Hay un momento en la vida de todo ser humano en el que se ve obligado a admitir que el futuro ya no le pertenece. Si a duras penas es dueño de su propio presente, ¿cómo va a intentar escribir el futuro colectivo? Al fin y al cabo, el momento en el que todos sentimos que el futuro es nuestro, que vamos a influir en él, que va a ser tal y como nosotros queramos y decidamos, resulta ser un instante breve y glorioso en la vida humana. Y ese es precisamente el instante breve y glorioso en el que se encuentra Gitano del Futuro.
El nombre artístico es algo que no se escoge de forma gratuita, y seguro que Gitano del Futuro es muy consciente del impacto que su alias iba a causar en cuanto aterrizara en el panorama de la música urbana de nuestro país. Llámalo futuro, progreso o cambio (tal y como él mismo aclara en la entrevista que sigue a continuación), pero lo que está claro es que a todo eso –y mucho más– suena la música de este hombre: a una visión sin corsés ni etiquetas, sin prejuicios ni géneros. Una práctica libre sin red de seguridad que opera en las periferias del trap, lo urbano y el R&B, pero que lleva entrelazado en su ADN una naturalidad rupturista que hace sospechar que estos géneros musicales no van a ser los únicos que le escucharemos a Gitano del Futuro.
Por ahora, y con tan solo un buen puñado de temas sobre la mesa, el artista sigue explorando su entente cordiale con el productor y cómplice Palestina. Junto a él ha facturado su más reciente hit en potencia, una infecciosa Chilli sauce que viene acompañada de un videoclip que, de nuevo, se dedica a empujar límites fronterizos y derribar prejuicios. Un evidente turning point en su todavía fresquísima carrera que sirve, además, de excusa pluscuamperfecta para charlar con él.