Escapar del centralismo artístico es una necesidad imperante; no puede ser que todo se lo lleven siempre Madrid o Barcelona. Por eso, iniciativas como la Biennal de Fotografia Xavier Miserachs, que este año celebra su decimotercera edición, es todo un hito. Celebrada en Palafrugell (Costa Brava) precisamente ahora que llega el verano y recibe más afluencia de público, el evento acoge once exposiciones (alguna también en Llafranch, pueblo colindante encantador) de artistas tan reconocidxs como Lee Miller, Colita, Toni Catany, Carlos Pérez Siquer, o Jacques Léonard, entre otros.
Del 4 de agosto al 13 de octubre, Palafrugell será el centro de las miradas de lxs amantes de la fotografía. O, bueno, de cualquier persona interesada en temas tan diversos como la familia, la transformación urbanística, la moda, la poesía, el feminismo, el territorio, la tradición, o la memoria. El deseo de libertad, la primera gran retrospectiva en Catalunya de la celebradísima Lee Miller que acoge el Espai Cultural La Bòbila, encabeza la lista de exposiciones más destacadas. A través de más de sesenta imágenes, la expansiva obra de la fotógrafa estadounidense, que abarcó desde el fotoperiodismo de guerra hasta la moda, pasando por el surrealismo o el retrato, nos acerca a una de las figuras pioneras en esta práctica artística en el siglo XX, que se codeó con artistas como Jean Cocteau o Man Ray y documentó episodios bélicos como el desembarco de Normandía o la liberación de los campos de concentración de Dachau y Buchenwald.
Otra imperdible es Colita. Para un roto y para un descosido, de la grandísima Isabel Steva (mejor conocida como Colita), que justo nos dejó el año pasado pero que trabajó incansablemente en esta exposición (el título lo eligió ella personalmente). En ella veremos algunas de sus imágenes más emblemáticas: la comunidad gitana, el flamenco, la Nova Cançó, estampas cotidianas de Barcelona, la Transición… Una obra pionera donde las haya (que le valió, entre otros reconocimientos, la Creu de Sant Jordi o el Premio Nacional de Fotografía) que acoge el Museu del Suro de Catalunya.
Igual de necesario es el diálogo entre los lenguajes fotográfico y poético de Toni Catany y Josep Pla en Mi Mediterráneo, en la Fundació Josep Pla, una compilación de imágenes que Catany capturó en sus viajes por Grecia, Turquía, Egipto, Italia y el Magreb, que ahora se acompañan con una selección de textos de Pla, también escritos a raíz de sus viajes por el Mare Nostrum. La influencia del Mediterráneo es igual de importante en Álbum de veraneo (1942-1958), que recoge la memoria gráfica local a través de los álbumes familiares de la familia Roig, empresarios textiles de Terrasa que escapaban a Llafranch en los meses más calurosos. Se puede visitar en la Sala de exposiciones del Teatre Municipal.
Y hay muchas más: Pala, de Lluís Català, es un título que se apropia del diminutivo que los locales usan para referirse a Palafrugell y a la vez un mural con más de trescientos retratos de personas que residen en el pueblo de l’Empordà; Pequeñas lecturas, de Jacques Léonard, en la Llibreria Nollegiu Mediterrània, muestra fotos íntimas sobre la vida de los niños de la comunidad gitana barcelonesa, a la que tuvo acceso por estar casado con Rosario Amaya; o Blueism: Azul adentro…, de Marta Vergonyós, es la primera exposición que acoge la Torre de Vigía de Sant Sebastià de la Guarda.