Xevi Fernández siempre mira hacia delante y piensa en qué paso es el siguiente. Tras presentar sus tres primeras colecciones en la pasarela Samsung EGO de Madrid, ahora quiere focalizar sus energías en ferias internacionales para estar en contacto con compradores. Y la pregunta es: ¿qué pensarán de su última colección, inspirada en un niño que vivió encerrado hasta la adolescencia rodeado de pájaros y comiendo pienso por culpa de una madre psicópata? A nosotros nos ha encantado, así que le hemos entrevistado para saber un poco más sobre qué le llamó la atención de esta historia, y de paso conocer un poco mejor al creativo que se esconde detrás.
Cuando nos nombran a Xevi Fernández, ¿qué es lo que debemos saber sobre él?
Principalmente que es un enamorado del arte en todas sus facetas, que desde pequeño tuvo mucha curiosidad en aprender todo lo referente al dibujo, la pintura, la musica y la danza. Creció en un ambiente donde se daba mucho valor a la parte más artesanal de la confección, pasando todas las tardes de su infancia en la merceria que regentaba su familia mientras observaba cómo las mujeres del pueblo (La Bisbal de l’Empordà) tejían sus propias prendas. Seguramente por ese motivo acabó decidiendo que la carrera que debía empezar era la de la moda.
Has estudiado en Barcelona y, sin embargo, desfilas en Madrid. ¿Por qué la escogiste para mostrar tus diseños?
Elegí Madrid básicamente por la oportunidad que me ofrecía de presentar mis colecciones en la pasarela Samsung EGO, además de las reperscusión que tiene a nivel de prensa y de contactos. Es una muy buena manera de empezar. En Barcelona ya no queda ninguna plataforma que apoye el trabajo de los diseñadores emergentes, al menos al nivel en el que está Madrid.
Aunque en España hay un tejido de moda bastante fuerte, es cierto que no es uno de los países mejor posicionados a nivel mundial por que lo que a industria respecta. Como diseñador joven, ¿cómo ves el panorama? ¿Cuáles son los retos más difíciles con los que te encuentras a la hora de ser un diseñador novel en España?
Precisamente ese es uno de los retos más difíciles que me encuentro cuando empiezo una colección. Personalmente le doy mucha importancia a los tejidos y me gusta poder innovar en ese sentido. El abanico de posibilidades en España no es tan amplio como en otros países, que cuentan con grandes ferias y distribuidores donde se pueden conseguir esos tejidos especiales que los que valoramos esa parte del diseño buscamos. Por ese motivo nos vemos casi obligados a buscar tejidos fuera de nuestro país, lo que hace que todo el proceso sea más complicado y se encarezca.
¿Has pensado buscar oportunidades en el extranjero? Si tuvieras que irte de Madrid, ¿a dónde irías y por qué?
Sí, creo que la moda en nuestro país no se valora tanto como en otras partes, como por ejemplo París o Nueva York. Eso hace que te replantees el proyectar tu marca en el extranjero, para poder así tener más oportunidades. Ese es en el punto en el que estoy ahora. Mi intención es presentar la marca en ferias internacionales, empezando por París por la proximidad y porque es una ciudad que creo tiene una sensibilidad especial en todo lo referente a la moda.
Tuviste la oportunidad de hacer un internship con Josep Font, el director creativo de Delpozo. ¿Qué fue lo que te aportó esa experiencia? Cuéntanos el mejor consejo que te dio, o la lección más importante que aprendiste de él.
Cuando todavía no había terminado los estudios me ofrecieron hacer las prácticas con él, y la verdad es que aceptarlo fue la clave para que acabara apostando por crear mi propia marca. Poder ver de cerca todo el proceso creativo hizo que me enamorara más de todo lo que representa crear una colección. Lo que más aprendí fue dar mucho valor a los pequeños detalles y entender que hacen que cada prenda tenga algo especial que la hace única.
En las tres colecciones que has presentado podemos ver, a través de los colores, las siluetas y los tejidos, un estilo futurístico. ¿Qué papel juega la tecnología en tu proceso creativo y de producción?
En las tres colecciones que he presentado hasta ahora la tecnología juega un papel bastante importante, sobre todo en las dos primeras, en las que colaboré con el IAAC (Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña) para realizar algunas prendas cortadas a láser. En la tercera colección colaboré con Comme des Machines, quienes realizaron los pendientes impresos en 3D. Me gusta estar informado de los avances tecnológicos y tenerlos en cuenta a la hora de trabajar, creo que es un valor añadido en el resultado final.
“Vanya vivía en una habitación sin saber lo que pasaba en el exterior y creyendo lo que su madre quería que creyera, que él era una pájaro; nosotros vivimos en una sociedad y, aunque no estemos encerrados como él, acabamos viendo y creyendo lo que ‘los de arriba’ quieren que creamos.”
De la primera colección a la última vemos una gran evolución en cuanto a formas y tejidos: si antes destacaban el látex o los accesorios futuristas, ahora destacan los tejidos más fluidos y las formas más relajadas. ¿Qué ha sucedido para que cambies el rumbo de tu trabajo?
Cada colección va en consonancia con la inspiración. Los referentes de las dos primeras eran temas que se dirigían hacia una idea más futurista y fueron representados en colores más estridentes y texturas frías. En la última, en cambio, el tema que mueve la colección es mucho más humano: habla de sensaciones y sentimientos personales que, a mi forma de ver, han requerido otra forma de ser representados, usando colores naturales, tejidos blandos y siluetas más relajadas.
Tu última colección, The Bird Boy, se inspira en la historia de Vanya Yudin, un niño ruso que a los ocho años solo había vivido encerrado en una habitación acompañado de pájaros enjaulados. Nunca había tenido contacto humano, no hablaba, y su madre lo había alimentado con pienso hasta que los servicios sociales lo rescataron en 2008. Cuéntanos, ¿cómo descubres esta historia tan descabellada y en qué punto decides convertir a Vanya en el protagonista de la colección?
La historia de Vanya me cautivó desde la primera vez que la leí en el periódico hace unos años; desde ese momento supe que sería el tema de inspiración de una de mis colecciones. A veces hay historias, personas o situaciones que, por algún motivo, llegan a tocar una parte de ti y hacen que te remuevas por dentro y que quieras crear algo. Cuando leí la historia empaticé mucho con Vanya, me puse en su lugar y pude imaginar por lo que había pasado. Eso en mi cabeza se transformó en colores, texturas, estampados, etc.
¿Te sientes identificado de alguna manera con Vanya? ¿Qué es lo que más te llamó la atención de su relato? Al fin y al cabo, no es el primer niño que ha sido criado entre animales de forma disfuncional. ¿Por qué él y no otro?
Creo que todos nos sentimos identificados con Vanya aunque no seamos del todo conscientes. Vanya vivía en una habitación sin saber lo que pasaba en el exterior y creyendo lo que su madre quería que creyera, que él era una pájaro; nosotros vivimos en una sociedad y, aunque no estemos encerrados como él, acabamos viendo y creyendo lo que ‘los de arriba’ quieren que creamos. Su madre, en nuestro caso, sería la prensa y la política. Elegí la historia de Vanya por su relación con los pájaros y porque, quitando la parte dramática, creo que es una historia muy poética y llena de similitudes con la vida real.
La historia de Vanya se ve muy claramente en las prendas y accesorios: desde los bolsos en forma de jaula hasta las camisas y pantalones con el nombre en ruso escrito, pasando por lo más conceptual, como los tejidos fluidos y ligeros (como los pájaros) y la foto de un chico en el look de cierre. ¿Hay algún elemento que nos hayamos dejado y que también represente la historia?
Sí, además de los tejidos, la imagen del chico que representa a Vanya y la tipografía rusa, también está el estampado en blanco y negro de líneas irregulares. Simboliza la mezcla de sombras en el suelo de la habitación de Vanya creadas por las jaulas de los pájaros que vivían en la misma habitación que él; una imagen con la que Vanya tuvo que convivir durante toda su infancia y que, seguro que más de una vez, se proyectaría encima de su propio cuerpo.
En la colección hay un par de prendas que tienen estampado el retrato de un chico. Paralelamente, en tu Instagram hemos visto fotos de la campaña a cargo del fotógrafo David Gómez Maestre, y en ellas aparece el mismo chico. Así que, por lo que imaginamos, el modelo estampado en la prenda será también quien la lleve, creando así una especie de metafotografía autoreferencial. ¿Cuál es la intención de crear este loop?
La intención es la de representar que, aunque la historia tiene una parte poética e inspiradora, no se está dejando de frivolizar un hecho triste y dramático. Es una crítica a lo que estamos viviendo cada día, donde parece que no hay límite en el respeto hacia la vida de las víctimas en general. Arnau, que es el modelo de la fotos de la campaña y encarna a Vanya, puede finalmente llevar una prenda donde él mismo es representado sin tener en cuenta la raíz y el sufrimiento vivido.
¿Qué planes de futuro te esperan?
Mi idea antes de volver a desfilar en otra pasarela es presentar las próximas colecciones en ferias internacionales para poder tener contacto directo con los compradores y poder introducirme en la parte más comercial, que creo que es lo que debo hacer ahora. Presentar las colecciones en las pasarelas ha estado muy bien como primera toma de contacto con el mundo de la moda, pero ha llegado el momento de dar un paso más y hacer que ese universo pueda llevarse a las tiendas y poder así estar más cerca de la gente, que al final es quien va a llevar la ropa. Eso no quiere decir que quiera dejar de presentar las colecciones en pasarelas, pero de momento quiero focalizarme en encontrar nuevas vías.