Este joven cantante murciano es un caso atípico: la fama, el éxito y las millones de reproducciones que reciben sus canciones parecen un sueño que, sorprendentemente, no le ha impedido mantener los pies en la tierra. daniel sabater no se muestra frívolo ni prepotente, ni tampoco sufre de una ambición desmesurada, él únicamente quiere disfrutar de la música y de todo lo bueno que recibe de ella.
Su nuevo EP tenemos que quedar le confirma como una de las voces más románticas y tiernas de una industria musical inundada por cantantes voraces, sexualidad socarrada y poco sentimentalismo. Parece que ha querido recordarnos que a veces debemos volver a pensar en el amor, a abrir nuestro corazón y dar un paso al frente para atrevernos a decirle a nuestro crush: tenemos que quedar.
Es imposible no preguntarte por el 2020, año en el que has estrenado nueve temas, ¿cómo ha sido para ti vivir la pandemia al mismo tiempo que la eclosión de tu carrera musical?
Para mí ha sido una mezcla de mil cosas. Creo que, de hecho, una cosa opacó a la otra y, simplemente, flipé. Tengo la suerte de que en el inicio de la pandemia encontré el tiempo y las ganas para aprovechar y trabajar todo lo que podía en mi música.
Empezaste tu andadura subiendo temas a Youtube de forma independiente desde tu habitación en Murcia, ¿cómo recuerdas esos años? ¿Dirías que las plataformas musicales han abierto las compuertas para que los jóvenes cantantes se den a conocer?
Recuerdo esa época con mucho cariño, porque no tenía ni idea de cómo funcionaba nada y era un proceso que me hacía mucha ilusión ir descubriendo. Y sí, es una realidad que las plataformas digitales están abriendo el panorama muchísimo. Es una locura, cada día encuentro a un o una artista que acaba de empezar. Me parece súper guay que cada vez más gente pueda hacerse oír aunque al principio no tenga muchos recursos; como me pasó a mí, vaya.
Desde 2019 has ido lanzado singles con mucho éxito, ¿alguna vez imaginaste que tu vida fuese a cambiar tan rápido? ¿Dirías que has sabido surfear la ola del éxito?
Hasta hace poco no había notado apenas cambios, porque he vivido todo con mucha naturalidad día tras día. Es verdad que últimamente la carga de trabajo y oportunidades ha pasado a otro nivel. Siendo sincero, nunca me había imaginado que podría pasar todo tan rápido, y cada vez que hago un poco de retrospectiva flipo muchísimo. Aún así, esto de analizar lo hago pocas veces y me centro en disfrutar y, sobre todo, currármelo cada día, porque me encanta y lo único que quiero es dedicarme a ello al máximo nivel que pueda.
Respecto al éxito, es un poco raro porque, aunque todo esto para mí es muy fuerte emocionalmente, tiro hacia delante y me olvido de todo lo que está pasando, ¡porque me centro en hacer más! (Risas).
Respecto al éxito, es un poco raro porque, aunque todo esto para mí es muy fuerte emocionalmente, tiro hacia delante y me olvido de todo lo que está pasando, ¡porque me centro en hacer más! (Risas).
En tus canciones has colaborado con diversos artistas como Sebastián Cortes, Goko! o Flavio, ¿cómo se han gestado este tipo de colaboraciones y con quién te gustaría colaborar en el futuro?
He tenido la suerte de trabajar con gente increíble y muy diferente entre sí. Eso es de lo más enriquecedor que he podido hacer, la verdad. Cada colaboración ha surgido de una forma diferente, pero por suerte y arte de magia, siempre de forma muy natural; ya sea por casualidad o simplemente por tener ganas de hacer música y pasarlo guay. Hay muchísima gente con la que me encantaría colaborar, y te puedo decir algunos ejemplos, pero me dejo otros mil. Por ejemplo, admiro mucho a Amaia, Recycled, Alizzz, Natalia Lacunza... te podría decir un millón más.
Tus canciones suenan muy diversas entre sí, por ejemplo partirme la cara es completamente distinta a cómo quieres que me enfade. Cuéntame, ¿cómo logras moverte por géneros tan diferentes?
Yo creo que la explicación es que siempre me han gustado muchos estilos diferentes y, a la vez, no me ha dado demasiado miedo no experimentar o no refugiarme en uno concreto. Me encanta el trap, el rock, el metal y el soul. Vengo escuchando el pop más mainstream toda mi vida, así que supongo que lo traduzco en temas muy diferentes entre sí, o en temas que suenan a mil cosas diferentes. En algún momento me empezó a dar miedo que mi estilo no fuese muy marcado, pero enseguida empecé a verlo como algo guay; para mí la música es eso.
Aún siendo un cantante versátil, ¿has sentido en algún momento predilección por un género musical concreto o simplemente dejas que las canciones fluyan libremente?
Dejo que fluya y va por épocas. De hecho, creo que se puede notar (risas). Cada vez me da por hacer una cosa nueva, aprendo de ella y la voy mezclando casi sin querer.
Muchos de tus sencillos acumulan millones de reproducciones, ¿cómo te sientes al ver que tanta gente conecta con tus trabajos?
Si soy totalmente sincero, no termino de asimilarlo. Cuando entro a mi perfil veo los números y es como que no lo proceso del todo. Pero me hace super feliz ver a gente cantando un tema mío, sabiéndose una letra o diciéndome que alguna canción le ha marcado o le ha servido de algo, siempre he soñado con que pasara algo así.
Todas tus canciones vienen acompañada de un videoclip, ¿cómo de importante crees que es la relación entre música e imagen? ¿Lo consideras algo imprescindible a la hora de lanzar una canción?
No sé si es imprescindible como tal, pero sí lo veo súper útil para darle un segundo sentido a la canción. Lo guay de los vídeos es que puedes añadir una capa nueva y contar otra historia. A mí siempre me ha encantado hacer vídeos de mis temas, porque soy super friki de lo audiovisual y he descubierto que me encanta todo lo que lo rodea, como dirigir o actuar.
¡Y por fin estrenas tu primer EP tenemos que quedar! ¿Por qué has esperado tanto para sacarlo?
Ha sido una batalla larga... Siempre he querido sacar uno, pero es verdad que me ha costado casi 2 años (risas). Creo que tenía que esperar al momento adecuado en el que pudiese encontrar las canciones, las colaboraciones y el tiempo. Ha merecido la pena esperar porque estoy muy orgulloso de cómo ha quedado. Siento que está a la altura de lo que quería hacer.
En la portada se te ve arrastrando un carro rebosante de flores, ¿hacia dónde te diriges?
Es una representación de lo exagerado y empalagoso que soy sentimentalmente. Si escuchas el EP, puedes ver que a veces soy muy intenso, tanto para bien como para mal (risas). En ella estoy yendo a casa de alguien, por amor o desamor, eso como se quiera entender, a darle una flor o un carro lleno de ellas (o al menos esa era la idea de Edu y Dori, los cerebritos de toda la parte artística).
En tenemos que quedar le dedicas una canción al año 2010, ¿por qué significa tanto para ti esa época como para que protagonice un tema?
2010 para mí es la época dorada. Yo tenía 10 años, así que te puedes imaginar. Es pura nostalgia de ser un crío y no tener que pensar en nada, además de la cantidad de temazos que salieron en esa época... Ese año me marcó muchísimo.
En esa misma canción dices que “antes todo era mejor” pero, ahora que millones de personas te escuchan y has logrado abrir paso en la industria musical, ¿por qué sigues deseando volver hacia atrás?
Seguramente no volvería si tengo en cuenta todo eso. Ahora mismo estoy viviendo un sueño y soy muy feliz. Lo de hablar de 2010 es porque echo mucho de menos la infancia, me siento un poco viejo diciendo eso, pero esto de ser adulto se me da fatal.
Te habrás dado cuenta de que gracias a tu música se te ha colgado la etiqueta de romántico, ¿tú piensas lo mismo? ¿Es Daniel un chico romántico?
Nunca he sido muy romántico hacia fuera, siempre me ha costado y odio que sea así. Estoy intentando cambiarlo, porque hacia dentro siempre he sido súper intenso y sentimental. Así que, en resumen, creo que la etiqueta está bien puesta, y de hecho me gusta (risas).
Este año lo empezaste volviéndote a subir a los escenarios, algo que en 2020 prácticamente no se pudo hacer, ¿ha habido nervios? ¿Cómo es para ti encarar al público en directo?
Soy una persona muy nerviosa así que ha sido todo un reto para mí, pero a la vez me he dado cuenta de que me encanta y siento que soy capaz de dar la cara. Sobre todo me ha chocado mucho ver tanta gente que se sabe las canciones. Escuchar un público cantando mis letras ha sido seguramente la sensación más fuerte que he sentido; es una pasada. Mi parte favorita de hacer música son los conciertos, sin ninguna duda.