Samantha Hudson ha vuelto. Y no nos referimos al panorama musical, del que no se ha desprendido desde que lanzase su primer single Maricón. Hablamos de su esperadísimo regreso al instituto, ese lugar en el que Iván González y “la Miranda Mararoff de los pobres” se fusionaron para dar vida a una de las artistas más polifacéticas de la escena creativa nacional. Ahora estrena su último single, Dulce y bautizada, acompañado del que es su videoclip más completo hasta la fecha, en el que reconecta con la canción protesta para hablar de la hipersexualización, el celibato o la castidad. Y como no, de la iglesia.
“El Grindr es mi calvario, estigma del ser humano”, entona Samantha Hudson en su nuevo tema, al que compara con “la candidata de Turquía a Eurovisión”. Y es que, más allá de divertidos símiles o titulares de corte amarillista, la nueva canción de la performer mallorquina es una feroz crítica en clave personal a una sociedad carente de educación sexual y amor propio. Después de haber celebrado la noche despreocupada en Hazme el favor (vente conmigo a bailar), Samantha abraza la fe cristiana y se desliga del pecado carnal. Un regreso a sus orígenes musicales que contrastan con el discurso defendido en su primer single, convertido en su primera gran polémica (y detonante de su ascenso al estrellato), que demuestra que la clave está en el equilibrio.

Dirigido por Fran Granada y producido por Putochinomaricón, el vídeo inspirado en series adolescentes como Glee y en las grandes embajadoras del pop mainstream, nos invita a acompañar a Samantha en su celibato. Sus compañeras de clase, interpretadas por Gad Yola, Gema Díaz y Bendi González recrean una escena propia de un instituto americano de película. Incluso vemos a una monja vestida de Thierry Mugler asumiendo el rol de profesora, interpretada por Venedita Von Däsh, en el que es uno de los grandes looks firmados por los estilistas Diego Rodríguez y Laura Bluetoothgirl. En definitiva, un tema que a pesar de recrear un mundo de ficción de marcado acento surrealista, habla de Samantha, de nosotros y de la sociedad en su conjunto.
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