El amor, ese terreno tan familiar como misterioso, capaz de elevarnos al cielo o arrojarnos al abismo. La eterna danza entre Eros y Thanatos nos atraviesa a todos, dejándonos cicatrices y enseñanzas que nos transforman. Ana Sting lo sabe bien. En My War Against Love is Over, su nueva exposición en Untitled Gallery, la artista convierte una ruptura y sus reflexiones sobre el amor en un manifiesto visual que explora lo que significa perder, sanar y, quizás, volver a amar.
Con instalaciones inmersivas, textiles, escultura y una performance que enmarca el inicio y el final del evento, Ana nos invita a adentrarnos en su universo emocional y artístico. En esta entrevista hablamos con ella sobre el amor, su proceso creativo y su primera exposición en Madrid, que inaugura este 27 de enero y se puede visitar hasta el 2 de febrero.
Ana_Sting_1.jpg
¡Hola, Ana! Qué gusto tenerte por aquí otra vez. Para empezar con algo divertido: si pudieras tener una sola obra de arte en tu vida, solo una, ¿cuál sería y por qué?
No podría mencionar una sola obra en específico, pero sí nombres de artistas. En concreto, tendría alguna pieza de Louise Bourgeois porque conecto muchísimo con su obra. Ana Mendieta también me genera sensaciones parecidas, y sin duda tendría también una obra suya.
La última vez que hablamos contigo fue hace ya un par de años. Mucho ha pasado desde entonces. Cuéntanos, ¿qué cambios importantes ha habido en tu vida y en tu obra en este tiempo?
¡Muchos! Desde 2023 hasta ahora siento que he dado el paso y he arriesgado todo por hacer arte, por ser artista. Han sido dos años fundamentales porque he decidido priorizar realmente aquello que quería hacer, dejando de lado muchas cosas que no se alineaban con la visión de futuro que tengo. He tenido que confiar en mí misma y aceptar que serían años algo difíciles, llenos de incertidumbre y de mucho trabajo, porque sabía que la transición no iba a ser fácil.
En tu exposición My War Against Love is Over abordas el amor como tema central. ¿Qué significa el amor para ti? ¿Qué tan autobiográfica es tu obra?
Creo que tanto el amor como la guerra son dos cosas latentes, en mayor o menor escala, en la vida de la mayoría de las personas; dos polos opuestos que mueven montañas. Para mí, el concepto de amor ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, a medida que he trabajado en mí misma y en los periodos de reflexión durante y después de las relaciones que he tenido. He empezado a entender el amor desde otro lugar, con una mirada mucho más amplia, alejándome cada vez más conscientemente de los patrones asociados al amor romántico y sus conductas.
El componente autobiográfico tiñe totalmente mi obra. Utilizo el arte para entenderme y para observar, desde fuera y con perspectiva, lo que me pasa por dentro. Al darle forma, puedo comunicarme de maneras muy amplias y distintas. Mi obra no sigue una cronología exacta, no hablo siempre de lo que estoy transitando en ese momento. Algunas cosas sí que pasan durante el tiempo en que las estoy observando o creando, pero, por ejemplo, mis próximos proyectos están muy relacionados con el pasado. Siempre hago trabajos de investigación para averiguar de dónde vengo, como en mi futura pieza instalativa Raíces kármicas, donde trato la ruptura de patrones familiares y cómo estos nos moldean y afectan.
El choque entre deseo y destrucción, Eros y Thanatos, atraviesa esta exposición. ¿Por qué decidiste explorar esta dualidad?
Básicamente fue a raíz de analizar relaciones sentimentales pasadas, tanto amorosas como de amistad. Me di cuenta de que siempre me pongo una especie de barrera imaginaria que se representa a través de la armadura que podréis ver en la exposición junto a Untitled Gallery. Esta barrera me impide que la gente llegue a mí en su totalidad, y que yo tampoco llegue a las personas de manera recíproca. Decidí estudiar este tema porque estaba cansada de autosabotearme. Por eso exploro hasta qué punto limito mi abundancia, empezando por el amor.
Para mí, esta reflexión ha sido muy importante, ya que me di cuenta de que forma parte de mi sistema de protección contra la pérdida. Siento que ese miedo a perder ha hecho que no pueda confiar completamente en el otro, porque tengo tanto miedo de enamorarme, tanto miedo de amar y sentirme vulnerable, que me limito. Entonces, para mí, este proyecto es decir basta: dejar de luchar, soltar el miedo y abrirme al amor y a la abundancia de la vida. Este ha sido el proceso de los últimos dos años de mi vida.
“He empezado a entender el amor desde otro lugar, con una mirada mucho más amplia, alejándome cada vez más conscientemente de los patrones asociados al amor romántico y sus conductas.”
Toda herida del amor puede convertirse en un lugar de creación. ¿Cuándo te diste cuenta de que tus emociones y sentimientos podían convertirse en arte?
Para mí, el arte ha sido siempre una necesidad y una vía de escape de un sistema que me resulta difícil de comprender. Desde que tengo uso de razón me he refugiado en la práctica creativa porque, aunque suelo ser extrovertida, a la hora de expresar mis sentires más profundos soy todo lo contrario. De esta forma, para mí, el arte se ha convertido en una herramienta para canalizar todo lo que llevo dentro y que me cuesta comunicar con palabras.
En esta expo, ¿crees que el público verá más la herida o ya la cicatriz? ¿Cómo te gustaría que se sintieran al ver tu obra?
La verdad, no lo sé porque me he dado cuenta de que la gente suele ver mucho dolor. Aunque es cierto que la obra arrastra sufrimiento, yo la veo ahora como una obra llena de esperanza, una puerta hacia la liberación y la apertura, al dar y recibir. Supongo que el punto de vista del espectador será distinto dependiendo de cómo se sienta consigo mismo.
Otro tema que aparece en tu obra es la soledad. En un mundo tan hiperconectado y acelerado, ¿qué significa para ti y cómo lo reflejas en tu trabajo?
Necesito estar sola en muchos momentos del día, es en esa soledad donde puedo mirar hacia adentro y sentirme. Desde pequeña he tenido un mundo interno muy desarrollado, mis padres trabajaban mucho y yo pasaba muchas horas haciendo extraescolares o sola en casa, creando. Además soy hija única y creo que eso también ha influido bastante.
Creo que en un mundo tan hiperconectado y lleno de estímulos es muy importante ser disciplinada y buscar esos momentos de vacío con consciencia. Así, siento que la soledad va de la mano con el oficio del artista. También creo que antes entendía la soledad como algo negativo, pero ahora la considero como algo necesario y esencial para sentirme bien.
Cuéntanos sobre tus influencias, tanto dentro como fuera del arte. ¿Quiénes o qué te inspira?
Dentro del mundo del arte, sobre todo me inspira el arte hecho por mujeres; siento mucha más conexión con las temáticas que tratan. Me inspira mucho la vida misma también, los momentos cotidianos, los pequeños detalles, lo sutil. Una de mis grandes pasiones es también la naturaleza y su magia, tengo un vínculo especial con ella y, sin su equilibrio y preservación, la vida como tal no puede tener cabida. De esta forma enlazo todas las temáticas.
Ana_Sting_10.jpg
En tus performances, el cuerpo es lo más importante. ¿Qué significa para ti estar tan expuesta, mostrar tu vulnerabilidad y compartirla con el público? ¿Cómo te sientes cuando todo eso está ahí, frente a ellos?
De hecho, la razón número uno por la que empecé a hacer performance, a la vez que presentaba obra, fue porque me daba muchísima ansiedad exponer. Siento que puedo disociar de aquello que estoy contando, vivencias extremadamente personales, pero a la vez potenciar con mi cuerpo y mi presencia el mensaje global. Es difícil de explicar, es algo muy del sentir del momento. Siento que mi parte más espiritual y esotérica tiene un jardín muy vasto donde poder explorar la performance como algo sagrado, casi ritualístico.
Por ejemplo, en la última exposición creé un espacio que simulaba un despacho de psiquiatría porque trataba la salud mental y el espectador debía posicionarse frente a todas las distintas personalidades de mí misma. En el caso de esta expo con Untitled Gallery, voy a construir lo mismo: un espacio inmersivo, pero para esta ocasión, escenificado en un campo de batalla donde utilizaré mi cuerpo como elemento comunicativo central.
Además de la performance, trabajas con múltiples disciplinas, como la fotografía, el videoarte, los textiles y más. ¿Cómo decides qué medio usar para cada proyecto? ¿Qué veremos en esta exposición? ¿Habrá sorpresas?
Lo cierto es que cuando me llega un proyecto a la cabeza confío mucho en el proceso. Empiezo por un tema y este se va desarrollando de forma orgánica y muy mágica. Me gusta mucho investigar y arriesgar mezclando disciplinas que quizás no he tratado anteriormente y que desconozco. De hecho, no puedo elegir una sola práctica artística porque no soy una única cosa. En esta vida hay infinitas posibilidades, y quiero tener tanto la libertad como la capacidad de explorar sin límites. Disfruto alimentando los cinco sentidos, siento que hay mucho poder en ello.
Y sí, ¡en esta exposición hay mucha sorpresa por desvelar! Vais a ver una mezcla muy grande de diversas prácticas artísticas. Es una fusión entre el pasado y el futuro. Me he tomado la libertad de coger todas estas piezas y unirlas como un puzzle para crear algo nuevo. De hecho, hasta ahora me daba mucho miedo enfrentarme a algo que no controlara porque consideraba que no haber tenido formación artística profesional me hacía menos válida. Pero siempre he entendido que el arte es mucho más que eso. He tenido que alejarme de la idea de que el verdadero artista es solo el pintor con técnica. Al final, soy autodidacta y me encargo de comunicar. Creo que mi gran virtud es precisamente saber hacerlo a través de la fusión de todas estas disciplinas distintas.
¿Cómo es tu proceso creativo? Si pudiéramos meternos en tu estudio ahora mismo, ¿qué nos encontraríamos? ¿Tienes algún ritual cuando creas?
Mi estudio es, para mí, un lugar sagrado; diría que es como un templo donde puedo estar en calma. Para crear algo nuevo necesito que haya armonía, orden y un buen aroma, de modo que pueda comenzar a sacar ideas en ese vortex. En cuanto al proceso, realmente empieza en cualquier lugar donde me surja la inspiración. A veces tengo una visión durante una sesión de terapia, leyendo un texto o escuchando música.
Normalmente dibujo las ideas en una libreta para que no se me escapen; solo las escribo en las notas del móvil si no tengo otra opción. A partir de ahí, comienzo a desarrollarlas. La inspiración siempre aparece de forma inesperada, pero parte de mi propia experiencia, de mi vida y de mis sentires.
“Ser fiel a mí misma es lo único que siento que hará que no dude de mi arte, crear desde el corazón, alineada con mi verdad en cada momento.”
Hablando de tu residencia en Jaipur, India, con la Fundación Marcelo Burlón, ¿cómo influyó esa experiencia en tu arte y en tu visión del amor?
La experiencia en Jaipur me dio muchísima confianza en mí misma, ya que me di cuenta de que mis obras tocan el corazón de las personas y que, incluso, hay gente interesada en financiar mis locuras. De hecho, la armadura que veréis en My War Against Love is Over la empecé a crear en ese momento. Aparte, yo me moría de ganas de visitar India, un país con tanto color y con tantas sinergias culturales.
Realmente fue un antes y un después para mí; me hizo querer explorar más las oportunidades en residencias y me dejó con más ganas de viajar por el mundo para conocer, inspirarme y alimentar mi mirada y mi corazón. Porque creo que hay algo muy especial en fusionar distintas culturas, siempre y cuando hagas el esfuerzo de educarte y sumergirte en ellas, las respetes y les des el valor y el lugar que se merecen.
También has mencionado que el arte puede ser un canal de sanación. Si pudiera curar algo en el mundo, ¿qué sería lo primero que deberíamos sanar como sociedad?
El juicio. Cuando juzgas no puedes ver más allá, construyes una barrera invisible que no te deja sentir amor ni compasión, entre otras muchas cosas. Creo que el juicio que hacemos del otro es un reflejo de nuestro propio juicio interno, así que creo que primero necesitamos una sanación individual para poder crear un tejido social basado en el respeto hacia lo colectivo. Supone mucho trabajo cultivar la compasión, el perdón, el amor, la empatía… Siento que es una revisión constante y requiere hacer una reflexión crítica y honesta sobre una misma también.
Hay que dejar de mirar hacia fuera y dejar de culpar al otro, creo que es un gran error. Siento que mi crecimiento personal está en saber reconocer mis errores y lo que necesito mejorar de mí misma. Encuentro muy interesante esta clase de retos y vuelvo a mencionar que la soledad y los momentos con una misma son muy importantes para dar el espacio que se merece a todo lo anterior.
Y para terminar con una gran pregunta: si esta ‘guerra contra el amor’ ya terminó, ¿qué viene ahora? ¿Qué sigue en tu vida y en tu arte?
Pues es un tema que yo también me estoy preguntando porque, por un lado, me gustaría dejar de alimentar mi creatividad con mi sufrimiento, pero siento que todavía tengo muchas historias amargas que compartir y transmutar a través del arte. Siento que después de My War Against Love is Over, hay algo sobre el amor que evoluciona y sana en mí, algo que va más allá de mí misma, algo muy transgeneracional que muta de alguna manera. Ser fiel a mí misma es lo único que siento que hará que no dude de mi arte, crear desde el corazón, alineada con mi verdad en cada momento.
Reflexionando sobre el estado de la madre Tierra y el preocupante ritmo al que producimos y consumimos, me planteo: ¿cómo puedo crear a partir de lo ya existente? ¿Cómo puedo transformar elementos que ya tienen vida? Me pregunto cómo puedo unir fuerzas con materiales orgánicos para crear desde un punto de vista más consciente y con un impacto menor. Paralelamente, me interesa también tratar otras temáticas que tengo pendientes, como el tema de mi aborto, la enfermedad y la muerte de mi madre, y cómo integro todos estos mundos que me habitan.
Ana_Sting_2.jpg
Ana_Sting_3.jpg
Ana_Sting_4.jpg
Ana_Sting_7.jpg
Ana_Sting_5.jpg