Un emplazamiento único y un trabajo artístico exquisito se dan cita en la exposición del artista catalán Yaya Tur. Astrágalo, un viaje sobre lo antropomorfo a través de la escultura que nos recuerda al trabajo de genios como Moore y que recupera las raíces de Yaya Tur como artista plástico. El espacio de Azul Tierra (Córsega 276-282, Barcelona), donde se circunscribe la exposición, ofrece una deliciosa puesta en escena en la que, a modo de aventurero, uno va descubriendo las piezas de Yaya entre los tesoros y antigüedades de la tienda. Un trayecto narrativo donde el blanco da paso al dorado para desembocar en el negro. Abierta a todo el que quiera verla hasta finales de este mes, no deberíais perderos la posibilidad de ver en vivo y en directo la increíble obra de este maestro escultor. Hoy nos sentamos con él entre el delicioso caos de Azul Tierra para saber que es "Astrágalo" y conocer un poco más al artista.
Pregunta ineludible. ¿Por qué es el Ástragalo el epicentro de esta exposición y qué hay detrás de esta premisa?
Hay varias razones. Aparte de que yo he intentado de algún modo volver a mis orígenes, a mis primeros ejercicios de volumen muy a menudo vinculados a los huesos, el astrágalo es además de un hueso del cuerpo humano, el precursor de la taba, algo que al fin y al cabo es un juego donde interviene mucho el azar. Y el azar supuso en mi trabajo, además de la abstracción, algo importante. Hay veces cuando estás modelando que dejas el gesto y eso es precioso, es algo que no tocas más. El caso es que el astrágalo en sí, es más una cuestión vinculada al azar que al hueso del cuerpo humano al que también da nombre.
La líneas que definen estas obras tienen un carácter marcadamente antropomorfo, siempre desde lo abstracto. ¿Qué explica la morfología de tus piezas?
Hay algo que ha marcado mucho mi trabajo. He estado mucho tiempo en el campo de la producción. Me dedicaba a hacer prototipos y mobiliario, así como producción para artistas. Joan Morey por ejemplo, Carles Congost, David Bestué y Marc Vives, y al final te conviertes un poco en maestro de taller para muchos de ellos. Eso hizo que por mucho tiempo no me apeteciese trabajar en mis propias obras, por vergüenza de algún modo. Mis referentes eran de otra escuela menos vinculados a sus discursos más conceptuales. Y en cierto modo ha sido por eso, ahora quiero recuperar esa tradición de mi manera de hacer, de mi esencia como artista.
Me da la sensación que la suntuosidad de las formas hablan de algún modo de lo femenino. ¿Existe ese referente en las obras de esta exposición?
Sí, especialmente las piezas grandes, las de color negro en gran formato están muy vinculadas al cuerpo de la mujer. Como te decía, estoy volviendo a mis comienzos. El dibujo siempre ha sido una base y para crear utilizo modelos de verdad e incluso imágenes de revistas. Luego hay algo que también diferencia mucho, que son los acabados. Un acabado más brillante y pulido siempre le da a la pieza mucha más feminidad que si la dejas en un estado más matérico.
Es interesante como al caminar por la exposición ves una narración de formatos y materiales. La pieza principal en blanco, las obras más pequeñas en dorado y los gigantes en negro. ¿Cómo planteasteis la exposición con Azul Tierra y cómo es la lectura de su conjunto?
Pues al comienzo la idea era hacer solo los escaparates, pero pensándolo más y teniendo en cuenta el espacio pensé que podría mostrar más de mi trabajo y completarlo con más variedad de piezas. Como a Toni de Azul Tierra le gusta mi obra, pensó que era buena idea e hizo un gran trabajo con la colocación de cada una. Haciéndote disfrutar no solo de las esculturas, sino de todo lo que hay aquí.
¿Hay entonces un concepto global de colección en esta exposición?
Es un encuentro de varias. Las doradas son una, las negras otra y Astrágalo, la pieza más grande, es otra por sí sola. Las doradas están más vinculadas a un universo toy, Murakami y el arte japonés por ejemplo, son también referentes para mí. Decidimos hacerlas de latón porque así tenían más fuerza, la fibra de vidrio pierde un poco en piezas de menos formato. Estas las coges y te das cuenta que pesan una barbaridad.
Entonces, detrás de cada material o acabado hay un significado que define la colección, entiendo.
Es lo que te comentaba antes del azar. Yo por ejemplo hago piezas en mármol de Carrara, la última vez que estuve allí me traje unas buenas piedras, y a veces pasan accidentes. Una vez haciendo una de las esculturas grandes estaba compartiendo el espacio con otra que estaba realizando en mármol, entonces ese polvo del trabajo de la piedra se depositó sobre el gelcoat todavía fresco de la pieza, y al pulirlo aparecieron una manchas muy peculiares que al principio no entendí de donde salían. La cuestión es que la fibra de vidrio, que siempre tiene este aspecto tan plástico, al caerle este polvo de mármol se convierte en otro material.
No hay duda que la perfección es algo muy patente en tu trabajo. Los acabados son de una pureza increíble, ¿te consideras perfeccionista?
Mucho. El problema es que hay que desaprender. Es verdad que lo que yo hago es llegar al límite del pulido para encontrar la perfección, pero como puedes ver en mis últimas piezas, ya no están tan brillantes. Me gusta ver la herida del lijado, la huella; siempre desde lo sutil, sin hacerlas muy evidentes. Son fases que vas pasando, forma parte de un proceso de evolución.
Los que escribimos sobre arte siempre buscamos los referentes, supongo que para poder aferrarnos a algo que describa mejor el trabajo de un artista. En tu obra está claro que Moore, Arp incluso Kapoor en algunos momentos son de algún modo amigos de tu trayectoria. ¿Quién hay que haya sido una gran influencia?
Hans Arp y Alberto Viani son claros referentes, pero como escultor, pese a que todo ello es importante, cuando uno está en el estudio es distinto. Por ejemplo, cuando uno está pensando en hacer una silla, lo primero ante todo es que sirva para sentarse, y para sentarse puede haber muchas formas pero solo un manera, sentarse es sentarse. La idea es que estas esculturas, pese a las referencias, responden a mi manera de sentarme, que solo hay una, y respondan al tipo de escultura que a mí me gusta. Al final, a mí lo de las referencias me gusta dejárselo a los críticos o periodistas que son los que tienen que ver si abres un camino o no, eso uno no lo ve cuando está creando.
¿Por cuál de tus piezas aquí tienes especial devoción?
Pues Astrágalo es la más importante para mí ahora. He tardado tres meses en producir esta exposición. Son veinte piezas, de las cuales dos estaban anteriormente aquí, el resto son todas completamente nuevas. Con Astrágalo e introducido el color blanco, que es con lo que estoy trabajando ahora, es la más representativa y en la que más he experimentado. He aplicado resinas entintadas, transparentes y he jugado mucho con las texturas mates. Antes también hacia esculturas con mármol policromado y experimentando cosas con color, pero pensé que era demasiada información. Preferí apostar por algo monocromático. La idea es encontrar ese material nuevo. Todas esas pruebas, son maneras de desvincularme de las connotaciones industriales de la fibra para fundirlas con la artesanía.
Estando en el circuito artístico de la ciudad, ¿cómo ves el sector del arte en Barcelona?
Es bueno que me lo preguntes. El otro día estaba con una galerista y le comentaba que iba a exponer aquí, en Azul Tierra. Me decía que no era un galería, pero es que al final yo creo que es más fácil entender mi esculturas en un entorno como este, que no es el de una galería, y donde no existe esa barrera del juicio cultural que a veces existe en otros espacios. Las galerías son necesarias pero se establece una barrera con el cliente que quiere comprar arte que es muy dura. Con Toni aquí es ideal, hay un planteamiento distinto, más cercano.
Está claro que los discursos museísticos son muy rígidos.
El mundo de las galerías aquí es complicado. Esta el SWAB que, no nos engañemos, no es ARCO, y podríamos tenerlo si existiese la infraestructura de galeristas, compradores y de educación.
En cuanto a la educación, me ha parecido curioso que estudiásemos en los mismos lugares, con trayectorias obviamente muy distintas. ¿Cómo fue tu experiencia con la educación creativa y cómo la ves en la actualidad?
Mis años en la Escola Massana fueron increíbles. Allí aprendí muchísimo de materiales. Hacía cerámica, y por aquel entonces te encontrabas en clase a muchas marujas (risas). Aprendía con mujeres de sesenta años que hacían cosas increíbles. Fue una gran experiencia de aprendizaje. Después, en Bellas Artes, todo cambió bastante. No me gustó mucho. Me parecía un lugar poco fértil y muy de espaldas al extranjero. Seguro que hay grandes profesionales trabajando allí, pero digamos que mi experiencia no fue buena. Nos queda mucho por hacer en relación a otros países. Pero pasa igual en el ámbito de la producción. Noté mucho el descenso de trabajo, encontrándome con un taller de 170m2 completamente parado. Al final eso ha sido lo que me ha traído hasta aquí. Fue uno de los motivos por el que me lancé a hacer mi propuesta, y bueno... aquí esta el resultado.
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