Envueltos de edificios y asfalto, los urbanitas a veces olvidamos nuestras raíces y la conexión con la naturaleza. En Suspendre el cel, Caio Reisewitz se inspira en el pensamiento de los chamanes activistas Davi Kopenawa y Ailton Krenak, quienes defienden una relación más armoniosa con la tierra y la interconexión de los seres vivos. La cosmovisión Yanomami cree que la tierra surgió de un pedazo del cielo y que, si el hombre olvida los conocimientos ancestrales y la destruye, el cielo caerá de nuevo.
En el marco del Barcelona Gallery Weekend, Reisewitz ha llenado el icónico Pabellón Mies van der Rohe con más de seiscientas plantas autóctonas de Brasil, creando una convivencia simbiótica entre lo construido y lo natural. Al entrar, es como si te adentraras en un pequeño bosque tropical encerrado en un recipiente de cristal. Desde afuera parece un paraíso sereno, pero al cruzar la puerta la sensación cambia: podrías sentirte atrapado. Si alguna vez has visitado el pabellón, sabrás que su diseño es limpio y claro, transmitiendo calma y orden. Sin embargo, en esta intervención artística, las plantas invaden cada rincón, con palmeras que se extienden hasta rozar el techo, generando un fuerte contraste entre la vegetación exagerada y la arquitectura minimalista del edificio.
Esta sensación de incomodidad es justo lo que Caio Reisewitz busca generar. Como él mismo comenta: “Quiero intentar causar una provocación. Algunos de los visitantes entrarán en este espacio y podrían sentirse, de alguna forma, indignados por la invasión de la naturaleza en el ambiente”. Con su obra, el artista nos invita a reflexionar sobre la situación en Brasil, donde la destrucción del Amazonas no solo pone en peligro su biodiverdisad, sino también su cultura y su gente. A través de esta instalación, Reisewitz utiliza la naturaleza como forma de resistencia, buscando ‘suspender el cielo’ en un momento crítico sobre todo para este ecosistema vital como para la emergencia climática mundial. La vegetación que habita el pabellón se convierte en un recordatorio de lo que estamos perdiendo.
El Pabellón Mies van der Rohe resulta el escenario perfecto para esta conversación entre lo interior y lo exterior, entre la arquitectura y la naturaleza, entre Barcelona y el Amazonas. Aunque Reisewitz, conocido principalmente por la fotografía, con exposiciones en grandes bienales como la de Venecia y museos internacionales como el Centro Internacional de Fotografía y la Maison Européenne de la Photographie en París, esta ocasión su propuesta es diferente. “En esta intervención no necesito colgar mis imágenes para crear una composición”, nos dice. “Este espacio ya es muy potente por sí mismo”.
Mientras hablamos, vemos cómo los visitantes entran y lo primero que hacen es sacar su móvil para hacer fotos de la instalación. Caio nos invita a reflexionar sobre este gesto. Para él, la fotografía, al igual que su obra, es una interpretación personal de la realidad, una mezcla de lo real y lo ilusorio. Ha creado un hashtag en redes sociales para que la gente comparta sus imágenes de la instalación, y al finalizar la exposición, recopilará esas fotos para analizarlas. Quiere entender cómo los visitantes han vivido la experiencia, y a partir de ahí, crear su próxima obra.
La Amazonía, el pulmón del mundo, está en peligro, y si no lo cuidamos, el planeta podría dejar de respirar. Suspendre el cel no es solo una intervención artística; es una invitación a reflexionar sobre el estado de la Tierra. Las paredes de cristal, los visitantes, las plantas... todo se combina para ofrecer una experiencia donde el arte se convierte en una vía de esperanza. Más allá de su estética, esta obra es una plataforma y un llamado urgente a la acción.