Bajo la promesa de convertirse en algo más que un hit viral en Tiktok, Luli aka LVL1 es mucho más que una canción inspirada en el house con letra rap. Como parte de las nuevas voces de la industria musical tiene mucho que decir, y los demás, mucho que escuchar. Representa el retorno al mainstream de la cultura ballroom, enmarcada en la Nueva York de los ochenta, y el voguing como método de expresión contra lo establecido. Así es ella, una persona que tiene muy claro a dónde quiere llegar, pero que todavía está en proceso de construcción para convertirse en el icono que le hubiera gustado tener de pequeña, o también podríamos llamarle, tal y como se define, un alíen o cyborg que llegó de sopetón con una canción tan pegadiza y original que se nos metió a todos durante semanas en la cabeza.
Todos hemos oído hablar de ese “cat-kitty-cat, cat-kitty-cat, cat”, pero más allá de todo esto, cuéntanos un poco sobre ti. ¿Quién se esconde tras la voz de la canción Fvn!?
Una persona chulísima en mi opinión (risas). Soy un alíen criado en Andalucía que siempre ha tenido un micro en la mano y un escenario bajo los pies. Era cuestión de tiempo que acabarais sabiendo de mí.
Antes de ser LVL1 formaste parte del grupo musical Queer Mafia, en el que vuestro sonido se relacionaba algo más con lo urbano y el trap. Tras disolverse el grupo, ¿cuándo decidiste ir por tu cuenta? ¿Qué te llevó a convertirte en solista?
Lo que me llevó a moverme en solitario fue la necesidad de crear. Con el grupo tenía un proyecto sobre el que volcar toda la creatividad y cuando se disolvió me vi totalmente desubicada. Sabía que tenía que seguir haciendo música, pero no fue fácil recuperar la confianza para componer por mi cuenta. Me había acostumbrado a hacer música en equipo, y por otro lado, pensaba que el grupo había sido mi peak. Me gustaría volver a ese momento y contarle unas cuantas cosillas a la Luli triste y desanimada, seguro que fliparía con lo que se le viene.
Llevas poco menos de un año lanzando música. Concretamente en Spotify cuentas con tres canciones: Fvn!, un remix de esta canción y otra junto a Rakky Ripper titulada Lvcky. Pese al poco tiempo que llevas dedicándote a ello, ¿crees que ya has encontrado tu sonido? ¿Hacia dónde te gustaría dirigirlo en tus próximos lanzamientos?
Mi sonido es Fvn! precisamente. Es una canción que hice como carta de presentación, tanto de la música que vengo a ofrecer como de la estética que la va a acompañar (como bien refleja su videoclip en el que interpreto a cuatro de mis personalidades). Me gustaría seguir jugando a rapear y cantar sobre bases inspiradas en el house y en el vogue, al menos un tiempecito más. Luego ya quizá me atreva con algo totalmente distinto.
Tu canción Fvn! tiene referencias directas al hyperpop y la cultura ballroom, todo ello fundido en una melodía que parece incitar a una batalla de voguing. ¿Qué fue concretamente lo que te llamó la atención de toda esta escena cómo para inspirar la composición de tu canción?
Lo del hyperpop me lo dicen mucho pero yo realmente no lo tenía en mente al hacer mi canción, (risas). Yo venía de una época de hiperfijación con la música de los ballrooms y el voguing, que nunca se me ha terminado de ir del todo, pero en ese momento quizá fue cuando más fuerte me pegó. Que yo nunca es que haya estado en un ball ni nada, si yo soy de Algeciras, pero por suerte en esta época tenemos acceso a todo a través de internet y cuando descubrí toda la movida me fascinó. Aprendí a pinchar precisamente con temas de house y vogue (mariconeo me gustaba llamarlo a mí) y cuando ya me aprendí toda mi biblioteca de memoria pensé: “ya que me gusta tantísimo esto, ¿por qué no pruebo a hacerlo a mi rollo?”. Y eso fue lo que me empujó a contactar con Trillfox (el productor del tema) y pedirle una base con influencias de todo eso. Él no había trabajado ese estilo ni lo escuchaba ni nada, pero hizo muy buen trabajo de research y supo sacar el sonido a la perfección.
De igual manera, para lanzar y crear el single Fvn! tuviste que documentarte en profundidad sobre el panorama LGBTQI+ underground de los ochenta, ¿qué dirías que has aprendido en el antes y después de todo el proceso?
Se le puede llamar documentarse o se le puede llamar investigar por gusto, porque realmente a mí el Nueva York queer de los 80 me apasiona desde siempre, pero no tenía muy claro de qué trataba el fenómeno de los ballrooms y todo eso. Así que me puse a curiosear por ahí, ver de qué iba la cosa, qué música sonaba, qué estética tenía, quiénes lo inventaron, etc. También aprendí que quienes crearon toda esta fantasía fueron personas negras y latinas del colectivo, que eso es algo que yo como persona blanca siempre tengo en cuenta e intento mencionar porque se lo debemos todo a ellas.
Históricamente, el hecho de que las mujeres trans negras y latinas fueran totalmente excluidas de la sociedad y tuvieran que organizar estas especies de congregaciones para sentirse libres es algo que realmente asusta. Como referencia a todo este asunto, ¿existe alguna relación entre esa cara B de la escena ballroom y la reivindicación que haces en tu trabajo?
Desgraciadamente el mundo todavía no es un espacio totalmente seguro para las personas LGBTIQ+, así que creo que tanto yo, como el resto de artistas del colectivo, estamos creando espacios de libertad para nuestra gente, del mismo modo que los ballrooms eran un espacio seguro donde sus participantes podían ser quienes quisieran.
Yo intento llevar por bandera las cosas que me sacan de la cisheteronorma para ayudar y acoger a todos aquellos que aún no se atreven a vivir como querrían, o que por circunstancias externas no pueden hacerlo. Me gusta pensar que mis canciones van a ser un espacio seguro para todas estas personas, ya que cuando yo escribo no hay un género ni una orientación sexual impuesta por ningún lado. Mi música es para pasarlo bien y olvidarse por un momento de todas esas cosas feas contra las que aún tenemos que seguir luchando.
Yo intento llevar por bandera las cosas que me sacan de la cisheteronorma para ayudar y acoger a todos aquellos que aún no se atreven a vivir como querrían, o que por circunstancias externas no pueden hacerlo. Me gusta pensar que mis canciones van a ser un espacio seguro para todas estas personas, ya que cuando yo escribo no hay un género ni una orientación sexual impuesta por ningún lado. Mi música es para pasarlo bien y olvidarse por un momento de todas esas cosas feas contra las que aún tenemos que seguir luchando.
Sigamos analizando tu éxito viral: su letra representa todo un statement sobre el tipo de imagen y actitud que quieres transmitir como artista. Su videoclip encarna varias facetas o personalidades de ti misma a través de estéticas y looks diferentes, ¿cuál es la relación que existe entre el videoclip de la canción, su letra, y todo ese mensaje del que nos hablas?
El videoclip es una representación visual del sonido de la canción, de una forma casi sinestésica. Yo escucho el tema y automáticamente me imagino merodeando cualquiera de los cuatro mundos representados en el vídeo. El mensaje es lo más sencillo que puede haber: “hola, aquí estoy, esto es lo que ofrezco, vamos a pasarlo bien”. Es una pequeña carta de presentación sobre mi rollo y mi actitud. No es nada muy profundo porque, sinceramente, a veces la música está bien siendo sencillita y divertida. Ya hay mucha gente por ahí escribiendo letras demoledoras. Habiendo una Mitski y una Phoebe Bridgers en el mundo, no creo que haga falta más, yo mejor me dedico a escribir cosas locas y simplemente ir con el flow.
Tu éxito se dio gracias a TikTok, una red social que de por sí trabaja a muchísima más velocidad que el resto. Es una aplicación creada, aparentemente, en base a la instantaneidad, hoy estás en algún puesto top del momento y tras poco más de una semana, puede que ya nadie se acuerde de esa canción. Desde tu experiencia y como artista que ha triunfado de esta manera, ¿te da miedo pensar que te puede suceder algo así? ¿Cómo piensas trabajar en esto?
Ese miedo siempre existe, pero estoy tranquilx porque llevo preparándome para un momento como este toda mi vida. Algunas personas se quedan en el hit y ya no saben continuar o prefieren no hacerlo porque sinceramente da mucho vértigo, pero yo no sé hacer otra cosa que no sea esto. Ahora tengo la oportunidad de hacer más música y mejor, y en eso estoy aprovechando mis días. Es una amenaza, vais a escuchar mucho más de mí.
Todo este proceso tuvo que impactarte un poco. De momento te vuelves viral y encuentras miles y miles de reproducciones y seguidores en tu canción y redes. ¿Qué diferencias crees que existen entre una canción o artista que triunfa de esta manera en comparación con otra que lo hace de forma convencional y a través de, por ejemplo, las radios o discográficas?
Todavía me sigue impactando. A veces paro y me pega la ansiedad en la cara porque mi vida ha dado un giro de 180 grados en un verano, y a mi cerebro le cuesta comprenderlo del todo. Creo que quizá la diferencia es lo rápido que se expande todo por Tiktok; además es que es de la noche a la mañana. Te levantas y tienes el móvil reventando a interacciones porque se te hizo viral un vídeo de 15 segundos, empiezan a seguirte en masa... Es una locura porque pasas de nada a todo en cuestión de días.
Y tú, ¿cómo gestionaste emocionalmente todo este boom? ¿Qué pensabas en esos momentos?
Quería estar súper feliz pero a la vez era tan irreal que no podía. ¿Sabes la sensación de cuando te pasa algo súper bueno y de pronto tu cerebro decide chincharte y meterte en la cabeza pensamientos negativos como “tiene que tener trampa” o “esto va a durar poquísimo”? Básicamente eso, solo que lo que estaba en juego ahora era el sueño de toda mi vida. Me despertaba todos los días aliviada porque seguía siendo verdad y me iba a dormir con miedo a despertarme y que hubiera sido un sueño. Pero poco a poco me estoy haciendo a la idea de que estas cosas locas pueden pasar y que tengo que estar agradecidísimx por ello.
Ahora que planteas seguir lanzando música, ¿hacia dónde piensas enfocar tu sonido? ¿Seguirás siendo fiel a la música pop por el momento?
Como comenté antes voy a intentar mantenerme en mi sonido un tiempecito más. Pero, por supuesto, siempre teniendo en cuenta hacia dónde evoluciona la música en el momento. Soy una persona que adora su época y me interesa muchísimo mantenerme siempre al tanto de los sonidos que son tendencia. No creo que me pase al hyperpop, pero por supuesto es un género al que atiendo mucho y del que tomo inspiración ya que creo que estamos en su edad de oro.
Me gustaría poner un tema sobre la mesa que está en auge últimamente. A raíz del fenómeno queerbaiting están surgiendo muchos artistas, actores y modelos que, no perteneciendo a ningún grupo social minorizado, se están apropiando de la estética queer para generar un beneficio extra. Desde tu punto de vista, ¿consideras que es algo bueno por la visibilización, la libertad de expresión de género y demás o, por el contrario, lo ves como algo negativo más relacionado con sacar tajada del colectivo?
No me parece bueno pero tampoco me parece malo en sí. Da coraje, eso sí, claro, porque parten desde una posición de privilegio por la cual saben que van a tener buenísima acogida haciendo cosas que se salen de los establecido que igual si las hacen los jóvenes LGTBIQ+ reciben bullying en sus institutos y les hacen la vida imposible. Quizá me parece un poco irrespetuoso, pero a la vez pienso, ¿qué más me da que un tío cishetero se ponga una falda? Ahí entra en conflicto el peso de las acciones individuales frente al peso de los movimientos colectivos. No sé, no soy sociólogx (risas).
Por último, Luli, y aprovechando que todavía estás en proceso de construcción, ¿en qué tipo de artista dirías que te gustaría convertirte en un futuro?
En la clase de artista que me habría gustado a mi tener entre mis referentes cuando era adolescente, alguien que habla su verdad y hace arte desde el corazón, o un cyborg.