Después de lanzar su primer libro Barcelona se muere y tras haberse proclamado ganador de la decimonovena convocatoria del Premi Joves Fotògraf(e)s – Inspai con su muestra Identitats vàlides, Isaac Flores se embarca ahora en un nuevo (y emocionante) proyecto. Y necesita nuestra ayuda. Herencia, su segundo libro fotográfico, será una realidad si alcanza la financiación necesaria en la campaña que ha emprendido en la plataforma de micromecenazgo Verkami, en un plazo no superior a 40 días. “Si no se llega a la meta, la plataforma devuelve el dinero a todo el mundo automáticamente,” explica el fotógrafo barcelonés, quien ofrece recompensas exclusivas –como prints de Samantha Hudson o Fernanda de Cantillana– para aquellos que se decidan a apoyar su trabajo.
Y es que sería una pena que una obra tan completa y necesaria como Herencia no llegara a materializarse. Un libro en el que el color y el paisaje van de la mano en forma de fotografías tomadas (casi en su totalidad) en Barcelona, y en el que han colaborado más de cincuenta artistas. “Una gran parte de las imágenes están pensadas desde cero, mientras que en mi primer libro la mayoría eran espontáneas”, comenta sobre su nuevo trabajo, en el que también rescata algunas imágenes de su archivo 2018-2019. El proyecto está cerca de alcanzar la mitad de la financiación, puedes apoyarlo a través del siguiente enlace.
Isaac, Herencia es tu segundo libro fotográfico. ¿Qué diferencias y similitudes existen respecto a Barcelona se muere?
Barcelona se muere (2017-2018) nace de un sentimiento de enfado por la masificación turística, la pérdida de identidad de la ciudad, la indignación por la falta de espacios y oportunidades para la gente queer local. También te digo que no estaba muy estable mentalmente en esa época. La mayoría de fotos están disparadas por la noche en el Raval, todas las fotografías eran en blanco y negro. Son mis comienzos como fotógrafo queer. El formato ideal era hacer como una especie de fanzine muy asequible para todo el mundo. Ahora, cuando lo veo por casa, me río bastante, por no llorar, con el título. Luego, las fotos parecen sacadas hace 20 años cuando solamente han pasado 3 o 4, ha cambiado todo mucho; o esa es mi sensación.
La idea de crear Herencia nace del primer confinamiento, en 2020. Cuando estaba claro que el asunto no iba a durar un mes, y empiezas a sentir la necesidad de tener alguna motivación u objetivo en mente para evadirte. En este libro hay mucho color, la gama cromática es algo que me obsesiona. He jugado bastante con el paisaje, cosa que antes no hacía mucho. Una gran parte de las imágenes están pensadas desde cero, mientras que en mi primer libro la mayoría eran espontáneas. Cuando la gente pueda ver el libro físico –si consigo la financiación (risas)–, parecerá que están viendo un micro universo donde la reapropiación del espacio público y diurno es un ‘hecho’. Y te lo digo entre comillas porque no es verdad, ni de lejos.
La idea de crear Herencia nace del primer confinamiento, en 2020. Cuando estaba claro que el asunto no iba a durar un mes, y empiezas a sentir la necesidad de tener alguna motivación u objetivo en mente para evadirte. En este libro hay mucho color, la gama cromática es algo que me obsesiona. He jugado bastante con el paisaje, cosa que antes no hacía mucho. Una gran parte de las imágenes están pensadas desde cero, mientras que en mi primer libro la mayoría eran espontáneas. Cuando la gente pueda ver el libro físico –si consigo la financiación (risas)–, parecerá que están viendo un micro universo donde la reapropiación del espacio público y diurno es un ‘hecho’. Y te lo digo entre comillas porque no es verdad, ni de lejos.
¿Cómo definirías este libro en una sola frase?
Como una especie de Decamerón subversivo y a la española. Salvo que en vez de huir de la peste bubónica a una villa a las afueras de la ciudad con lxs amigxs, me enclaustré en el piso y casi solamente quedaba para hacer fotos al aire libre mientras estuve de ERTE y luego en el paro. El único sitio donde viajé fue a Córdoba la primavera pasada y porque Carvento tiró la primera piedra. Lo mío no es viajar. Las demás fotos han sido en Barcelona y alrededores.
Llevas 2 años trabajando en esta nueva obra, en una época marcada por la pandemia mundial y las consiguientes restricciones. ¿Cómo ha sido el proceso de desarrollo de la misma?
Te ibas adaptando a las medidas. Al principio hice muchas fotos en terrazas, patios y balcones porque la movilidad era reducida por la calle. También aproveché que el centro de Barcelona parecía un decorado de película sin turistas. Luego, cuando se relajó la movilidad por la calle y la mascarilla era obligatoria, algunas veces la introducía en la sesión o nos íbamos a sitios apartados sin gente. Tampoco ha costado mucho porque yo siempre me las he apañado disparando en la calle. Estoy bastante cómodo con la incertidumbre del momento y suelo ser bastante resolutivo. Lo malo es que hay muchos factores que no puedes controlar como el tiempo o la gente maleducada, pero por suerte no hemos tenido ningún susto. E hice el viaje a Córdoba cuando dejaron de pedir el certificado de movilidad entre comunidades. Luego he rescatado imágenes de archivo del 2018 y 2019 que encajaban perfectamente en la temática.
Has apostado por Verkami, plataforma de micromecenazgo, para poder asumir los costes y hacer de este modo el proyecto realidad. ¿En qué consiste exactamente? ¿Qué recompensas podemos encontrar y cómo ha sido la respuesta por parte del público a la iniciativa?
Claro, el micromecenazgo es un concepto bastante raro todavía en España, y a menos que seas fan de La Prohibida, la gente no sabe qué es. Mi Verkami es como una especie de preventa del libro para poderlo financiar. La campaña tiene una duración de 40 días, si no se llega a la meta, la plataforma devuelve el dinero a todo el mundo automáticamente. Así que no tengáis miedo de invertir, al contrario. Se puede adquirir el libro solamente, o junto a otras recompensas como prints de Fernanda y de Samantha. La semana pasada incluí un pack exclusivo para librerías o distribuidoras, y lo ha adquirido Ilovepaper. Estoy feliz porque la respuesta ha sido buena, y precisamente no son momentos fáciles –económicamente hablando– para nadie. El proceso está siendo un poco desesperante porque, hasta que no se llegue a la meta, Herencia corre el riesgo de no ser una realidad y sería una lástima. No era mi sueño hacer un Verkami porque yo tenía ahorrado un dinero y esperaba tener un trabajo digno que me permitiera conseguir el resto, pero cuando llega una crisis siempre sobramos. Y como la figura del fotógrafo no puede estar más denostada, me es imposible tirar el proyecto de mi bolsillo.
De Samantha Hudson a Mina Serrano o Megane Mercury, has contado con la participación de más de cincuenta artistas. ¿Alguna anécdota que quieras compartir? ¿De qué forma han participado en el proyecto?
Te puedo contar que la sesión con Samantha Hudson, Rebeca Sueiro y Medusa Alegre iba a ser en un toro de Osborne, pero claro, estábamos a mediados de agosto del 2020, en medio de una ola calor. Me apiadé del equipo y al final nos fuimos a un polígono de Badalona. Para hacer las fotos en el Cristo de los Faroles quedamos a las 6 de la madrugada, para que la luz fuera plana. Esa noche, Carvento no durmió haciendo el traje de farolillos. El día anterior, habíamos hecho unas fotos en los patios de flores con Belial por la tarde a última hora.
La sesión con Abelarda, Fernanda y Medusa por Las Ramblas fue muy bonita porque no había apenas gente e hicimos el paseo de las paradas de flores hasta Las Golondrinas, y la gente no molestaba gracias a lo de la distancia social. Con Panterino solamente pude salvar un par de fotos porque el sol se fue y empezó a hacer mucho viento de golpe. Hizo el maquillaje Kelin Dura, que también aparece en el libro. Y por último, la portada es de Mina Serrano, que estuvo Vanina ayudando. Hacía mucho calor, nos comieron los mosquitos y hasta ahí puedo contar.
La sesión con Abelarda, Fernanda y Medusa por Las Ramblas fue muy bonita porque no había apenas gente e hicimos el paseo de las paradas de flores hasta Las Golondrinas, y la gente no molestaba gracias a lo de la distancia social. Con Panterino solamente pude salvar un par de fotos porque el sol se fue y empezó a hacer mucho viento de golpe. Hizo el maquillaje Kelin Dura, que también aparece en el libro. Y por último, la portada es de Mina Serrano, que estuvo Vanina ayudando. Hacía mucho calor, nos comieron los mosquitos y hasta ahí puedo contar.