En la esquina de Ortega y Gasset con Velázquez, una figura vestida de mares lunares se enfrenta desafiante a la fachada brutalista. Telescopio en mano, lo oculta tras su espalda mientras observa hacia lo más alto del Edificio Beatriz… posiblemente más allá, porque la artista visual Aurora Cañero (Madrid, 1940) decidió llamarle Soñando estrellas II (1998-2000).
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Esta es la primera de Cuerpo solo (hasta el 7 de julio), un recorrido conformado por un total de catorce figuras de bronce que representan una década de trabajo: ocho exteriores ubicadas en la calle Ortega y Gasset hasta el Paseo de la Castellana, y ocho interiores de menor tamaño, en distintos negocios de esta calle, así como en la Plaza de la Independencia. “Este es el tercer año que AGM [Art Management] organiza la exposición Madrid Luxury Art (MLA) y lo cierto es que cada vez acude más gente a ver las obras expuestas, tanto dentro como fuera de las tiendas”, afirma Francisco Enciso, empleado de la joyería Chaumet, donde se encontraba expuesta la serie Angelitos. “De vez en cuando han pasado por aquí varios grupos de visitas organizadas y lo cierto es que es una gran oportunidad para ver las obras en un entorno diferente: se integran muy bien con los espacios, pero a la vez destacan bastante… A mí, me gusta especialmente la escultura de la nadadora [Salvavidas, 2016] de allí fuera, ¿la has visto?”.
Siguiendo la estela de Cañero, podemos encontrar más obras de la Angelitos dentro de Bvlgari, cuyo astro de ocho puntas se encuentra enmarcado por el foco ficticio del Fotógrafo (2018) sin cámara. Cruzamos la calle y enfrente de la puerta, un Surfista (2011) perfectamente erguido dirige su tabla a la dirección contraria de su compañero, concretamente hacia Jimmy Choo con Reflexiones III en el rellano de su escalera, entre la entrada y el primer piso: un hombre sentado aparta discretamente su revista para curiosear quien entra a la tienda, rodeado por espejos, zapatos y bolsos, quizá esperando a su hermano Reflexiones I en Jaeger-LeCoultre. Sin embargo, este otro aguarda enfadado con los brazos cruzados en la relojería vecina, mientras también se encuentra mirando fijamente a la puerta. Al final, hubo que esperar un poco, porque la tienda tiene un aforo muy limitado: “Si hubiera sabido que venías por la escultura, te hubiera dejado pasar antes”, sonríe el portero de Jimmy Choo.
Al salir, nos encontramos con la mencionada Salvavidas en la acera de Tiffany & Co., que dirige su mirada hacia otra distante y misteriosa figura que custodia el Hotel Rosewood Villa Magna: Bastión, un hombre que se protege de una lluvia de flechas, ahora ensartadas en su gran escudo metálico. Sin embargo, seguimos sin ser los únicos en contemplar la escena; Socorrista (2021) parece observar impasible desde la comodidad de su silla, aunque quizás sea así porque las hojas entorpecen su visión desde el cruce con Serrano, al lado de Cartier. Mientras, en el Ramses de Plaza de la Independencia, un Atlante camina decidido sin prestar atención a la considerable carga de sus hombros, muy parecida al escudo de Bastión. Y, en efecto lo circular acaba absorbiendo nuestra completa atención en el mismo entorno: Campo de estudio no aparta sus ojos de la brillante esfera en constante equilibrio, a pesar del animado ambiente que tanto caracteriza a la Puerta de Alcalá.
Regresamos calle arriba, recordando a dos grandes deportistas que permanecen a la espera de nuestro recorrido: el Patinador (2013) en acción junto a la boutique Brunello Cucinelli, y Olímpico (2021), haciendo una reverencia, orgulloso de ocupar los tres primeros puestos del podio en la tienda de interiorismo Gandía Blasco. Toda una exaltación y tributo al potencial físico del ser humano: “Siento tanta admiración por cómo está hecho (músculos, huesos, tendones...) que nunca me ha interesado mirar en otras direcciones. Con esta exposición en concreto, quería presentar el cuerpo en toda su humanidad, solamente el cuerpo; el cuerpo solo”, declara la artista. “Lo que pretende es enfrentar de tú a tú al espectador con unos personajes que se mueven en el límite entre la realidad y la ficción, lo posible y lo probable”, añade María Luz Cárdena, comisaria de la exposición Cuerpo solo.
Un conjunto de poemas visuales donde lo cotidiano se materializa en el mayor exponente del antropocentrismo: el Canon frente a la tienda de textiles Loro Piana. Concretamente, la artista decidió representar el Canon de ocho cabezas, que se trata de una prolongación del sistema de Policleto y que se atribuye a Lisipo, para representar el mayor ideal de belleza. No obstante, Cañero no aspira a dicha perfección sino a la representación de esas inquietudes y reflexiones universales que se ocultan en los acontecimientos del día a día, así como tras los llamativos objetos que acompañan a sus personajes, siempre mediante una dosis de surrealismo y, ante todo, humor. Un viaje introspectivo que ofrece una nueva lectura a la Milla de Oro de Madrid.
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