“Pinto por ansiedad y lo que quede, a ver, no me da igual, pero el 90% de por qué pinto es por el hecho de pintar, el 10% restante es el resultado”, asegura Clara S. Prous. Con esta frase se podría resumir la filosofía de la artista, o también podríamos escoger la bio que tiene en su cuenta de Instagram: “Hago muchas cosas, todas mal.” Hoy hablamos con ella sobre su última exposición, Retrospecter, su característico estilo de dibujo y cómo es ganarse la vida como pintora en Barcelona.
¡Hola, Clara! Felicidades por tu exposición en la Galería Ola, Retrospecter, la cual forma parte del festival Art Nou. En la nota de prensa pone que es un viaje a décadas pasadas, descontextualizando a personajes de otras épocas poniéndolos en entornos reconocibles de la Barcelona actual. ¿De dónde surgió la idea? ¿Nos podrías contar un poco más?
Primero de todo, me gustaría dar las gracias a la Galería Ola por confiar y darme esta oportunidad. Ha sido muy guay trabajar con Francisco porque desde el primer momento me ha hecho jefa de lo que era mi exposición. Quiero decir que se ha currado el montaje, lo ha promocionado y organizado todo él, yo solo he tenido que pintar. ¡Qué loco, ha sido increíble!
Retrospecter es muchas cosas, creo que depende de cómo me pille. Ahora mismo es nostalgia y rabia, un adiós a Barcelona. Me gusta mucho imaginar cómo era la Barcelona que vivieron mis padres cuando vinieron del pueblo, y el hecho de no poder habitarla más (porque ha desaparecido o nos han echado) me da mucho coraje. Es una oda a lo que podría haber sido mediante el recuerdo de esa gente que la pisó y mis vivencias en la ciudad. Por eso es anacrónica, porque esas dos líneas temporales, obviamente, no casan. ¿Os acordáis del eslogan de ‘Barcelona la millor botiga del món’? Pues Retrospecter es como yo me imagino que sería Barcelona ahora si no hubiera sido un escaparate, si hubiera sido para habitarla, si no renegara de su pasado. Es romántico y triste, no sé.
Retrospecter es muchas cosas, creo que depende de cómo me pille. Ahora mismo es nostalgia y rabia, un adiós a Barcelona. Me gusta mucho imaginar cómo era la Barcelona que vivieron mis padres cuando vinieron del pueblo, y el hecho de no poder habitarla más (porque ha desaparecido o nos han echado) me da mucho coraje. Es una oda a lo que podría haber sido mediante el recuerdo de esa gente que la pisó y mis vivencias en la ciudad. Por eso es anacrónica, porque esas dos líneas temporales, obviamente, no casan. ¿Os acordáis del eslogan de ‘Barcelona la millor botiga del món’? Pues Retrospecter es como yo me imagino que sería Barcelona ahora si no hubiera sido un escaparate, si hubiera sido para habitarla, si no renegara de su pasado. Es romántico y triste, no sé.
De la expo, ¿cuál es tu cuadro favorito? ¿O de cuál estás más orgullosa?
Me encanta el que es el cartel de la exposición, es el segundo que pinté y me parece el más original, tenso y bien pintado que tengo.
En otras entrevistas dices que llevas pintando desde siempre y que te ha ayudado mucho con la ansiedad. ¿De dónde viene esto de pintar? ¿Hay alguien en tu familia que ya se dedicaba al mundo del arte o fue cosa tuya?
Correcto, pintar o cualquier creación artística me ayuda mucho con la ansiedad. Ninguno de mis antepasados tuvo la suficiente seguridad (financiera o personal) como para probar suerte en el arte, aunque la mayoría hacía lo que yo en su tiempo libre, pero con la edad lo fueron dejando. Yo es que no sé hacer otra cosa.
Si no fueras artista, ¿qué profesión te gustaría tener?
Jubilada o pensionista (risas). Que va, tendría que ser feriante como mi madre.
Sin embargo, estudiaste y te dedicaste por un tiempo al 3D y a la postproducción de vídeos, ¿podríamos decir que por ahora lo has descartado totalmente?
Como curro, sí. Además, es un mundo en el que, si no te reciclas, quedas desfasado super rápido. Constantemente salen programas, versiones, etc. Es una locura estar al día. Tampoco me lo he planteado seriamente, pero prefiero pintar que estar sentada delante de un ordenador.
Tu estilo se caracteriza por la distorsión y deformidad en los rostros de tus personajes. He leído en algún sitio que, para crear el efecto, te quitas las gafas y dibujas. ¿Es eso cierto? ¿Fue algo premeditado o un ‘happy error’?
¡Lo de las gafas es mentira! (risas). Se lo hice escribir a una amiga para la primera exposición que hice. No es un error y tampoco es intencionado. Cuando estudié 3D me fui a Bélgica con una beca, y allí en invierno te juro que no se puede salir a la calle. Me aburría tanto y estaba tan harta de estar enfrente de un ordenador que volví a dibujar, lo había dejado totalmente porque durante una época trabajé y estudié a la vez. El caso es que había desaprendido todo lo que sabía y me quedaba deforme pero reconocible. Me reía mucho y al final es lo que cuenta. Como tampoco pensaba en el arte como una opción para vivir, me daba igual, hasta que empezaron a contactarme para hacer exposiciones. Loco que el plan B se vuelva plan A por aburrimiento.
En Retrospecter, los cuadros transmiten tensión. Esos cielos cubiertos por nubarrones grises, algunos de los personajes, lo familiar pero a la vez sórdido del entorno, etc. Como que algo no encaja… ¿Es algo intencional?
Si te digo la verdad, nada de cómo pinto es intencional. Sale, no sé, de dentro y no pienso en el aura de la pintura, de hecho cuando pinto no pienso. Ya te digo, pinto por ansiedad y lo que quede, a ver, no me da igual, pero el 90% de por qué pinto es por el hecho de pintar, el 10% restante es el resultado.
Y, ¿qué momento disfrutas más, cuando tienes el lienzo en blanco y estás a punto de empezar el cuadro o cuando le estás dando los últimos retoques?
Me gusta todo, todo tiene su momento y llega cuando tiene que llegar. No sé si me gusta terminar un cuadro para ver cómo ha quedado o si para empezar otro. La cosa es pintar, ‘prou i sansacabó’.
A principios de año publicaste con la editorial Aguas Internacionales un libro de treinta páginas hecho al óleo basado en el videojuego Grand Theft Auto V. ¿Cómo fue la experiencia? He leído que solo tuviste veinte días para hacerlo. ¿Te gustaría tirar por este sector de la ilustración y contar tus propias historias?
Lo que fue estresante fue escanear los originales, porque tenía que secar y todo eso. El resto fue guay, jugar al GTA y pintar ¿qué más puedo pedir?
Sobre lo de contar mis historias, no sé. Lo he pensado. No sé contar historias, soy bastante cafre. Lo que hago es remasterizar historias que ya existen y ponerlas a mi manera, como un fanzine que hice de Compañeros (la serie). ¿Me inventé yo la historia? Nop, hice un remake con todo lo que recordaba de la serie y lo uní en veinte páginas de sobriedad y cinismo. No veas la serie, ¡qué mal ha envejecido!
Sobre lo de contar mis historias, no sé. Lo he pensado. No sé contar historias, soy bastante cafre. Lo que hago es remasterizar historias que ya existen y ponerlas a mi manera, como un fanzine que hice de Compañeros (la serie). ¿Me inventé yo la historia? Nop, hice un remake con todo lo que recordaba de la serie y lo uní en veinte páginas de sobriedad y cinismo. No veas la serie, ¡qué mal ha envejecido!
Vale, no la voy a ver (risas), pero sí que me voy a leer tu fanzine. ¿Te gustan mucho los videojuegos? ¿Qué sueles haces cuando no pintas?
No me considero ‘gamer’. Entiendo por qué la gente juega, me imagino que es el mismo motivo por el que yo pinto, pero no, a mí no me sirve. Jolín, sí que hay videojuegos que tengo marcados, como los Sims, el Tropico o el GTA, pero no los juego a menudo, prefiero pintar.
Si no estoy pintando, básicamente no estoy haciendo nada. Pintar es tan ensimismado, te absorbe tanto, que no es como un curro de oficina donde miras el reloj para salir. Cuando se va la luz natural y llevo pintando ocho horas, o me voy a la calle o miro telebasura. Ya ves, apasionante.
Si no estoy pintando, básicamente no estoy haciendo nada. Pintar es tan ensimismado, te absorbe tanto, que no es como un curro de oficina donde miras el reloj para salir. Cuando se va la luz natural y llevo pintando ocho horas, o me voy a la calle o miro telebasura. Ya ves, apasionante.
Y, a la hora de pintar, ¿quiénes son las personas que te inspiran más? Tanto modelos/personas que uses para tus retratos, como otros artistas a los que admires.
Respecto a la inspiración, es difícil. Soy bastante escéptica con este concepto, yo creo en la necesidad, que igual es lo mismo, no sé. A veces, cuando estoy mirando referentes de fotografía o Instagram (o lo que sea), veo una imagen y siento la necesidad de integrar parte de ella en uno de mis cuadros. También te digo, a veces me guardo la imagen, la miro al cabo de un rato y esa necesidad se ha desvanecido.
El arte motiva al arte, rodearte de peña que produce (lo que sea: pintura, escultura, música… da igual) creo que es muy estimulante. Cuando un colega lo ves supermotivado explicando su idea, te dan ganas de sentirse así. Qué envidiosa soy, eh (risas). Pues eso, se contagia.
El arte motiva al arte, rodearte de peña que produce (lo que sea: pintura, escultura, música… da igual) creo que es muy estimulante. Cuando un colega lo ves supermotivado explicando su idea, te dan ganas de sentirse así. Qué envidiosa soy, eh (risas). Pues eso, se contagia.
Eres de Barcelona de toda la vida, del Barrio de Sant Antoni. ¿Cómo es dedicarte al arte aquí? ¿Cómo ves el panorama artístico local? ¿Fue difícil entrar?
Soy de Sant Antoni, born and rised, pero me he tenido que ir por la gentrificación y tal. Dedicarse al arte, si no eres torero, es precario aquí y en donde sea. Si te soy sincera no me gusta mucho el ‘place to be’, me agobio fácil.
Entrar en el mundo del arte puede ser un desafío, es un mundo muy competitivo. Entre que tienes que tener un proyecto validado por las redes (tristemente) y un capital social importante asistiendo a expos y haciéndote ver, pues sí, es realmente complicado. Como el arte es subjetivo, seguro que mil veces te dirán que no, pero sigue, por probabilidad alguien te dirá que sí. Vamos, digo yo. Gente, si a mí me ha funcionado, que no tengo ni contactos ni nada, ¡a todos nos puede funcionar!
Entrar en el mundo del arte puede ser un desafío, es un mundo muy competitivo. Entre que tienes que tener un proyecto validado por las redes (tristemente) y un capital social importante asistiendo a expos y haciéndote ver, pues sí, es realmente complicado. Como el arte es subjetivo, seguro que mil veces te dirán que no, pero sigue, por probabilidad alguien te dirá que sí. Vamos, digo yo. Gente, si a mí me ha funcionado, que no tengo ni contactos ni nada, ¡a todos nos puede funcionar!
Para acabar, ser artista no es un camino fácil y cuesta mucho ganarse la vida (a nivel económico sobre todo), ¿qué te hubieras dicho a ti misma en el momento de más incertidumbre de tu carrera profesional?
La expresión de ‘ganarse la vida’ la veo la cosa más injusta que se ha propuesto y se ha llevado a cabo. ¡Yo ya estoy viva, copón! Mira, siempre he pensado que pintar era lo único que sabía hacer bien, o con gusto. Aún me emociono cuando alguien valora mi obra o la compra. Es increíble cuando alguien te escoge, yo qué sé, por ejemplo, para esta entrevista o te propone un proyecto. De alguna manera piensan en ti para algo. Me parece una locura que algo que yo hago para estar bien, para seguir viva y feliz, pueda llegar a gente. Flipo, antes lloraba solo al pensarlo, ahora ya no (risas).
En fin, sí. A nivel estabilidad y futuros proyectos es complicado, porque nunca sabes cuánto vas a ganar el mes que viene. Supongo que tener diferentes fuentes de ingreso está bien, no solo vender originales, sino que puedes vender prints, fanzines, hacer talleres, etc. Ya sé que no es solo ‘producción’ (que imagino que es a lo que aspiramos todos), pero no sé, algo caerá. También puedes colaborar con otra gente y crear proyectos compartidos, que enriquece mucho (sobre todo si sois colegas). Gestionar recursos, saber qué te gastas y en qué, y qué es lo que te da más dinero para enfocarte en ello. Aunque no te guste tanto, para salir del pozo, pues sirve.
Lo que me diría siempre (no solo en momentos de incertidumbre) es ‘Clara a ti ni una tos’. Como artista, entiendo que cuesta hacerse valer. Es tan subjetivo y tan personal que hablar con seguridad sobre tu obra es (por desgracia) casi más práctico y funcional que la calidad de la obra en sí.
En fin, sí. A nivel estabilidad y futuros proyectos es complicado, porque nunca sabes cuánto vas a ganar el mes que viene. Supongo que tener diferentes fuentes de ingreso está bien, no solo vender originales, sino que puedes vender prints, fanzines, hacer talleres, etc. Ya sé que no es solo ‘producción’ (que imagino que es a lo que aspiramos todos), pero no sé, algo caerá. También puedes colaborar con otra gente y crear proyectos compartidos, que enriquece mucho (sobre todo si sois colegas). Gestionar recursos, saber qué te gastas y en qué, y qué es lo que te da más dinero para enfocarte en ello. Aunque no te guste tanto, para salir del pozo, pues sirve.
Lo que me diría siempre (no solo en momentos de incertidumbre) es ‘Clara a ti ni una tos’. Como artista, entiendo que cuesta hacerse valer. Es tan subjetivo y tan personal que hablar con seguridad sobre tu obra es (por desgracia) casi más práctico y funcional que la calidad de la obra en sí.