jugar, conocer. Y guarda mucha relación con mi infancia, pues mi padre es biólogo y me llena mucho este vínculo con lo familiar.
Algunos proyectos que realizáis están relacionados con el diseño de interiores. Explicadme un poco cómo los encaráis, cómo encontráis la inspiración para cada uno, qué pautas seguís para escoger la flores o las plantas que usáis.
Chabeli: Cada encargo lo tomamos como un proyecto muy personalizado. No solemos tener flores a la venta, porque para cada proyecto buscamos la flor que más encaje con el sitio o evento que tengamos. Para ello hacemos una investigación previa.
Laura: Hacemos una visita al sitio para inspirarnos, fijarnos en los pequeños detalles del lugar, y ver dónde está ubicado. Porque nos gusta mucho complementar las flores con elementos de alrededor del sitio del encargo, como te decíamos. Nos gusta mucho meternos en el bosque y recolectar elementos autóctonos. Después hacemos un poco de research, es decir, buscamos otras referencias y nos inspiramos en la música, en el arte, o incluso en cosas más random como el desayuno que tomamos por la mañana.
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Además de estos encargos o de eventos como bodas, también habéis participado en desfiles de moda. En la pasada edición del 080 decorasteis la pasarela de Escorpion. Un trabajo que, por cierto, estuvo muy bien valorado ¿A qué otro diseñador os gustaría engalanarle la pasarela?
Chabeli: Nos gusta mucho Cortana, que es una marca con la que nos sentimos muy identificadas.
Laura: Totalmente. Y, puestas a soñar, si pensamos una marca internacional nos encantaría colaborar Comme de Garçons.
Parece que en Barcelona hay un revival de espacios y negocios dedicados a las plantas y a las flores, ¿a qué pensáis que es debido?
Laura: No creo que sea una moda o una simple tendencia. Las flores y las plantas siempre han estado ahí, nos hacen la vida más agradable. Pero sucede como en otras disciplinas, como en la moda o la comida, que llega gente joven con inquietud que quiere hacer cosas diferentes e innovar. Es una sección más de la cultura, del arte, o de la vida en general.
Chabeli: Ha sido una necesidad, querer volver a las raíces y a la naturaleza después de haber estado más centrados en lo industrial. Además también influye que la gente últimamente aprecia y valora más lo artesano.
Acabáis de abrir un nuevo local en la calle Floridablanca, en pleno barrio de Sant Antoni. ¿Cómo enfocáis este nuevo espacio?
Chabeli: Necesitábamos un espacio físico, echábamos en falta un lugar donde crear nuestras propias piezas y poder jugar un poco con nuestras creaciones.
Laura: Y por supuesto puntualmente para vender flores (risas). Pero aparte nos gustaría que fuera una especie de laboratorio, un lugar de experimentación con gente a quien le guste el mundo floral y de las plantas. En definitiva, esperamos que sea un sitio botánico de referencia.
¿Y cómo se presenta el futuro? ¿Cuáles son vuestros próximos planes?
Chabeli: Estamos muy centradas en organizar workshops. Nos gustaría educar a la gente para que pueda hacer sus propios ramos. E intentar dotarla de sensibilidad para que puedan construir o elegir sus ramos de manera más personal, por ejemplo.
Laura: Nos gustaría así también intentar introducir las flores en la vida cotidiana de la gente, que comprar flores sea algo tan cotidiano como ir a buscar el periódico. Pensamos que en el resto de Europa la gente está más habituada a ello, ya que incluso en los supermercados puedes encontrar flores.
Imagino que vuestra casa será con jardín, o al menos con una terraza enorme llena de bonitas plantas...
Laura: A mí ya me gustaría, en un futuro próximo, espero (risas). Pero yo, más que plantas o flores, suelo tener ramas que voy agarrando por ahí. Me encantan y es una manera que tengo también de probar cosas nuevas que después puedo aplicar en mi trabajo. Pero flores, pocas veces. Como mucho las que sobran del trabajo, de algún proyecto.
Chabeli: Sí, no nos gusta tirarlas, siempre nos llevamos las que quedan. Yo en cambio sí que tengo terraza, pero ya se sabe, en casa de herrero cuchillo de palo. Así que tengo plantas muy resistentes que necesitan poco cuidado, como plantas verdes; tengo muchas crasas por ejemplo.
Antes de acabar, ¿me podríais explicar el secreto para hacer un ramo perfecto?
Laura: Uf, creo que no hay receta para hacerlo. Un ramo perfecto sería el que hace sonreír a la persona que lo recibe.
Chabeli: Aunque en general depende de cada persona o cada situación. Unas flores en un simple vaso pueden ser ya perfectas.
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