Han dicho de ellas que son joyas “anárquicas” y “antisistema”, pero ya son muchas personas las que han caído rendidas a sus pies. Tras entrevistar a una de sus fundadoras, Claire O’Keefe, hace unos meses, Keef Palas nos presenta ahora su primer film, dirigido por Javier Ferreiro y producido por Amor y Lujo. Chapter One –como lo titulan– es un proyecto artístico situado en Barcelona, más concretamente en la montaña de Montjuïc, protagonizado por esculturas inertes y las fundadoras de la marca haciendo top manta en un ejercicio de amor por la naturaleza y lo rebelde a partes iguales.
La conexión entre la firma y la productora no ha sido casual. “Ya nos conocíamos de trabajar juntos en otros proyectos y nuestro entendimiento en el ámbito profesional supera expectativas”, nos explican. Almudena, una de las fundadoras de Amor y Lujo, eligió este proyecto artístico para poner en marcha su productora y crear un vídeo con trasfondo conceptual.
En el film se puede ver el deseo y la atracción que sienten algunas personas por las esculturas de piedra. Ese fetichismo por las figuras humanas inmortales y por su cara opuesta, el culto por otros objetos –como son las joyas absolutamente mortales de Keef Palas– es el punto de partida y el concepto vertebral que la firma y el director Javier Ferreiro tomaron para esta pieza en movimiento.
Llama la atención la acción de las creadoras, Claire y Eugenia, cuando enjoyan a las esculturas de un entorno cuya entrada es bastante restringida como lo son los Jardines de Joan Maragall. “Buscamos reflejar las tensiones que encontramos tanto temporales como espaciales entre lo natural y lo industrial del momento que vivimos ahora. La ciudad y la naturaleza. Las distintas perspectivas entre lo efímero y lo eterno”. Pero la cosa no acaba aquí, sino que siguen montando un top manta como principio del comercio tradicional. “Nosotras generamos algo a través de estos happenings y si ello atrae a la gente y provoca una reacción, sea cual sea, lo interpretamos como que el proyecto tiene sentido y nos anima a seguir adelante”.
Sin duda el film refleja a la perfección lo que es la firma –y sus creadoras– y lo que representan sus joyas: “Un culto a la naturaleza y a lo efímero que hacen tambalearse los principios en los que se fundamenta todo el sistema actual de la moda”. Estas, como se puede ver en el momento del top manta, siguen un packaging funcional con un guiño conceptual. “A través de un símil visual con productos refrigerados que encontramos en los supermercados, señalamos que nuestros productos también tienen fecha de caducidad”, dicen. Y es que, como todos los elementos de la naturaleza, “una vez abiertas comienza su inevitable curso vital”.
En el film se puede ver el deseo y la atracción que sienten algunas personas por las esculturas de piedra. Ese fetichismo por las figuras humanas inmortales y por su cara opuesta, el culto por otros objetos –como son las joyas absolutamente mortales de Keef Palas– es el punto de partida y el concepto vertebral que la firma y el director Javier Ferreiro tomaron para esta pieza en movimiento.
Llama la atención la acción de las creadoras, Claire y Eugenia, cuando enjoyan a las esculturas de un entorno cuya entrada es bastante restringida como lo son los Jardines de Joan Maragall. “Buscamos reflejar las tensiones que encontramos tanto temporales como espaciales entre lo natural y lo industrial del momento que vivimos ahora. La ciudad y la naturaleza. Las distintas perspectivas entre lo efímero y lo eterno”. Pero la cosa no acaba aquí, sino que siguen montando un top manta como principio del comercio tradicional. “Nosotras generamos algo a través de estos happenings y si ello atrae a la gente y provoca una reacción, sea cual sea, lo interpretamos como que el proyecto tiene sentido y nos anima a seguir adelante”.
Sin duda el film refleja a la perfección lo que es la firma –y sus creadoras– y lo que representan sus joyas: “Un culto a la naturaleza y a lo efímero que hacen tambalearse los principios en los que se fundamenta todo el sistema actual de la moda”. Estas, como se puede ver en el momento del top manta, siguen un packaging funcional con un guiño conceptual. “A través de un símil visual con productos refrigerados que encontramos en los supermercados, señalamos que nuestros productos también tienen fecha de caducidad”, dicen. Y es que, como todos los elementos de la naturaleza, “una vez abiertas comienza su inevitable curso vital”.